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Stan, Dean?, la misma historia para las mujeres en Veracruz

23 agosto 07 (CIMAC).- Alojadas en improvisados albergues, cientos de mujeres, niñas y niños muestran la desesperanza y agobio al ver destruidos sus hogares, por las lluvias sin tregua que azotan al estado de Veracruz, ahora recrudecidas por el paso del huracán Dean, que las ha dejado en completa desolación y sin una posibilidad real de ayuda para recuperar sus bienes perdidos.

Se trata de familias humildes que con mucho esfuerzo lograron habilitar sus viviendas con madera, láminas y otros materiales, a quienes las tormentas y la fuerza de los vientos enfurecidos arrancaron los techos de sus moradas.

Las mujeres sólo pudieron rescatar a sus hijas e hijos, dejando así abandonadas sus pertenencias.

Cada rostro es una historia diferente, pero todas coinciden: no es la primera vez que se quedan sin casa a mitad de la noche, las tormentas recurrentes las obliga a vivir en permanente zozobra, a pesar de las promesas de «altruistas gobernantes o de candidatos» que cada inicio de gobierno o cada campaña les prometen hogares seguros para sus familias.

Pero hoy, como en otros eventos climáticos, están concientes que retornarán a sus débiles viviendas para nuevamente enfrentar la fuerza de la naturaleza.

Las precipitaciones pluviales recurrentes en la entidad dejan a su paso el desbordamiento de ríos. Los asentamientos irregulares en zonas de riesgo hidrológico propician inundaciones con consecuencias más severas. Y los huracanes significan la multiplicación de esos daños.

CASAS DESECHABLES

Las lluvias y los huracanes en el estado de Veracruz no significan peligro sólo para las familias que construyen sus casas materiales frágiles o de desecho.

En Orizaba, apenas el año pasado fueron entregadas 120 viviendas del Fraccionamiento San José, construidas por la empresa KEF. El 80 por ciento de los beneficiarios son mujeres, madres de familia que juegan un doble papel, pues además de las tareas que habitualmente desarrollan, con mucho esfuerzo gestionaron y obtuvieron un patrimonio para sus familias.

Pero el fraccionamiento se construyó supuestamente sobre una desparecida cuenca hidrológica. Y en el último año al menos en nueve ocasiones el agua y el lodo han inundado esa zona, alcanzando niveles de hasta metro y medio de altura.

Las mujeres exigen la reasignación de créditos y la reposición de sus muebles dañados, sin embargo hasta ahora sólo apoyo moral han recibido de las autoridades, en sus diferentes niveles, e indiferencia de la constructora responsable.

«Llevamos más de un año esperando una solución a nuestro problema, estamos enfermas, no tenemos dinero, ni muebles y no podemos irnos a trabajar por el temor de perder a nuestros hijos en otra inundación», expresa una de las afectadas.

Algunas mujeres que ahí habitan, lo perdieron todo el año pasado. Hasta hace poco utilizaban colchonetas para dormir, pero en las últimas contingencias, y ahora con Dean, no pudieron siquiera rescatarlas. Y todo se complica porque el albergue habilitado desde el mes de julio ya no está funcionando.

LAS MÁS AFECTADAS

Las familias de zonas serranas son las más afectadas por las lluvias de las últimas semanas: en el municipio de La Perla, ubicado en la parte baja del Volcán Pico de Orizaba, hay por lo menos 3 mil familias afectadas desde el mes de julio.

Perdieron sus casas y cultivos con las granizadas, tormentas eléctricas y lluvias torrenciales. Pese a sus reclamos, no recibieron ayuda del gobierno estatal.

Las comunidades más afectadas son Cumbre del Español, Chilapa, Metlác I y II, Tuzantla y San Martín. Las y los pobladores viven prácticamente a la intemperie, sus casas no tienen techos.

Con hules y cartones tratan de sustituir la falta de láminas que el gobierno les negó. Sus ingresos, de 20 ó 25 pesos diarios producto de la venta de sus escasos cultivos, no les permite siquiera pagar un autobús para trasladarse a la cabecera municipal.

Con el paso del huracán Dean, las lluvias y vientos de hasta 110 kilómetros por hora obligaron a más de 300 familias a buscar asilo en capillas y escuelas de la parte baja de la montaña.

Las autoridades municipales no tuvieron la capacidad de recibir a los damnificados ante la falta de recursos materiales y económicos.

Grandes extensiones de cultivos resultaron siniestradas en los municipios de la sierra del Pico de Orizaba y Zongolica.

En este contexto, fueron las mujeres principalmente las que alzaron la voz para exigir al Gobierno del estado ayuda, sus vidas están en riesgo por los desgajamientos de cerros y por la falta de un techo que resguarde las escasas pertenencias que aún les quedan.

Con los cultivos perdidos, la subsistencia será aún más difícil.

NO PASA NADA

Sin embargo, esta realidad contrasta con los comunicados gubernamentales, que hablan de acciones preventivas ante la contingencia por el huracán Dean.

El DIF estatal, en el boletín 2274, asegura que se distribuyeron 160 mil despensas, 40 mil cobertores, 40 mil colchonetas y se activaron 2 mil 400 cocinas comunitarias, además de 100 cocinas móviles, 100 mil botiquines, 100 mil litros de agua, mil camas plegables y tres mil sistemas de purificación de agua.

En un recorrido realizado en los albergues de la zona centro se observó que carecían de lo indispensable.

Los Presidentes municipales de Ixtaczoquitlán, Orizaba, La Perla, Río Blanco, entre otros, resaltaron la falta de ayuda para equipar los albergues.

Así pues, se observaron niños, niñas y personas de la tercera edad durmiendo directamente sobre el piso. La comida es escasa y sólo existe en el aire la promesa estatal de entrega de láminas para algunas casas afectadas.

El saldo de Dean fue adverso: en Tlacolula, un hombre de 42 años murió arrastrado por la corriente del río; en Xalapa, una persona más falleció electrocutada cuando intentaba reforzar el techo de su vivienda. Ahí mismo, en la capital de Veracruz, tres mujeres estuvieron a punto de morir sepultadas al desplomarse un muro de su vivienda.

Las autoridades de protección civil negaron los hechos, pues ello contravendría lo expuesto en el canal de noticias de CNN, donde se resaltó el desempeño del gobernador Fidel Herrera Beltrán y sus acciones de protección civil.

STAN, DEAN, LA MISMA HISTORIA

La historia se repite, pues el programa de reconstrucción por el paso del huracán Stan, en octubre del 2005, que tuvo un saldo de 4 muertos, 80 mil damnificados y perdidas millonarias, principalmente en el área de turismo, no logró resarcir la destrucción.

Hasta nuestros días existen colonias completas que padecen por los efectos de la inundación de sus casas con aguas negras, por el desbordamiento de ríos y por la falta de ayuda para reparar las perdidas materiales de familias en zona habitacionales populares del puerto de Veracruz y Boca del Río.

No fue la misma suerte para las familias afectadas de zonas residenciales, quienes a cuenta del Gobierno del estado permanecieron el tiempo necesario alojados en hoteles y no en albergues como el resto de la población, además recibieron en parte la reposición de muebles y enseres domésticos.

07/LCM/GG

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