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¿Tregua navideña?

Por Leticia Burgos Ochoa

El Instituto Federal Electoral (IFE) acude a los acuerdos políticos para detener, de alguna manera, las campañas anticipadas de los precandidatos a la Presidencia de la República, poniendo al descubierto la fragilidad democrática de nuestro país, pero se descuida el poder presidencial y televisivo, como si con dejar de hacer campaña unos días se abonara a una competencia equitativa, transparente y libre de manipulación.

Más bien parece un distractor cuando vamos a una elección presidencial en que el poder discrecional se encuentra al orden del día y no se han hecho las reformas necesarias que le darían mayor legalidad.

Resulta la tregua navideña una cortina de humo -si acaso una tomada de pelo a la ciudadanía-; vamos a un proceso que de entrada está cuestionado y donde el IFE es incapaz de detener los actos que vulneran el derecho ciudadano de decidir por quién votar con plena libertad.

De nueva cuenta, como ha sucedido hasta ahora, la competencia será inequitativa y manipuladora, pasando a la historia la tregua navideña en enero si de la reflexión no se pasa a los acuerdos entre los actores políticos y entre los poderes de la nación para garantizar que verdaderamente impere la legalidad y la contienda sea transparente y justa.

Es sustancial, por lo menos, avanzar en dos asuntos: la aprobación de la Ley de Radio y Televisión que se construyó en el Senado de la República con el concurso de una sociedad crítica y propositiva interesada en que la democracia avance por el sendero de las libertades y la competencia equitativa, poniéndose a prueba a las instituciones de la república.

Por otra parte, las autoridades tanto de la Función Pública como de la Procuraduría General de la República tendrían que emplearse a fondo para perseguir y poner a disposición de las autoridades judiciales a todo servidor público, dirigente partidario o cualquier ciudadano que utilice el erario y los programas sociales para beneficio propio, de su partido y/o candidato desde ahora, durante y después del proceso electoral de julio del 2006.

La verdadera campaña pro panista encabezada por el presidente de la República y los poderes televisivos no hay quien la detenga. De seguro se va intensificar en cuanto se dé por terminada la tregua en enero, porque a cuatro meses de haber informado a la nación sobre el estado que guarda la administración pública a su cargo se siguen derrochando recursos públicos para transmitir spots tendenciosos que plantean «informar» de los logros.

Pero no sólo eso: compara con los sexenios anteriores y enfatizan dichos tales como: «…que, si seguimos por este camino, ….México ya cambió… y aquí lo puedes ver»; , conclusión lógica que estarían esperando de la ciudadanía los estrategas de la presidencia de la República cuando desde allí han puesto en marcha la verdadera campaña para seguir en el poder, en contubernio con el monopólico poder televisivo, utilizando la misma estrategia de hace seis años: la manipulación de imágenes, con el agravante de que se realiza al amparo del poder, medrando con el erario público y los programas sociales «calificados» de exitosos. Esta campaña, que es la más inequitativa e inmoral, ¿quién la detiene?

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*Senadora por el Partido de la Revolución Democrática

05/LB/YT

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