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Tercera llamada: Reforma en salud

Por Carmen R. Ponce Meléndez *

Desaparición de las cuotas obrero patronales, homologar los servicios públicos de salud y que éstos sean pagados mediante impuestos generalizados. En síntesis, destruir el sistema de seguridad social y de paso al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la propuesta fue hecha por Córdova Villalobos, secretario de Salud, al anunciar la reforma en este campo.

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¿Beneficios?. Sí como no, el mejor de todos, quitarles a los empresarios (empleadores) la escasa corresponsabilidad que tienen en la protección social, supuestamente para que generen más empleos (y no es broma).

¿Cuál sería el parámetro para la homologación?, ¿el miniservicio que otorga el Seguro Popular. ¿Qué cuadro básico de medicamentos será el que rija?, seguramente el mínimo.

¿Qué sucederá con: cesantía e invalidez; jubilación; accidentes de trabajo; préstamos de Fonacot e Infonavit?. Actualmente la práctica generalizada es reportar al IMSS sueldos y salarios más bajos de los percibidos, para defraudar a la Institución, pero sobre todo a las trabajadoras.

El argumento de la «generación de empleos» no puede ser más baladí (falso de toda falsedad). Si lo que campea es la informalidad, el desempleo y empleos precarios, generados en los micronegocios y la subcontratación; tal como lo confirmaron apenas hace unas semanas los resultados de los Censos Económicos 2009 del Inegi; la solución a todo esta problemática no es eliminar la poca seguridad social que existe, se confunde causa con efecto.

Por el contrario, justo es el momento de reforzar la seguridad social y sus Instituciones, con cambios radicales en la política económica.

TERCERA LLAMADA, INICIA LA OBRA, TÍTULO: ELECCIONES 2012

Evidentemente una propuesta de Salud como ésta, les permite a los partidos políticos ganar adeptos en la clase empresarial, -los grandes y medianos empresarios-, son los pocos que tienen este gravamen en sus nóminas (cuotas obrero patronales).

Solamente que da la casualidad de que este pequeño universo de empleadores (O.5 por ciento) absorben únicamente el 30.6 por ciento de los empleos.

La gran mayoría de los empleos (79.4 por ciento), están en los micro y pequeños establecimientos, que pocas veces pagan estas cuotas para la seguridad social, como son mayoría pues habría que volverlo ley, tal parece que esa es la lógica de esta supuesta reforma.

Entonces ¿por qué razón liberar al 0.5 de las unidades económicas de las cuotas, que además según esto se traducirá en más empleos?. Este tipo de unidades son las que subcontratan y están encantadas con el outsourcing, que son empleos sin seguridad social.

Tal es el caso de los establecimientos manufactureros con programa IMMEX (maquila), el personal contratado directamente se redujo 11.0 por ciento, mientras que el subcontratado creció 3.5 por ciento (junio 2008-2010, Inegi).

¿Queda alguna duda sobre el crecimiento de la informalidad laboral, que tanto afecta a las mujeres, sean o no trabajadoras?, sobre todo en que áreas y con que características se está generando un poquito de empleo, eso sí precario.

El espíritu de esta reforma para la seguridad social, se complementa con la «maravillosa» idea de que los usuarios de los servicios públicos de salud lo costeen directamente, vía impuestos. Que serían pagados por los mismos ciudadanos y ciudadanas de siempre… los pobres y lo que queda de la clase media, ¡vaya solución!

Sin mencionar que en las actuales condiciones los problemas que enfrentan las mujeres en la atención a su salud, son tan graves que ni siquiera alcanzan la plataforma mínima en esta materia, como es la salud materna, marcada por los Objetivos del Milenio de la ONU.

Ya no se diga otros casos tan relevantes como el cáncer, diabetes mellitus o hipertensión; acompañadas de las enfermedades tradicionales de la pobreza (desnutrición y gastrointestinales). Porque sigue reduciéndose el gasto público destinado a estos rubros.

Los antecedentes para esta propuesta de reforma son varios, se anuncian con el objetivo aparente de lograr la cobertura universal de salud y de solucionar el problema que representa toda esa población sumida en la pobreza por la informalidad o el desempleo, pero sin duda esta no es la solución.

De prosperar, significaría ahondar más el abandono que sufren las mujeres y la niñez en un renglón elemental de supervivencia como es la atención a la salud o la seguridad social.

La tercera llamada también es el límite de la parálisis que caracteriza la política económica, causal verdadera de esta situación de desesperanza, donde la sociedad también marca sus límites, su propia última y tercera llamada.

En estos meses, se aprobará una Ley de Ingresos y un Presupuesto para 2011, como proyectos son ajenos a toda posibilidad de avance -y dada esa teoría de conjuntos-, no es posible que se deje instalar una reforma de Salud como la que propone el actual gobierno y sus renovados votos con la clase empresarial.

* Economista Especialista en género

[email protected]

10/CPM/LR/LGL

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