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Un plan para las mujeres

Por Sara Lovera

Esta semana, un grupo de mujeres de diversos signos políticos e ideológicos, encabezado por la gobernadora de Zacatecas, Amalia García, iniciará un proceso de discusión para elaborar un acuerdo que deberá ser presentado a los distintos candidatos a la Presidencia de la República durante 2006.

Un trecho más, se llamará el acuerdo, y tiene como objetivo central poner en el papel las cuestiones fundamentales que deberá abordar el próximo gobierno para contribuir con políticas públicas y acciones definidas al avance de las demandas de las mujeres y la solución de los graves problemas que vive más de la mitad de la población.

Lo novedoso del acuerdo será que se plantearán cuestiones básicas globales: los obstáculos que impone el proyecto económico, considerando que la pobreza generalizada no permite a las mujeres acceder a sus derechos elementales; la cuestión de la seguridad pública, sobre la base de que la impunidad ha dejado una estela de miles de crímenes contra las mujeres a los que no se hace justicia; el tema del medio ambiente, fundamental para la supervivencia y el desarrollo de las mujeres, sus pueblos y comunidades; y, desde luego, la participación política.

En esta ocasión, el grupo incluye a la secretaria de Desarrollo Social, Josefina Vázquez Mota; a diputadas y senadoras de los distintos partidos; a la aspirante a gobernar el Distrito Federa, Beatriz Paredes; a mujeres de organizaciones civiles y sociales, y a personas en lo individual, como Patricia Mercado, aspirante a la presidencia de la República.

Este nuevo esfuerzo colectivo de las mujeres mexicanas responde a lo que parece ser ya una tradición. Es sucedáneo de lo que fueron la Convención Nacional de Mujeres, la Asamblea Nacional de Mujeres, los tres pactos anteriores firmados ante el Instituto Federal Electoral en las últimas tres elecciones, y otros esfuerzos plurales que se han llevado a cabo al menos desde hace 20 años.

Con ello, se muestra la conciencia y la voluntad de las mujeres por poner en la mesa de las discusiones los asuntos de más de la mitad de la población. Pero no únicamente; esta vez reafirma la voluntad de las políticas encumbradas para señalar que urge una verdadera reforma de Estado que incluya a las mujeres y tome en cuenta una perspectiva incluyente y abarcadora. Una propuesta de gobierno y de Estado.

La iniciativa es trascendente en momentos de alta confusión y confrontación política que vive el país, donde casi nadie puede identificar líneas precisas de política en ninguna de las expresiones que se ofrecen. Las perspectivas políticas en general no sólo están confusas, sino que además están plagadas de pragmatismo personal o de grupo de unos cuantos individuos, casi todos hombres, que luchan por el poder y control en la nación sin tener una propuesta clara y comprometida para la resolución de los grandes problemas nacionales.

Es seguro que la iniciativa que encabeza la gobernadora de Zacatecas será recibida de distintas formas: desde la hostilidad de los medios de comunicación, que serán el vehículo de los hombres temerosos de que las mujeres se muestren interesadas en compartir el poder político, hasta quienes banalicen la iniciativa, como sucedió el año anterior, cuando éstas mujeres y otras celebraron el 50 aniversario del voto femenino. La presencia de las mujeres políticas en pos de los intereses de todas las mujeres asusta, provoca reacciones encontradas y diversas.

No obstante, la iniciativa que se firmará en el IFE al término del proceso de discusión, democrático e incluyente será trascendente, porque mostrará que las mujeres son capaces de trabajar unidas por el beneficio colectivo; que tienen una clara visión de la problemática del país; que son capaces de hacer propuestas de Estado para beneficiar a más de la mitad de la población, sin la cual el sistema económico y social se desmoronaría.

Lo harán en tiempos en que México ha sido considerado el país donde la brecha entre los hombres y las mujeres es la más profunda en toda América Latina; en momentos donde ha quedado claro que el índice de desarrollo humano es una vergüenza.

Las cifras son elocuentes y preocupantes. No disminuyó en el sexenio la estadística de la muerte violenta de las mujeres por muerte materna, accidentes, suicidios y asesinatos en un país donde una de cada tres mujeres vive violencia contra ellas; un país donde campea el desempleo, sobre todo entre las mujeres, y en donde la representación política es escasa. Como ha documentado Comunicación e Información de la Mujer, AC (CIMAC), los partidos políticos se resisten a poner mujeres en sus listas electorales, violando sus estatutos.

Por todo ello, insistir, publicar, demandar y acordar entre las mujeres es un hecho significativo que medirá nuevamente la capacidad para avanzar en la democracia, o marcará un nuevo retroceso entre los hombres que controlan y manejan el poder en nuestro país. Sería una lástima que los futuros candidatos presidenciales no fueran sensibles al programa que, con conocimiento de causa, decisión política y compromiso, presentarán las mujeres.

*Periodista mexicana nominada al Premio Nobel de la Paz

05/SL/YT

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