Hace 59 años que el 7 de junio se instauró como el Día de la Libertad de expresión en México, un derecho humano reconocido tanto en nuestra Constitución Política, como en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El costo de defenderlo ha llevado a 20 periodistas mexicanas a vivir la agresión, la intimidación, la muerte y la desaparición.
Una década atrás, la historia de la libertad de expresión en México era otra, no teníamos que contar muertos, hacer informes, convocar a la relatora de la libertad de expresión, no teníamos una situación de excepción. Todo cambió, México ocupa el segundo lugar más peligroso para ejercer el periodismo.
Es decir, que para quienes tienen como misión informar a la sociedad, investigar sobre el funcionamiento de los gobiernos y las autoridades, en un ejercicio de rendición de cuentas, quienes transmitimos lo que la ciudadanía demanda, nos vemos en el riesgo de sufrir cualquier agresión.
Si silencian a la mensajera o al mensajero, quién te informa, afirma la campaña Te hace daño no saber, ideada por las organizaciones Cencos y Artículo XIX, y a la cual nos adherimos varias instituciones y personas.
La campaña, que se presentó públicamente en 2008, sigue vigente, pues es el llamado a la ciudadanía a tomar conciencia de que silenciar a quienes hacemos periodismo es acallar a la sociedad, es dejarla sin puentes de comunicación y sin defensoría pública.
Algunos han señalado que los responsables de esta situación de vulnerabilidad es la creciente ola del crimen organizado, la delincuencia, las bandas etc.
No, la vulnerabilidad de quienes hacemos periodismo es el reflejo de la debilidad de nuestra democracia, donde las instituciones están al servicio de los poderes institucionales y fácticos, donde la ciudadanía no tiene aún la suficiente organización para reclamar su lugar y hacer sentir su fuerza, en medio quedamos las y los periodistas.
La sociedad tiene que hacer suya también nuestra defensa, para que no queden impunes los asesinatos de compañeras como Guadalupe García Escamilla, conductora del programa Punto rojo transmitido por XHNOE de Estero 91 en Nuevo Laredo, Tamaulipas. Investigaba los nexos del narcotráfico y el gobierno. Fue asesinada en abril de 1995.
Teresa Bautista y Felicitas Martines, comunicadoras triquis de la radiodifusora comunitaria La Voz que rompe el silencio, del municipio autónomo de San Juan Copala, Oaxaca, asesinadas el 7 de abril en una emboscada en 2008.
María Isabel Cordero Martínez, ex conductora de Televisa, asesinada el 16 de abril del 2010 en la capital chihuahuense.
Es necesario que la sociedad haga suya la defensa de la libertad de expresión, para evitar nuevas desapariciones de periodistas como la de María Esther Aguilar Cansimbe, desaparecida desde noviembre del 2009, en Zamora, Michoacán.
O para evitar la judicialización, agresiones e intimidaciones de periodistas como Lydia Cacho Ribeiro (Quintana Roo), Ana Lilia Pérez Mendoza (DF), Nancy Flores (DF), Isabel Cano Pérez (Oaxaca), Verónica Villalvazo (Oaxaca); Tomy Vidales (Chihuahua) ; Lindsay Aleán Martínez y Daniela Aburto Olguin (Nuevo León); Silvia Reyes y Carlos Narváez, (Playa del Carmen Quintana Roo), Virginia Mejía, Tamara Corro, Mónica Ricardez, y Mussio Cárdenas Arellano. (Coatzacoalcos Veracruz), Jade Ramírez Cuevas, (Guadalajara Jalisco), Irma Nelly Vázquez Colorado (Mizantla Veracruz), Laura Castellanos (D.F.)
Los datos son resultado del seguimiento que hace CIMAC a las agresiones de mujeres periodistas
Comprender que a la sociedad le hace daño no saber, porque la mensajera no pudo entregar el mensaje, sigue siendo la debilidad democrática de nuestro país.
* Periodista mexicana, directora general de CIMAC. A.C.
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