Durante el pasado mes de agosto Honduras fue el país más violento de América latina: Tegucigalpa registró 21 asesinatos de niños y jóvenes de entre 15 y 18 años de edad que viven en situación de calle, y 16 en San Pedro Sula.
Lo más grave es que en más del 60 por ciento de los casos no han sido identificados los asesinos, 10 por ciento son perpetrados por miembros de la policía y 30 por ciento por pandilleros.
A pesar del incremento de la violencia en esta ciudad, la policía no ha hecho ningún esfuerzo para combatirla; con todo y la recién conformada unidad especial para investigar esos asesinatos.
Cabe recordar que en julio pasado el Ministro de Seguridad Pública, Oscar Chávez, dio a conocer la nueva unidad especial con cinco detectives que serían los que investigarían y le darían seguimiento a los asesinatos de estos menores.
A un mes de instalada esta unidad especial, los resultados no han sido fructíferos pues las autoridades policiales continúan argumentando que la mayoría de los asesinatos se cometen durante riñas entre pandilleros; que en el país suman ya 31 mil, aunque las cifras demuestren que solamente 30 por ciento de esos homicidios son cometidos por ellos.
Más aún, después de su conformación, se han cometido 53 asesinatos, dos masacres y una mutilación: todos contra niños de la calle.
Por ello y ante la preocupación por el incremento de la violencia hacia los niños y jóvenes de la calle, principalmente en Honduras, esta situación se discutirá en las próximas audiencias de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en Washington, el próximo mes de octubre.
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