Las políticas públicas no deben centrarse exclusivamente en el modelo tradicional de familia (hombre, mujer, hijas, hijos), sino contemplar la diversidad de «arreglos familiares» que existen en la actualidad, consideró hoy Teresa Rodríguez, del Fondo de Naciones Unidas para el Desarrollo de la Mujer (UNIFEM).
Dijo que la familia sigue siendo la célula básica de la sociedad; el lugar de afecto y de socialización. Consideró un error pensar que la incorporación de las mujeres al mercado laboral ha propiciado el abandono y descuido de la familia.
Entrevistada al término de la conferencia en el marco del Décimo aniversario del año internacional de la familia, realizado en el edificio de información de la ONU, Rodríguez informó que UNIFEM trabaja en una encuesta sobre pobreza en la que entre el 70 y 80 por ciento de los entrevistados considera que ambos cónyuges deben trabajar para mejorar la situación de las y los hijos.
Para Teresa Rodríguez, la relación familiar debe ser de calidad y no de cantidad, por ello enfatizó, las políticas públicas deben facilitarle a las mujeres su incorporación al trabajo mediante la ampliación del horario escolar o la creación de más guarderías, a fin de no «descuidar» la situación de las y los hijos.
La directora del UNIFEM expuso que las mujeres han tenido que trabajar para contribuir al sostenimiento del hogar, toda vez que los efectos de la globalización traducidos en crisis y en mayor necesidad de fuerza de trabajo las han lanzado al igual que a las y los jóvenes al mercado laboral.
«No debiera pensarse que la incorporación de las mujeres al trabajo está propiciando un descuido de su familia; lo que está propiciando es una sobrecarga del trabajo de la mujer porque ella vuelve a hacer todas las tareas domésticas», agregó Rodríguez.
Es muy claro el debate sobre la familia: «en las Naciones Unidas hay un concepto de familia en el que todos estamos de acuerdo a nivel internacional, en el que todos los países se han comprometido al reconocer los derechos de las y los niños, de las mujeres y la Declaración Universal de los Derechos Humanos».
El punto, insistió, es cómo mejorar las políticas públicas y la relación entre la sociedad civil, los parlamentos y los gobiernos, para que las políticas económicas tengan efectos favorables y no se divida la política social con la económica.
Rodríguez consideró erróneo señalar que problemas sociales como la drogadicción y el alcoholismo sean resultado de la situación que enfrenta la familia, dado que hay factores exteriores que contribuyen a ello. «Debería pensarse cómo abordar estas situaciones a través de otros apoyos y políticas públicas», puntualizó.
2004/LG/GV