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UNAM busca elevar participación femenina en ingenierías

Por Guadalupe Cruz Jaimes

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) pretenden tomar acciones para logar la colaboración de las académicas universitarias, con el fin de incrementar la colaboración de las mujeres en áreas de estudio donde se registra escasa participación, como físico matemáticas e ingeniería, en el nivel licenciatura.

Las mujeres tienen una gran participación en ciencias de la salud, humanidades y ciencias sociales, no así en el área físico matemática, ni en ingenierías, en donde alcanza un 25 por ciento en el nivel licenciatura, afirmó la doctora María Isabel Belausteguigoitia Rius, directora del Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG), durante la mesa redonda «¿Hypatia en la UNAM? Académicas de la UNAM en las Áreas de Matemáticas e Ingenierías», celebrada en el Instituto de Matemáticas Aplicadas y Sistemas (IMAS).

Este panorama sobre participación de mujeres y hombres en el área científica de la Máxima Casa de Estudios son resultados de la investigación «Presencia de Mujeres y Hombres de la UNAM: una radiografía», elaborada por Ana Buquet Corleto, Jennifer A. Cooper, Hilda Rodríguez Loredo y Luis Botello Longi, publicada en diciembre de 2006 por el PUEG y la Comisión de Seguimiento a las Reformas de la Equidad de Género en la UNAM.

Esta investigación, explicó doctora Belausteguigoitia Rius, indica también un incremento de la participación de las mujeres en las áreas físico matemáticas y las ingenierías a nivel maestría y «una disminución bastante notable en las otras tres áreas donde representaba un alto porcentaje (salud, humanidades y ciencias sociales).

En el doctorado sigue la misma tendencia: la desigual participación de las mujeres en estas áreas.

Ante esta situación, la doctora María Isabel consideró como prioritario analizar la propuesta del doctor Juan Ramón de la Fuente, rector de la UNAM, quien ofreció un programa en favor la participación de las mujeres en el área científica.

PREJUICIOS, COSTUMBRES Y ELECCIÓN

El poco interés de las mujeres en las ciencias exactas, principalmente en físico matemáticas e ingenierías se debe a prejuicios y costumbres, condiciones y características de género, impuestas socialmente, reconoció Belausteguigoitia Rius.

En el caso del Instituto de Ingeniería (II), informó la doctora en Ingeniería Angélica Rosano Cuevas, hasta 2005 sólo había 11 investigadoras de 184 personas que laboraban en el Instituto. De ellas sólo una es titular C y tres son Titular B.

Otro factor relevante es que la mitad de estas investigadoras se dedican a la ingeniería ambiental y bioprocesos industriales, muy pocas se investigan en otras áreas como eléctrica, transporte, mecánica y energía, no hay investigadoras en estructuras, sismología, hidráulica y geotecnia.

A nivel posgrado las mujeres académicas son, en un 46 por ciento, tutoras en ingeniería ambiental, 25 por ciento en planeación, 17 por ciento investigación de operaciones, 12 por ciento en energía, 11 por ciento en transporte, 10 por ciento en química eléctrica, 7 por ciento en mecánica, el 2 por ciento en civil y cero por ciento en petrolera, mencionó Rosano Cuevas.

Por su parte la doctora Luz de Teresa, investigadora del Instituto de Matemáticas Aplicadas y Sistemas (IMAS), expuso las cifras que revelan la situación de la participación femenina en matemáticas, donde ella labora: el 18 por ciento son investigadoras y el 82 por ciento investigadores, según datos de 2006.

Durante la mesa redonda calificaron a la Facultad de Ingeniería como la más masculinizada, seguida por la de Economía, donde se realizó un proyecto piloto, de índole cualitativa, para conocer las perspectivas de las académicas y académicas sobre su situación laboral, tomando en cuenta aspectos como el clima organizacional, las redes sociales, académicas, la discriminación directa e indirecta, según lo describió la maestra Jennifer Ann Cooper Tory, profesora de la Facultad de Economía.

Los resultados registrados por este proyecto, que próximamente se llevará a cabo en el resto de Facultades de la UNAM, arrojaron que un 52.4 por ciento de las académicas piensan que hay discriminación en la Universidad, mientras sólo el 19 por ciento de los docentes cree que la discriminación existe en dicho recinto.

La muestra señala también que las mujeres colaboran con académicos fuera de la UNAM en 13 por ciento, y los hombres participan en un 20 por ciento. Además ninguna mujer académica de la Facultad de Economía reportó tener contacto con algún colega en el extranjero, contrario a la experiencia de los varones. Esta situación es relevante debido a la importancia de las redes internacionales para conseguir financiamiento para la investigación, afirmó Jennifer Cooper.

De igual forma el proyecto piloto mostró que las mujeres están satisfechas en su trabajo en un 49.6 y los hombres en un 56.9 por ciento. Cabe señalar que durante el sondeo las mujeres, en su mayoría, expresaron sentir menor satisfacción con el ambiente laboral en comparación con los varones.

En la Facultad de Economía las mujeres docentes cuentan con un número mayor de material para la investigación, en comparación de los académicos. Sin embargo manifestaron haber realizado un esfuerzo más grande para obtener dichos recursos, en el comparativo con los investigadores y docentes, poseedores de iguales recursos.

La discriminación indirecta, según la maestra Cooper, ocurre cuando un reglamento, práctica o política que parezca neutral tiene un impacto adverso en un grupo más que en otro. En este aspecto las académicas no denunciaron haber sufrido maltrato por parte de los organismos universitarios, como son el Consejo Técnico, el Programa de Primas al Desempeño del Personal Académico de Tiempo Completo (PRIDE), entre otros.

Agregó que «el supuesto en la normatividad de la Universidad es el profesor típico masculino y si las académicas no lo son tienen que adaptarse, convertirse en hombre, si quieren encajar».

Las mujeres académicas realizan ocho horas más de trabajo doméstico que los hombres y experimentan un mayor impacto de las responsabilidades familiares en su vida profesional, principalmente en la promoción, contrario a los varones.

Cooper afirmó que mujeres y hombres «no somos iguales no empezamos desde el mismo punto de partida», por lo tanto es necesario llevar a cabo medidas específicas que contemplen las necesidades de las mujeres académicas.

Otro aspecto que abordó el proyecto en Economía se refiere a los chistes y comentarios sexistas en el ambiente laboral. Las mujeres consideraron que es muy probable escucharlos y los hombres manifestaron que es poco posible.

07/GCJ/GG

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