Trabajadoras despedidas sin indemnización de la maquiladora Pung Kook en la Paz, Baja California, lograron en diciembre pasado, un año después de su despido, la liquidación conforme a las leyes mexicanas y una restitución por daños a su sindicato independiente.
El activismo de las trabajadoras y el apoyo de un grupo estadounidense sin fines de lucro lograron el triunfo en un esfuerzo transfronterizo, publicó Infogénero.
Tácticas innovadoras de contraataque, marcaron el rumbo del movimiento que se convirtió en un ejemplo del éxito de activistas ciudadanos a la hora de aliarse para vencer las pocas posibilidades frente a las fuerzas de la integración político-económica regional.
En un caso clásico de manipulación de las leyes globales del comercio para reducir costos de operación, la transnacional descabezó su local sindical y transfirió operaciones al extranjero, dejando sin trabajo y sin la liquidación a las trabajadoras.
Desde su inauguración en 1995, la maquiladora coreana Pung Kook contrató gente para fabricar equipaje y mochilas para Adidas Salomon, Lands’ End y Patagonia con lo que en algunas ocasiones empleaba hasta a 800 trabajadoras y trabajadores que cobraban menos del salario mínimo mexicano.
Ante ello, los asalariados se unieron a un sindicato democrático en 1998, el Independiente de Trabajadoras y Trabajadores de la Industria Maquiladora (SINTTIM).
En marzo de 2003, Pung Kook cerró su fábrica en La Paz y se negó a liquidar a los trabajadores, algunos hasta con ocho años de antigüedad.
La corporación movió todas sus operaciones a Asia, lejos del alcance de la legislación mexicana y del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Los miembros del sindicato buscaron la ayuda de Enlace, una organización no gubernamental (ONG) de Pórtland, Oregon y en una campaña que duró un año, Pung Kook accedió a pagar
Con los trabajadores de la fábrica, Enlace desarrolló una estrategia internacional a distintos niveles para presionar a Punk Kook y lograr que cumpliera la ley. Reclutó grupos en Pórtland, Los Ángeles, Ciudad de México, Toronto y Seúl, al tiempo que el SINTTIM lo hacía en Baja California Sur.
2005/LR