Las demandas a favor de los derechos de las mujeres salieron avantes al concluir el fin de semana en esta ciudad la IX Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina (AL) y el Caribe, pese a las presiones que en todo momento ejercieron el gobierno de Estados Unidos (EU) y grupos mexicanos de ultraderecha.
Asimismo, las feministas del ala «progresista» de la región cuestionaron los discursos triunfalistas de los gobiernos de México y de AL a favor de las mujeres, y exigieron en el evento organizado del 10 al 12 de junio por la Comisión Económica para AL y el Caribe (CEPAL) el cambio del modelo económico neoliberal por un sistema que promueva la justicia social y la equidad entre la población.
La presión de organizaciones ligadas al antiabortista Provida se dejó sentir desde el Foro Latinoamericano y Caribeño de Mujeres «Nuevos tiempos Nuevos retos», encuentro de grupos civiles feministas previo a la conferencia regional.
Ahí, mujeres de grupos ultraconservadores, como Norma Mendoza, integrante de Voz Pública, pretendieron sin éxito dar una conferencia de prensa para denunciar la supuesta «exclusión» de la que fueron objeto por parte de las feministas de izquierda.
Pero fue entonces en la IX Conferencia Regional de la CEPAL, llevada a cabo en la Secretaría de Relaciones Exteriores, cuando la delegación estadunidense encabezada por Ellen Sauerbrey y las representantes de la ultraderecha mexicana unieron sus fuerzas para tratar de impedir el consenso de los 35 países de la región, para ratificar sus compromisos con la Plataforma de Acción de la IV Conferencia Mundial de la Mujer de Pekín, firmada en 1995.
Sin embargo no tuvieron éxito. A pesar del discreto pero agobiante acoso a las delegaciones participantes para que no se sumaran a la defensa de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, al final, los gobiernos de la región signaron sin excepción el llamado Consenso de México.
Y es que como denunciaron las activistas, EU pretendió «chantajear» en particular a los gobiernos de Centroamérica. Washington amenazó a esos países con negarles recursos de una bolsa de 2.5 billones de dólares, para programas que permitan a las naciones alcanzar las metas del milenio, entre ellas, reducir a la mitad la pobreza de sus poblaciones para el 2015.
Tal estrategia fue considerada como un intento del «imperio» estadunidense para violentar la soberanía de las naciones latinoamericanas.
Finalmente, aunque EU reiteró su rechazo al aborto legal, al uso de anticonceptivos como el condón, y defendió su concepto de «familia natural» y a la institución matrimonial como «bases para el desarrollo», la conferencia logró el consenso en bien de las mujeres.
Por el lado mexicano, las agrupaciones ultraderechistas fracasaron en su intento de provocar el caos en la conferencia regional, luego de que integrantes de la Alianza Mundial de la Juventud pretendieron interrumpir una rueda de prensa de feministas de izquierda con proclamas como «no al aborto» y «en defensa de la abstinencia sexual» como única forma de prevenir el VIH/Sida.
Aunada a la derrota de la derecha por imponer su visión ultraconservadora, las participantes en la conferencia regional criticaron duramente los discursos oficiales de México y otros países por no cumplir a cabalidad con los compromisos internacionales a favor de los derechos femeninos.
Por ejemplo, la indígena ecuatoriana María Teresa Cabañas calificó los discursos inaugurales de la CEPAL como «fuera de la realidad», toda vez que al continuar el modelo económico neoliberal y preservar así la pobreza de la población, se mantiene a la población femenina en situación de vulnerabilidad y sin que puedan ejercer plenamente los derechos plasmados en la ley.
2004/RM/SM
