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Todavía falta mejorar las condiciones laborales de las meseras

Por Lourdes Godínez Leal

Sobreviven de las propinas, perciben un salario mínimo, trabajan ocho horas de pie y atienden entre 10 y 12 mesas al día cuando la clientela «es baja». En algunos lugares se les conoce como meseras y en otros como vendedoras.

De acuerdo con datos proporcionados por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), durante 2003, 781 mil 846 mujeres trabajaron en la rama de hoteles, similares y servicios de preparación y venta de alimentos y bebidas en establecimientos.

Actualmente no se tiene un dato preciso de cuántas mujeres se emplean como meseras, pero de acuerdo con información proporcionada por Rafael de Jesús Saavedra Álvarez, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac), la industria restaurantera genera en todo el país 813 mil empleos directos.

A decir de Saavedra Álvarez, cerca del 55 por ciento de la gente que trabaja en esta industria es familiar del dueño del negocio, es decir, la empresa se integra por el papá, la mamá y los hijos. De dicho 55 por ciento, casi el 28 por ciento son mujeres que trabajan en diversos puestos, meseras, cocineras y ayudantes de cocina, entre otros.

Según datos contenidos en la página electrónica de la Canirac (www.canirac.com.mx), esta industria genera una ganancia anual de 136 mil millones de pesos, de los cuales 35 millones 645 mil 600 pesos (26.21 por ciento del total) se destinan a sueldos.

Para Saavedra Álvarez, si bien es cierto que cada vez un mayor número de hombres ingresa a este oficio, la mujer tiene una sensibilidad y una «espiritualidad» para trabajar en esta rama que el hombre no tiene.

Aunque algunos líderes sindicales del ramo opinan que las condiciones de trabajo para las meseras son buenas, pues reciben «muy buenas propinas»; lo cierto es que si no fuera por éstas, su sueldo sería muy bajo, ya que éste oscila entre mil 200 y mil 560 pesos mensuales.

LA PROPINA DEPENDE DEL LUGAR

Para el secretario de Conflictos de la Unión Nacional de Trabajadores de la Industria Alimenticia, Refresquera, Turística, Hotelera, Gastronómica, Similares y Conexos, dependiente de la Confederación Regional Obrero Campesina (CROC), Lorenzo Sánchez Rosas, a las meseras de este sindicato les «va bien»por las propinas que reciben de los clientes, las cuales van de 700 a mil pesos diarios.

A las mujeres les ha sido difícil incorporarse a esta rama, sobre todo, al servicio de banquetes ¾que por cierto es meramente masculino¾, dificultad que se debe, en gran medida, a la «carga de trabajo», por lo que las empresas prefieren contratar a los hombres.

A las mujeres que se emplean en este ramo se les exige cortarse el cabello tipo casquete corto, no deben usar uñas largas ni falda, el maquillaje debe ser en la medida de lo posible evitado, el zapato debe estar bien lustrado, la blusa debe ser color blanco, corbata de moño y pantalón negro.

En cuanto a las prestaciones, Sánchez Rosas afirma que son las mismas para mujeres y hombres: reciben entre 25 y 28 días de aguinaldo, vacaciones conforme a la ley, 40 por ciento de prima vacacional, reparto de utilidades y el siete por ciento de fondo de ahorro.

También reciben el equivalente al 10 por ciento de su sueldo en vales de despensa (130 pesos para todos los trabajadores). Las mujeres que se embarazan tienen una licencia de maternidad de 40 días. La jornada laboral es de ocho horas diarias de lunes a sábado. Tienen un día de descanso por cada jornada.

Sobre el hostigamiento y acoso sexual, el secretario dijo que éste se ha incrementado, pero en este caso el sindicato sólo interviene para la destitución de quien lo lleve a cabo, desde los de más alta jerarquía como gerentes o supervisores, hasta los otros empleados.

Sin embargo, todavía existe discriminación y menosprecio hacia este trabajo, pues a las mujeres que lo desempeñan se les considera como inferiores, por lo que sus compañeros de trabajo a veces se sienten con «derecho» para abusar de ellas. A pesar de la existencia de los sindicatos, no existe suficiente amparo para las mujeres.

A decir del secretario, de los 160 mil afiliados que conforman esta organización, el 15 por ciento son mujeres, prevalece la presencia masculina y ello se debe al poco interés que existe por contratarlas.

Las meseras afiliadas a este sindicato trabajan principalmente en los hoteles Imperial, Meliá, Sevilla Palace, La Posada Imperial, Fiesta Americana, El Gran Hotel de la Ciudad de México, Marquis, Nikko, Four Seasons, Presidente, Marriot Polanco y Fiesta Americana de Mariano Escobedo.

Algunas meseras que laboran en un conocido hotel capitalino, en entrevista por Cimacnoticas coincidieron en que las propinas son buenas, sobre todo cuando provienen de personas extranjeras, las cuales reconocen más su trabajo que los propios conacionales.

En su mayoría madres y sostén de la familia, las meseras de este hotel dijeron sentirse contentas con su trabajo. Aunque reconocieron que la apariencia es importante, señalaron que no les gusta usar el cabello corto ni maquillaje.

LAS VENDEDORAS

Un término común empleado para denominar a las meseras en las cadenas restauranteras Vips y Sanborn’s es de «vendedoras», pues promueven los servicios de comida.

Ser vendedora en el Vips cuesta aproximadamente 600 pesos. Sí, es que ellas tienen que comprar de su bolsillo los uniformes con un precio aproximado de 250 pesos, los zapatos de casi 240 pesos, medias tipo «Dorian Grey» y todas, sin excepción, unos aretes de perla del número cuatro.

Para ser vendedora del Vips no se necesita experiencia, únicamente hay que cubrir los requisitos en cuanto a documentación y una capacitación de 20 días, la cual es pagada pero sin derecho a propinas.

Las meseras de esta cadena de alimentos ganan un sueldo mensual de mil 560 pesos y sus propinas van de los 100 a los 200 pesos diarios, trabajan una jornada de ocho horas de lunes a domingo, con un día de descanso a la semana.

Al igual que las meseras de los hoteles, las de esta cadena restaurantera tienen que cortarse el cabello, usar uniforme y accesorios «especiales».

Entre las prestaciones a las que tienen derecho se encuentran aguinaldo, vacaciones, bono, utilidades, Infonavit y Seguro Social.

Clara labora en un Vips, tiene tres hijos que mantener con un sueldo que apenas le alcanza y una jornada bastante agotadora, debe atender a los clientes que luego llegan de mal humor o les hacen propuestas «incómodas» que van desde una invitación a comer hasta una invitación sexual.

Estar de pie todo el tiempo, atendiendo a los clientes para que no les falte nada, que se les sirva pronto y con una sonrisa permanente, aunque por dentro las preocupaciones cotidianas relativas al dinero que no alcanza, a las labores a realizar en casa el día de «descanso», entre otras.

SANBORN’S

Para las trabajadoras de los restaurantes Sanborn’s el sueldo mensual es de mil 200 pesos, tienen un horario de trabajo de ocho horas diarias, con 45 minutos de comida, cuentan con un comedor para empleados. Los días laborales son de lunes a viernes con un día de descanso. Existen tres horarios: de siete de la mañana a tres de la tarde; de 10 de la mañana a seis de la tarde y de seis de la tarde a una de la mañana.

Las vendedoras firman un contrato por tres meses; a diferencia de las de Vips, el uniforme que utilizan en parte se los proporciona la empresa: la falda se las da el restaurante, la blusa y el huipil lo compran ellas, así como el calzado que tiene que ser tipo enfermera, antiderrapante.

Entre las prestaciones que tienen están una quincena de aguinaldo, reparto de utilidades, caja de ahorro y el 10 por ciento en vales de despensa que serían aproximadamente 120 pesos mensuales. Entre otros incentivos que se les da a las mujeres (vendedoras) están los bonos de productividad, puntualidad y asistencia.

Ellas están afiliadas al sindicato de Sanborn’s y entre los requisitos que piden para poder trabajar como vendedora están que «sean bonitas y delgadas», pues de lo que se trata ¾a decir de uno de los gerentes de un restaurante¾ es de atraer la atención del cliente.

Tienen 45 minutos para comida y cuentan con un comedor para empleados. A diferencia de las empleadas de Vips, a ellas no se les exige que se corten el cabello, sólo que lo tengan bien peinado y recogido.

Entre las enfermedades que más aquejan a las mujeres que se dedican a este oficio destacan las várices debido a que están casi todo el día de pie. Los accidentes que van desde un derrapón hasta lastimarse por una caída también son comunes.

Consuelo Martínez tiene 43 años, ha trabajado 26 años como vendedora de Sanborn’s. Para ella la empresa le ha dado muchas cosas, es madre soltera, tiene un hijo y mantiene a sus padres. A los 16 años llegó a solicitar trabajo como vendedora en esta cadena de restaurantes.

Para Consuelo, la empresa en la que labora le ha dado la oportunidad de adquirir un departamento y hasta un carro. Ella piensa que la situación laboral de las meseras ahora es mejor que la de antes, tienen mejores prestaciones, las tratan mejor y tienen más oportunidades de seguir ascendiendo.

En cuanto a las propinas, pueden reunir de 100 a 200 pesos diarios cuando la clientela es numerosa. Atienden entre 10 y 12 mesas, pero en otras unidades en donde la clientela es mayor atienden cinco mesas.

2004/LGL/GBG

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