Este lunes amanecimos con un mal sabor de boca. Hasta las 10 de la mañana, con el 96 por ciento de las actas, la diferencia entre Andrés Manuel López Obrador y Felipe Calderón era de 97 centésimas.
Recibimos el día con un país dividido, en lucha de clases, con dos proyectos. Casi igual que en la época de la Reforma. Un país progresista, entre pobres e intelectuales, y un país conservador, entre ricos e ignorantes. Un país en climax y alerta máxima, y paralelamente judicializado. Todo se discute en tribunales. Me temo que esta vez las elecciones también.
En ese contexto, las mujeres perdimos en presencia e influencia política.
Las altas votaciones del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en el Distrito Federal, Guerrero, Baja California Sur y Veracruz, llevarán pocas mujeres por la vía plurinominal y en los distritos electorales para la Cámara de Diputados; pocas senadoras también, de acuerdo a los datos del PREP en los estados que fueron ganados por el PRD.
El PRI perdió todos los estados en sus candidatos de mayoría. En la segunda o tercera minoría llevará unas cuantas senadoras y en plurinominales otras cuantas diputadas.
Los días nos irán mostrando esta situación.
En el Distrito Federal, la única candidata a delegada –Alejandra Barrales– en Benito Juárez perdió al primer impacto. Los votos se contarán, sin duda, en los próximos días o tal vez semanas. Al parecer, la Asamblea es la que llevará a todas las candidatas del PRD y para la mayoría federales también.
En candidaturas plurinominales, la llegada será de pocas mujeres para Acción Nacional y el de la Revolución Democrática. Y las que ocupan los primeros lugares no tienen un compromiso feminista.
Es importante destacar que no fue suficiente todo el poder del Estado para derrotar a la opción progresista. En ese sentido hemos avanzado y sirve a las mujeres, es decir, a los intereses fundamentales de nuestro bienestar: salud sexual reproductiva, participación política, la igualdad de derechos y la no violencia (feminicidio).
Si gobierna Felipe Calderón, no podrá obviar esta situación y si la hace a un lado, tenemos hoy la mitad de la población para avanzar.
¿Tiene el PRD posibilidades de responder? Si gobierna Andrés Manuel López Obrador habrá que hacer lo mismo para evitar la presión de esa mitad de la población conservadora, que se ha manifestado contra el aborto sin razonamiento y aparentemente con un pensamiento moral.
La encrucijada para las mujeres será casi idéntica que durante el último sexenio.
La pregunta ahora es si los grupos de interés, llamados ONG y las que se embarcan en una ciudadanía sin rostro, sin ideología y sin compromiso, serán capaces de no caer en la tentación de la complicidad, la ingenuidad y la mirada de corto plazo, como la que se mide sólo por un proyecto, programa o chamba sexenal, como sucedió en el gobierno foxista con el voto útil.
Y esa tentación vale para cualquiera de los dos escenarios. Si pierde o gana la opción progresista en los próximos días o semanas. Depende de cuales son las impugnaciones electorales realmente fundadas. Y claro, del conteo final del voto.
La situación del país no está como para reír, pero tampoco es una debacle. Tal y como se fue perfilando, cada día se arrincona más el viejo sistema. El PRI tendrá que decidir qué hacer en los próximos días.
Un pronóstico indica que la lucha interna en el PRI se dará entre la maestra Elba Esther Gordillo y las mujeres que se aglutinaron alrededor de Beatriz Paredes. Son las que han tenido más fuerza para oponerse a Roberto Madrazo. Veremos.
06/SL/LR
*Periodista feminista mexicana