La trata de personas es un problema muy poco visible, se encuentra vinculada con actividades del crimen organizado, con la corrupción, y muchas veces con la protección oficial pagada, puntualizó el consultor Erick Roth, en el informe Evaluación de la trata de mujeres, adolescentes y niños y niñas en Bolivia, que presentó durante el seminario taller Estrategias contra la Trata y Tráfico de Niños, Niñas, Adolescentes y Mujeres, reportó hoy el portal Bolivia.com.
Roth, con base en el documento elaborado en concordancia con la Organización Internacional para las Migraciones OIM/Bolivia y la Organización de Estados Americanos (OEA), precisó que las redes de trata de personas han desarrollado procedimientos y estrategias extremadamente sutiles que comprometen las definiciones convencionales del problema y que obligan a la consideración y el debate de estas otras formas que afectan el «consentimiento» de las personas a ser desplazadas con fines de explotación disfrazando su condición de víctimas.
El expositor subrayó que la trata de personas no se encuentra adecuadamente tipificada en la legislación boliviana, lo que dificulta el control del problema por la vía jurídica.
Por otra parte, apuntó que Bolivia en este momento presenta una imagen de franca desatención de los convenios y tratados internacionales, y que existen varios acuerdos de trata de personas y tráfico ilícito de migrantes no ratificados, y que el proceso operativo que garantiza el cumplimiento de los derechos está minimizado a causa de falta de recursos financieros y humanos que le permitan ejercer sus funciones en plenitud.
Mencionó que la migración como práctica social resulta ser para los bolivianos una estrategia económico-social de sobrevivencia en la búsqueda de mejores niveles de vida, particularmente en las áreas rurales, y que en ese contexto en Bolivia la trata intra-nacional es un problema de gran magnitud, particularmente del campo, hacia los principales centros urbanos.
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