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Tarjeta roja al “turismo sexual”

Por Rosalinda Hernández Alarcón*
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A 82 días de que inicie la Copa Mundial de Futbol en Brasil es oportuno difundir una campaña internacional que se propone desalentar la demanda de servicios sexuales entre los hombres turistas que asistirán a ese evento deportivo.
 
Una de sus consignas es levantar la tarjeta roja al “turismo sexual” el día de la inauguración. Resulta pertinente darla a conocer en Guatemala, ya que los casos de explotación sexual en lugares turísticos van en aumento.
 
Se estima que 600 mil turistas asistirán a la competencia futbolística que tendrá lugar en varias ciudades de Brasil, donde además de disfrutar de las bellezas de ese país, sitios y playas, muchos hombres se involucrarán en prácticas sexuales comerciales.
 
Con base en estudios de la Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe, que suscribe la campaña, los países del área con mayor índice de “turismo sexual” son Brasil, República Dominicana, Costa Rica, Venezuela y Puerto Rico.
 
Y si bien en este ilícito están involucrados hombres europeos y estadounidenses, también hay una demanda de latinoamericanos.
 
La explotación sexual no es turismo. Según el Código de Ética Mundial del Turismo, esta última actividad se asocia al descanso y la diversión, al deporte, al acceso a la cultura, a la promoción del respeto y de la igualdad.
 
Hay que tener en cuenta qué factores alientan el “turismo sexual” en Brasil, en Guatemala o en cualquier otro país. Existe legitimidad hacia el sexo comercial y tolerancia a la masculinidad patriarcal (súper sexualidad de los hombres), paralelo a mayor empobrecimiento y falta de educación sexual y oportunidades.
 
Todo ello propicia que niñas, niños y adolescentes sean engañados, obligados o convencidos para involucrarlos en prácticas sexuales y eróticas para clientes turistas individuales y grupales.
 
La explotación sexual existe porque hay proxenetas, explotadores y clientes, además hay redes nacionales e internacionales. En todos los países latinoamericanos y del Caribe urgen campañas preventivas.
 
La dimensión de la problemática de la trata de personas exige una ciudadanía activa que rechace abiertamente todas aquellas prácticas que convierten en mercancía los cuerpos de niñas, niños y mujeres.
 
Junto a levantar la tarjeta roja al “turismo sexual”, la coalición referida hace un llamado a los 32 países que participan en el Mundial de Futbol, al comité de la FIFA, a los jugadores de las selecciones nacionales, a las agencias de turismo en Brasil, en especial en Fortaleza (una de las sedes donde el número de víctimas de trata sexual es de los más altos en la nación sudamericana), para que promuevan acciones encaminadas a desalentar en los turistas el pago por servicios sexuales.
 
A dicha convocatoria también tendría que sumarse una ciudadanía consciente a nivel mundial, en el entendido de que la explotación sexual es una violación a los Derechos Humanos; basta de complacencia al sexo comercial.
 
Es necesaria una reflexión crítica: sin demanda no hay oferta, pagar por sexo fomenta la explotación de niñas, niños y mujeres.
 
*Periodista mexicana, residente en Guatemala y coeditora de la publicación feminista LaCuerda.
 
14/RHA/RMB

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