Inicio Un logro para las mujeres en la Cumbre de Monterrey: presupuestos con visión de género

Un logro para las mujeres en la Cumbre de Monterrey: presupuestos con visión de género

Por Sonia del Valle

Reducir a la mitad los más de mil millones de personas en el mundo que viven con menos de un dólar al día para el año 2015 requiere insertar el marco de los derechos humanos en las políticas económicas y democratizar la forma en que éstas se toman entre los países y entre los gobiernos y la sociedad.

Esta fue la principal demanda de las organizaciones civiles de todo el mundo que se reunieron en la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo (FfD), realizada en esta ciudad. No encontró eco en los gobiernos.

Por lo que al finalizar la Cumbre de Monterrey destaca el logro de los grupos feministas -antes acusados de no saber negociar temas «duros» como el económico-quienes lograron incluir una de sus principales demandas en el párrafo 19 del documento: «contar con presupuestos nacionales de género».

El compromiso de erradicar la pobreza y garantizar un desarrollo sustentable, equitativo y justo conlleva un caleidoscopio de tareas: reducir la muerte materna, asegurar la educación básica para las y los niños, nutrir a la población menor de cinco años, políticas públicas que garanticen el ejercicio de los derechos humanos y que éstas concuerden con las políticas de desarrollo social, económicas y comerciales.

Asimismo requiere promover políticas de población y planificación familiar, seguridad alimenticia, comercio justo y equitativo, erradicar el analfabetismo, analizar cómo los países gastan sus recursos, es decir transparencia y rendición de cuentas a partir del impacto que el gasto gubernamental tiene en las mujeres y los hombres, de los distintos grupos de edad y grupos sociales.

Esta compleja agenda político-social fue adoptada por el movimiento feminista nacional e internacional a lo largo de los últimos años y llegaron a compaginarla con la también compleja agenda sobre la financiación para el desarrollo.

Es decir, ellas llegaron para quedarse. Quedarse a negociar y debatir sus agendas en el marco de la toma de decisiones económicas de los países. A lo largo de la última década, las organizaciones de mujeres impulsaron las agendas de derechos humanos y sociales en el ámbito internacional.

A nadie extrañó que estuvieran presentes en la Cumbre de la Infancia, en la Cumbre de la Tierra en Río, la Conferencia sobre Derechos Humanos de Viena o la Conferencia Internacional sobre la Mujer en Pekín, como protagonistas en los temas «suaves».

Pero involucrarse en el tema de los mecanismos político-financieros, cuyo espacio estaba reservado a los ministros de Hacienda y organizaciones civiles que trabajan el tema de la liberalización del comercio o monitorean la banca multilateral, fue el punto de quiebre.

«No porque antes hubiéramos estado ausentes de las negociaciones internacionales, sino porque el tema no era considerado de nuestra ‘expertice’. Sin embargo, en cualquier tema, por ejemplo, el de comercio, colocamos la demanda de ver el impacto que éste tiene en hombres y mujeres. Venimos a esta conferencia a quitar la ceguera de género», afirmó en entrevista la brasileña Sonia Correa, integrante de la organización Desarrollo de Alternativas con Mujeres para una Nueva Era (DAWN por sus siglas en inglés).

Coincidente, la directora Ejecutiva del Fondo de Desarrollo de Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM), Noeleen Heyzer, señaló que si bien el documento de la conferencia denominado Consenso de Monterrey no incluye todas las propuestas del movimiento feminista, «debemos seguir presionando, porque no puedes tener un mundo y un proyecto de desarrollo sin las mujeres.»

«Es necesario estar aquí y colocar los temas que nos preocupan, poner en el centro de las políticas económicas, de los números macroeconómicos, la vida de las personas», dijo la funcionaria nacida en Singapur.

Pero para que las organizaciones de mujeres llegaran hasta aquí hubo que romper la falta de credibilidad en su capacidad para argumentar y debatir sobre los llamados temas «duros». Y los presupuestos con perspectiva de género fueron el logro. Aunque éstos ya eran un compromiso adquirido por los países en la Cuarta Conferencia Mundial de Pekín -incluyendo México- el Consenso de Monterrey pide a los gobiernos a pensar en hombres y mujeres a la hora de diseñar políticas y ponerles dinero.

EL FORO GLOBAL

Aun más, el movimiento feminista, y en especial el mexicano, tomó la oportunidad de convocar y organizar el Foro Global Financiación para el Derecho al Desarrollo Sustentable con Equidad, realizado también en Monterrey del 14 al 16 de marzo.

Al foro llegaron dos mil 600 personas de 80 países, y lograron lo que en ningún otro foro de ONG paralelo a una conferencia oficial de UN: Consensuar la Declaración de Monterrey, la cual incluye sus demandas y propuestas, además de una crítica fuerte al Consenso de Monterrey, porque carece de mecanismos para poner en práctica los objetivos de la Cumbre del Milenio, celebrada en Nueva York en el año 2000.

Demandaron: Los derechos humanos deben ser el objetivo del nuevo modelo de desarrollo; el Banco Mundial (bm), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización Mundial del Comercio (OMC), promotores de las políticas económicas actuales deben rendir cuentas ante la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, tras considerar que sus políticas son violatorias a los derechos humanos.

Después vino la conferencia, calificada también como la oportunidad de insertar en el debate político un nuevo modelo de desarrollo visto desde la óptica de las mujeres, tal como lo afirmó la sudafricana Mahau Pheko, de la Red Internacional de Comercio y Género.

«Este nuevo modelo de desarrollo no sólo busca reducir el número de personas que viven en la pobreza, sino que también busca eliminar las desigualdades y mejorar la calidad de vida de las mujeres», sostiene Pheko.

La FfD fue ocasión ideal para que las mujeres exigieran una vez más a las instituciones financieras globales cambiar el actual modelo económico que genera pobreza y las afecta en mayor medida, señaló la africana Chief Bissi Ogunleye, dirigente de la Asociación de Mujeres Rurales de Nigeria.

«Y de aquí no nos vamos a mover», afirmó enfática la mexicana Laura Frade Rubio, coordinadora de la Campaña las Multilaterales en la Mira de las Mujeres y vocera del Foro Global.

Terminada la Conferencia, que reunió a 51 Jefes de Estado y de gobierno, ministros de Hacienda, Comercio, Desarrollo, directores de los Bancos Centrales, el BM, el FMI, la OMC, centenas de ONGs y empresarios, Frade Rubio apunta hacia el futuro y afirma: «El diálogo entre las organizaciones, las instituciones y los gobiernos continuará, debemos lograr lo que buscamos las feministas: democracia, equidad y justicia. Democratizar la toma de decisiones en los organismos financieros internacionales; establecer relaciones comerciales equitativas; y cancelar la deuda de los países pobres, para empezar.»

       
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