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Tropieza Europa en número de mujeres científicas

Por la Redacción

En los últimos 10 años, la Comisión Europea ha publicado cuatro informes sobre la situación de la mujer en la ciencia, y los datos del más reciente reporte muestran que estamos lejos de lograr la igualdad de género en el ámbito de la investigación, dice la comisaria europea de Investigación, Innovación y Ciencia, la irlandesa Máire Geoghegan-Quinn.
 
En la introducción del informe “She Figures 2013”, presentado hace unos días, sobre la situación de las mujeres en el ámbito científico europeo, Geoghegan-Quinn afirma que esta situación es “lamentable para las mujeres científicas y malo para Europa”.
 
Y no es para menos, porque el documento no arroja datos muy positivos: a pesar de que las mujeres representan 46 por ciento de quienes obtienen un doctorado, sólo 33 por ciento de los investigadores en la Unión Europea (en el momento del estudio, compuesta aún por 27 Estados) son mujeres, una cifra que baja a un preocupante 19 por ciento si sólo se tiene en cuenta al sector privado.
 
El informe muestra una sorprendente polarización Este-Oeste, a favor del Este, en cuanto al porcentaje de altos cargos académicos ocupados por mujeres.
 
Los índices más altos en este apartado corresponden a Rumania (36 por ciento), Letonia (32 por ciento) y Bulgaria (26 por ciento). Es más, en los 10 primeros países del ranking sólo hay dos escandinavos (Finlandia y Suecia, en cuarto y décimo lugar), y dos del sur europeo (Portugal e Italia, sexto y noveno).
 
Países como Francia, Alemania o Bélgica, al contrario de lo que podría pensarse, ocupan los puestos 11, 12 y 15 en la clasificación. España está en el último lugar con apenas 17 por ciento de altos cargos ocupados por mujeres.
 
APERTURA EN EL MUNDO SOCIALISTA
 
Según explica Dora Groo, presidenta de la Asociación Húngara de Mujeres en la Ciencia y de Gendera hasta junio de 2012 (un proyecto europeo “para cambiar el balance de género en las organizaciones dedicadas a la investigación”), “este relativamente elevado porcentaje de mujeres en los países del Este tiene un origen histórico.
 
“Durante el régimen socialista casi todas las mujeres trabajaban en nuestros países en todos los campos de trabajo, incluida la investigación científica. En las universidades, todas las facultades –prosigue– estaban abiertas a las mujeres e incluso eran favorecidas y un alto número de ellas continuaron sus carreras investigadoras”.
 
“Estos Estados se dotaron de una fuerte red para el cuidado de los hijos y, de este modo, las mujeres pudieron volver a sus trabajos después de algunos meses y continuar sus labores. Por tanto, a largo plazo, ellas consiguieron avanzar en su carrera, aunque es cierto que siempre con más dificultades y más lentamente que los hombres”, explica Groo.
 
“Con todo”, lamenta, “aunque el porcentaje de mujeres en este caso es muy positivo para estos países, cuando analizamos los niveles muy altos de investigación y puestos de gestión y decisión, vemos que también en los países del Este hay muy pocas mujeres”.
 
La UE publicó en 2003 su primer informe sobre la situación de las científicas. A pesar de que la situación sigue siendo muy pobre, entre entonces y el último de los informes, publicado este año, se detecta una recuperación de la igualdad, aunque aún muy leve.
 
En cuanto a las investigadoras, su número aumenta 5.1 por ciento al año desde 2002, frente al 3.3 por ciento en el caso de los hombres. Y en cuanto a las mujeres que obtienen un doctorado, su número se incrementa 3.7 por ciento cada año (también desde 2002), frente al 1.6 por ciento en el caso de los varones.
 
Con todo, continúa habiendo datos realmente preocupantes. Según el informe de la UE, los ámbitos en los que la baja representación femenina como profesoras de tiempo completo es más preocupante son la ingeniería y el sector tecnológico, donde sólo 7.9 por ciento de las y los investigadores son mujeres. En el lado opuesto están las humanidades (28.4 por ciento).
 
La científica Anja Bojsen, de Dinamarca, país donde sólo 15 por ciento de quienes ostentan una posición académica de mando es mujer, explica estos datos así:
 
“Aunque no tengo una buena respuesta para esto, podría ser que la imagen de la ingeniería es un poco dura y que haya todavía muy pocos roles modelo para las mujeres. Por este motivo, es importante poner el foco en las buenas historias y en historias de mujeres con éxito en carreras de ingeniería”.
 
Bojsen, quien lidera un grupo de nanotecnología en la Universidad Técnica de Dinamarca, está casada y es madre de dos hijos, Signe y Sofus.
 
Asegura que no cree que de haber sido un hombre sus logros científicos y su reconciliación con la vida familiar hubiera sido más fácil.
 
“Por supuesto no hay forma de saberlo. Creo que siempre es difícil, para hombres y mujeres, aunque es cierto que las cosas habrían sido no más fáciles pero sí más fluidas. Afortunadamente, tengo la suerte de tener un marido que se encarga también de la familia y de compartir las responsabilidades de casa”, cuenta.
 
FALTAN FONDOS
 
Sobre las cuotas para mujeres en las instituciones, Bojsen no está muy de acuerdo y, en cualquier caso, cree que la solución no puede pasar por ahí exclusivamente sino mediante otras iniciativas.
 
“Creo que tenemos que inspirar a las mujeres a que sean más emprendedoras, a que soliciten fondos, subvenciones, ayudas científicas. Si te sientes como parte de una minoría, necesitas más apoyo. Y eso es lo que sucede aquí. Por eso creo que es realmente una buena idea que hubiera fondos destinados para mujeres especialmente en campos donde nuestra presencia sea menor, como en las ingenierías. Esto sucede en Dinamarca, donde existe un programa a tal efecto, llamado YDUN”.
 
Esta iniciativa fomenta el espíritu emprendedor de las mujeres, una vía que ha sido precisamente destacada por la ganadora este año del premio para Mujeres Investigadoras de la UE, la científica alemana Saskia Biskup.
 
“Me parece que poner en marcha tu propio proyecto o compañía podría ser la mejor opción. La libertad que tienes, en este sentido debería darte mejores opciones no sólo para conciliar tu vida profesional con tu familia, sino también para tu propia carrera investigadora”, señaló tras la entrega del premio.
 
“Yo no tengo hijos pero entre las finalistas para este premio había una científica que tenía cuatro hijos y otra con tres. Creo que no hay duda de que es más difícil para la mujer, pero también que es posible organizarte tú misma”, aseguró Biskup, cofundadora de CeGaTGmbH, una empresa de biotecnología alemana sobre test de diagnóstico para enfermedades genéticas.
 
PERSPECTIVAS
 
La Comisión Europea lanzó este año su ambicioso programa científico “Horizonte 2020”, el mejor dotado de la historia de la UE y que, según fuentes de la Dirección General de Investigación e Innovación, “contempla importantes medidas para equilibrar el desajuste de género en el ámbito científico europeo, como introducir la variable del género en cada una de las fases del ciclo de investigación e innovación: balance de género en los equipos de investigación y en los procesos de toma de decisiones, como grupos de expertos o paneles”.
 
“Los datos obtenidos hasta ahora”, aseguran las fuentes, “muestran que no hay evidencia de una reducción espontánea de la desigualdad de género, de manera que todas estas iniciativas son necesarias para que se progrese en esta materia. Con adecuadas medidas como éstas y otras que se tomen, los progresos llegarán”.
 
A pesar de que España está en la retaguardia de las cifras generales (17 por ciento de científicas), el informe no la deja en mala posición.
 
Entre otras cosas, es el país de la UE con un mayor incremento (12 por ciento anual) en el número de mujeres investigadoras del sector público (la media europea es del 4.3 por ciento y dos países como Dinamarca y Suecia, también a la zaga, registran un -6 por ciento).
 
El estudio detecta que 57 por ciento de las investigadoras pertenece al ámbito de las ciencias médicas y que España es uno de los cuatro países de la UE (junto a Dinamarca, Luxemburgo y Malta) en el que el número de científicas en agricultura, ya bajo de por sí, desciende desde 2002.
 
Por último, el informe alaba que en España, junto a Portugal y Dinamarca, los comités científicos o investigadores nacionales están compuestos en una tercera parte o más por mujeres (sólo Suecia, Noruega y Finlandia tienen una cuota obligatoria de 40 por ciento en estos casos) y que el llamado índice de disparidad en el ámbito de la educación universitaria encuentra el mejor registro de toda la UE en España (0.03), frente a Reino Unido (0.25), Finlandia (0.42) y Polonia (0.86), que ocupan los últimos lugares (el valor 1 sería el máximo en este índice e indicaría que todas las plazas están ocupadas por hombres; el 0 sería la igualdad plena).
 
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