Cuando los prejuicios dominan la vida de una persona, es muy posible que juzgue con referentes moralizantes el trabajo sexual comercial (TSC) e incurra en la violación de los derechos humanos: algo impensables en tiempos de cambio y democracia.
Tal es el caso del cabildo del municipio de Torreón, Coahuila; el cual en 1999 consideró al TSC como una actividad no erradicable que genera riesgos para la salud, por lo que decidió someterlo a un estricto control sanitario.
Con el propósito de ordenar esta actividad, el cabildo facultó a la secretaría de Salud municipal para que les tomaran a las trabajadoras sexuales muestras de sangre cada tres meses a fin de determinar algún tipo de enfermedad o detectar si son portadoras del vih.
La acción se extendió a las meseras de los restaurantes- bar, de las cantinas y demás centros nocturnos, con todo y que ellas no se dedicaran al TSC; no obstante, sí fueron consideradas como «personal de alto riesgo».
Esto a pesar de que esas medidas violan la norma oficial mexicana para la prevención y control de la infección del virus de inmunodeficiencia humana (NOM-010-SSA-1993) y rompen el principio federal para uniformar acciones y criterios de operación de los componentes del Sistema Nacional de Salud.
Por si fuera poco, las trabajadoras sexuales y las meseras están obligadas a practicarse un control sanitario de consulta y exudado cervical; las primeras cada semana y las segundas cada quince días.
De los aspectos más preocupantes de estas medidas destaca el hecho de que el cabildo responsabiliza a los propietarios de los giros comerciales donde trabajan las mujeres, para que le den «seguimiento a las fichas de estos análisis que serán calendarizados en los expedientes de cada persona en la Dirección de Salud y Asistencia Social Municipal»; con lo que están de antemano propiciando la corrupción y el chantaje contra las trabajadoras.
El reglamento de salud y asistencia social para el municipio de Torreón, Coahuila, fue aprobado en sesión de cabildo panista el 28 de junio de 1999 y publicado un mes después en la Gaceta Municipal.
Desde entonces, pero ahora con autoridades priístas, la policía municipal patrulla todas las noches las calles del centro de Torreón haciendo verdaderas cacerías de trabajadoras sexuales y trasvestis dedicados a la misma actividad.
El ayuntamiento, apoyado en este reglamento, ha establecido actividades de vigilancia epidemiológica y de prevención y control de diversas enfermedades trasmisibles, al parecer sin conocimiento de la Secretaría de Salud estatal.
* colaborador de la agencia Notiese
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