En Tijuana, Baja California, ciudad fronteriza Estados Unidos, el 55 por ciento de las mujeres económicamente activas trabaja en las maquiladoras, sin políticas públicas que favorezcan su inserción en el ámbito laboral, como guarderías y servicios de salud suficientes.
«Durante su jornada laboral, las mujeres en la maquila están pensando en cómo estarán sus hijos, qué andarán haciendo, si se los están cuidando bien», indicó la doctora Marlene Solís, profesora e investigadora de El Colegio de la Frontera Norte (Colef), en Tijuana, durante la tercera sesión del Seminario Interdisciplinario de Estudios de Género, Trabajo, identidad y relaciones de género, que se transmitió por videoconferencia en Casa Colef del Distrito Federal.
Sin embargo, afirmó, al no ser apoyadas por las instituciones, «las trabajadoras se las ingenian para adaptarse a esta época globalizada». Las condiciones en las que trabajan las mujeres en la maquila se caracterizan por la precarización, y aunque han tenido algunos avances como acceso a cajas de ahorro, créditos de vivienda y servicios de salud, éstos son «insuficientes».
Las condiciones en el trabajo de la maquila dependen de los ajustes de las empresas, «hay trabajadoras que pueden ganar de 500 a mil 200 pesos semanales, pero Tijuana es una ciudad muy cara, que además no está pensada en el trabajo femenino», mencionó Marlene Solís.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI), en 2004 tres cuartas partes de las 2 mil 811 empresas maquiladoras que había en el país se localizaban en los estados fronterizos del norte de México: Baja California, Chihuahua, Tamaulipas, Coahuila, Sonora y Nuevo León, y las principales ramas a las que se dedicaban eran la electrónica y automotriz.
El estado número uno en cantidad de trabajadores es Chihuahua, con 274 mil 86 (24 por ciento del total nacional). Baja California tiene el 21 por ciento del total nacional, Tamaulipas el 15 por ciento, Coahuila el 9 por ciento y Sonora el 7 por ciento.
Dice el INEGI que las obreras en los estados fronterizos constituyen el 53 por ciento del total de obreros en la región. Eso es un punto porcentual menos que el que corresponde a la participación de la mujer a nivel nacional.
En esas empresas de la industria maquiladora laboraban, para 2006, 2.8 millones de mujeres asalariadas, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo correspondiente a ese año.
De acuerdo con Solís, quien en 2005 realizó en El Colef su tesis doctoral sobre la situación de las trabajadoras de la maquila en esa zona fronteriza, refirió que las mujeres ingresan a las maquiladoras por «necesidad económica», por contribuir al ingreso del hogar y por proyectos personales.
La mayoría son mujeres casadas, con hijas e hijos y su ingreso es complementario. El reconocimiento al trabajo en la maquiladora es «ambiguo y discrecional, con premios a la eficiencia, pero no están presentes para pasar de la línea a ser jefas de línea», señaló la académica.
En ello coincidió el doctor Alfredo Hualde, investigador y docente de El Colef, en Tijuana, durante la videoconferencia, quien aseguró que el trabajo en las maquiladoras, que ocupa al 55 por ciento de las mujeres económicamente activas en esa entidad, se caracteriza por el deterioro de las condiciones laborales
Hualde indicó que una de las dificultades a las que se enfrentan las trabajadoras de la maquila es la falta de políticas públicas, ya que los gobiernos estatal y federal son indiferentes a las problemáticas de las trabajadoras, como la conciliación entre el trabajo productivo y reproductivo.
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