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Verduras crudas, aliadas del bienestar físico y espiritual

Por Carolina Velásquez

Las verduras son tus grandes aliadas para lograr bienestar físico y espiritual, pues además de proporcionar vitaminas y minerales ayudan a una mejor digestión. Crudas o cocidas, sus posibilidades de combinación son amplias y puedes agregarlas a distintos alimentos.

Existen varias formas sencillas de incorporarlas en la comida. La proteína vegetal completa y de alta calidad se forma con leguminosas y cereales: arroz y frijoles, por ejemplo, combinados con algún carbohidrato o almidón -papas, pan-; con proteína animal -pescado, pollo, carne de res-, o como ensalada.

Para su mayor aprovechamiento hay que tomar en cuenta que no se debe combinar proteína vegetal con animal ni mezclar proteína animal con carbohidratos y almidones. De acuerdo con la química y nutrióloga Belén Almanza, «para que nuestro cuerpo se mantenga en equilibrio en la construcción y destrucción de tejidos es muy importante respetar este principio de combinación» (Sugerencias para mejorar la alimentación, 1997).

Le ahorramos a nuestro «yo soy corporal» tiempo extra, con menos sobrecarga de trabajo y de peso, y los alimentos son asimilados e incorporados a nuestra estructura celular sin almacenar residuos tóxicos.

Respecto a la importancia de ingerir verduras crudas, Almanza señala: «Cualquier planta, verdura, fruta, nuez o semilla cruda en su estado natural está compuesta de átomos y moléculas; en ellos residen los elementos vitamínicos y otros más finos, llamados enzimas, que existen también en las células del cuerpo humano.

«Son iguales a las de la vegetación; cada uno de nuestros átomos tienen su correspondiente afinidad con los del mundo natural. Por tanto, cuando hay que reemplazar células del cuerpo entrará en juego una atracción de tipo magnético que llevará a ellas el género y tipo exacto de los elementos atómicos que hay sólo en los alimentos crudos que consumimos».

La especialista propone una ensalada básica de verduras crudas con variedades diferentes para cada día de la semana; debe contener lechuga, hojas de espinaca, pepino, germinado de alfalfa y aceitunas. Le puedes agregar una verdura cruda diferente para cada día de la semana. Lunes, rábanos; martes, coliflor; miércoles col; jueves, apio; viernes, brócoli; sábado, calabaza, y domingo, berro.

Si tienes poco tiempo, lava las verduras, desinféctales y guárdalas en el refrigerador para toda la semana. Cambia la combinación según la verdura de cada día, así no te aburrirás. Observa cómo te sientes con este pequeño cambio en tu alimentación.

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*Periodista mexicana con especialidad en terapia Gestalt

05/CV/YT

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