Inicio «Traer al mundo un hijo es un lujo que no puedo darme»

«Traer al mundo un hijo es un lujo que no puedo darme»

Por María de la Luz Tesoro

«Soy madre soltera, trabajo 12 horas al día en un restaurante para mantener a cuatro hijos (una mujer y tres varones). En mis condiciones, traer al mundo un hijo más es un lujo que no puedo darme, por ello recurrí a la interrupción de mi embarazo», comentó Ana María «N» de 35 años de edad.

Ana María «N» platicó a Cimacnoticias que cuando se enteró por unas vecinas de que la interrupción del embarazo ya no era un delito en el Distrito Federal y que en los hospitales del gobierno capitalino se practicaba de forma segura y gratuita, no lo pensó y acudió, en compañía de una vecina, al Hospital General de Iztapalapa, ubicado en Avenida Ermita Iztapalapa, No. 3018, en la colonia Citlali.

Al llegar se dirigieron a la ventanilla para preguntar. Los empleados las remitieron a Trabajo Social para que le tomaran sus datos y le programaran, al día siguiente, una cita con el médico general.

Incrédula de que no le costaría ni un centavo, ya que años antes le había practicado un aborto, con un costo de 7 mil pesos, acudió a la cita con el médico general, quien le propuso que por qué no daba su hijo en adopción.

«Me le quedé viendo y respondí que si acudía al aborto era porque no podía mantenerlo, ni darle los cuidados que necesita, más no porque no me gusten los niños o porque quiera andarlos regando por ahí.

«También me habló de las consecuencias post parto, a lo que le respondí que ya había pasado una experiencia de esas, y pregunté ?me van o no a practicar el aborto?. El doctor dijo que sí y comenzó a revisarme en presencia de una enfermera, al tiempo que me preguntaba cuántas semanas tenía de embarazada. Según mis cuentas no tenía ni los dos meses de embarazo.

«Después de mandarme a hacer el ultrasonido, me dio unas pastillas. ¿Que qué pastillas eran? No, no recuerdo el nombre, es que no me fijé, sólo me las tomé, me dijo que me esperara para tenerme en observación y ver la reacción de la pastilla.

«Dos o tres horas después me preguntó cómo me sentía y como no presentaba ningún síntoma, me dijo que podía ir a casa, que iba tener un sangrado, que me fijara bien y que si era muy abundante, regresara de inmediato.

«Al día siguiente, efectivamente, sentí un cólico y comencé a sangrar, pero como si fuera menstruación. El doctor me había dicho que estuviera pendiente, pero no pasó a más. Luego acudí al hospital, como se me indicó, me revisaron y me dijeron que todo estaba bien, que si sentía algún malestar que regresara, cosa que no pasó.

«En esta ocasión no fue como en la primera vez que tuve que abortar en un hospital particular, en el que, como ya dije, me cobraron 7 mil pesos que tuve que conseguir, porque mi vida estaba en riesgo, y ningún hospital público me quiso atender».

NADIE QUERÍA ATENDERLA

Ana María «N» narró que hace algunos años tuvo un embarazo ectópico (fuera de la matriz) y el médico le dijo que era de alto riesgo, que necesitaban hacerle un ultrasonido para ver cómo venía el producto. Una vez que le hicieron los estudios recorrió clínicas y hospitales de salud públicos y nadie quiso atenderla.

Se presentó en una clínica particular (La Prensa), donde le cobraron por adelantado los siete mil pesos, de entrada por salida, le explicaron que si requería de hospitalización por alguna complicación serían mil pesos más por cada día que estuviera en la clínica.

«No recuerdo cuánto tiempo estuve en observación y al ver que no presentaba hemorragia, el doctor que me practicó el aborto me dijo que podía irme a casa. Me entregó una receta para comprar medicinas para prevenir las hemorragias y antibióticos para evitar las infecciones.

«A diferencia de esta última vez, en aquella ocasión no me previnieron de las depresiones post parto, tuve que regresar debido a que tenía dolores abdominales, calambres y ansiedad. El médico me dijo que era normal, porque fue como si hubiera tenido un hijo, me recetó vitaminas. Recuerdo que me dio unas ampolletas que tenían hierro y tiamina.

«Cuando me dijo que mis síntomas eran de post parto, no lo podía creer, pero después me puse a leer revista y me di cuenta de que era verdad. Un amigo de mi trabajo me llevó a Neuróticos Anónimos, porque yo no quería ni salir de mi casa, no me arreglaba ni atendía a mis hijos, les gritaba y hasta les pegaba.

«Mis niños de 8 y 10 años comenzaron a bajar sus calificaciones y se volvió huraños, distraídos y agresivos en la escuela. En ese entonces estaban en tercero y quinto año de primaria. A mi hijo mayor que estaba en primer año de secundaria lo corrieron de la escuela, porque golpeaba a sus compañeros.

«En cuanto a mi hija de 14 años de edad, le dejé toda la responsabilidad de la casa y de sus hermanos, cosa que constantemente me reprochaba, porque no podía atender sus tareas escolares.

«Fue una situación muy difícil, tanto para mis hijos como para mí en esa ocasión, por eso cuando supe que estaba embarazada pensé en tener o no albebé, lo comenté con algunas vecinas y no faltó quién me informara que en los hospitales públicos, que pertenecen al gobierno del Distrito Federal, se practican abortos gratis y seguros.

«No me arrepiento, porque en esta última ocasión no he presentado los síntomas de la primera interrupción del embarazo, no he descuidado a mi hija y a mis hijos, tal pareciera que no me hubiera embarazado ni recurrido al aborto, además que no gasté un dinero que no tengo, ni me endrogué para realizarlo».

07/MLT/GG/CV

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