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Verónica González: miradas insumisas

Por Lucía Lagunes Huerta*
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No es común encontrar a mujeres líderes con discapacidad en espacios no específicos, es decir en congresos que aborden la sordera, la ceguera, la discapacidad motriz, etcétera. Solemos verlas, pero no nos detenemos a reflexionar cómo enfrentan este mundo.
 
La conmiseración suele ser un camino tramposamente fácil construido desde la culpa religiosa. La conmiseración sirve no para restaurar los derechos violados a cada una de ellas. Sin duda algunas empresas han hecho de la lástima un gran negocio que cada año despliegan con bombo y platillo, eliminando la responsabilidad del Estado como ente rector de garantizar el goce pleno de todos los derechos.
 
Los espacios marcados para personas con discapacidad en estacionamientos o transporte público suelen ser utilizados por cualquiera y no necesariamente por ellas, las personas para las cuales fueron destinados por su derecho a la accesibilidad.
 
Las rampas de las banquetas se vuelven trampas mortales. Tan mal hechas que más que resolver son el retrato de la negligencia de la tarea cumplida. Y si eres mujer, la sobrevivencia es mucho más cuesta arriba.
 
Conocer a la periodista televisiva Verónica González ha sido una lección de vida. Es una mujer insumisa y empoderada, su voz habla por ella y las mujeres que viven con discapacidad.
 
Lleva la representación de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (Redi), en Argentina. Participó en la Reunión de la Coordinación de Organizaciones de América Latina (AL), que se realizó en Santiago, a finales de enero, para exhortar a las ministras de la Mujer en la región a impedir ni un paso atrás en los espacios ganados en la ONU y más específicamente en la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW, por sus siglas en inglés), que en marzo próximo nuevamente tendrá su deliberación.
 
El tiempo es poco y tenemos que aprovecharlo. La entrevista es una pincelada que abarca el panorama de las mujeres con discapacidad, y su propia vida como mujer con discapacidad visual y columnista de la televisión pública en Argentina. He aquí su voz.
 
“SI AL RESTO SE LE EXIGE 100, A VOS SE TE EXIGIRÁ 300”
 
–Lucía Lagunes Huerta (LLH): ¿Cuál es la situación de las mujeres con discapacidad?
–Verónica González (VG): Es de doble discriminación por ser mujeres y tener una discapacidad. Como las estadísticas de los Estados de AL no son buenas y no consideran la variable de discapacidad, la verdad es que información dura no tenemos. (Información del Parlamento Europeo señala que el 80 por ciento de la población con discapacidad vive en países en desarrollo).
 
“Pero sí sabemos que hay más exposición de sufrir abusos y violencia de todo tipo, porque habitualmente a las personas con discapacidad nos descalifican; nuestra palabra no es tomada en cuenta y eso también es violencia; no accedemos fácilmente al empleo (según la Organización Mundial de la Salud, en el mundo dos de cada 10 mujeres con discapacidad cuenta con un empleo).
 
“Hay mujeres que viven institucionalizadas en neuropsiquiátricos o en hogares específicos y ahí se vulneran todos los derechos de esas mujeres.
 
“No accedemos fácilmente a la salud sexual y reproductiva. En el caso de las mujeres con discapacidad física, es muy difícil que en los centros de salud haya camillas que ellas puedan utilizar, en las cuales puedan pasar fácilmente de la silla de ruedas a la camilla, por ejemplo para hacerse un estudio ginecológico, con lo cual postergan sus controles y eso deteriora la salud.
 
“Y también se dan esterilizaciones forzadas sobre todo entre las mujeres  con discapacidad intelectual y psicosocial. Y tampoco nos resulta fácil ejercer el derecho a la maternidad porque no se contempla la necesidad de apoyos por parte de los Estados”.
 
–LLH: ¿En tu caso cómo fue que tomas conciencia y llegas a este lugar?
–VG: Yo nací en una familia con mucha conciencia en mi desarrollo; tenía que desarrollarme y estudiar, y acceder a  oportunidades como el resto.
 
“Soy la menor de cuatro hermanos; eso me ayudó mucho a que me traten como par, y crecí con la idea… mis papás me decían: ‘si al resto se les exige 100, a vos se te exigirá 300’. Digamos, yo  siempre tenía que superarme.
 
“Después, cuando entré a formar parte de Redi, aprendí del modelo social de la discapacidad y de cómo influyen las barreras sociales, que no es una cuestión individual, que influye mucho el entorno y me modificó un poco esa visión que tenía de parte de mis papás (la exigencia de 300 por ciento). Este mensaje de ellos me sirvió para todo el tiempo tratar de crecer un poco más.
 
“Todo el tiempo tuve mucha conciencia, desde joven, de que yo era privilegiada porque tuve acceso a la educación, a la salud, a la estimulación temprana desde los cinco meses, que es fundamental. Porque lo que no le enseñas a un bebé, después a un niño más grande le cuesta mucho más, es más difícil incorporar.
 
“Siempre fui consciente de mi lugar de privilegio; a mí me sirvió mucho entrar a formar parte de la organización; aprendí mucho de lo conceptual, de la evolución de esta terminología de discapacidad, de cómo una tiene que verse en un todo, en una sociedad que coloca o elimina barreras”.
 
–LLH: ¿Cuándo entraste a Redi?
–VG: En 2009; tenía 31 años. Antes fui parte de otra organización específica de personas con discapacidad visual. Redi no patologiza, trabajamos con todas las discapacidades.
 
–LLH: ¿Qué tendrían que estar haciendo los gobiernos y las sociedades?
–VG: Me parece que el concepto social de la discapacidad se irá revirtiendo en medida que pase el tiempo; hay una concepción muy arraigada de que la persona con discapacidad es una pobre víctima de sus circunstancias.
 
“Desde las ficciones que uno ve, en el que el final feliz es cuando la persona ciega ve; la persona en silla de ruedas camina. Desde los medios de comunicación, en los que todavía ponen música conmovedora a una nota de este tipo, me parece que nos falta mucho.
 
“Uno piensa: a la ficción, el común de la gente no le presta atención o no la toma en serio, pero sí la toma como que es lo que ocurre, como que es terrible tener una discapacidad; la verdad que tener una discapacidad no es terrible, es una característica como tantas otras.
 
“En lo social, va a ser con el tiempo el cambio. Como comunicadoras tenemos la gran responsabilidad de tener un micrófono delante y me parece que tenemos que ser muy cuidadosas en los mensajes que transmitimos.
 
“La mayoría de los Estados de AL ratificó la convención de las personas con discapacidad, que es un tratado de Naciones Unidas que reconoce nuestros derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales.
 
“Entonces tienen responsabilidades, tienen que adecuar su normativa, y no sólo adecuarla. Argentina tiene una excelente normativa, el tema es que hay que hacerla cumplir y hay que ser  muy riguroso en cuanto a eso.
 
“Si hay que aplicar sanciones, se aplican. Por ejemplo, el cupo de empleo para personas con discapacidad y ver que las concesionarias de servicio público cumplan con este cupo, y si no, no licitar con ellos.
 
“El tema de la accesibilidad hay que revertirlo con urgencia, porque marca la diferencia de poder participar en la sociedad o quedar excluido”.
 
POR LA PLENA CAPACIDAD JURÍDICA
 
–LLH: Si tuvieras que elegir los tres elementos que habría que cambiar ya para abrir paso al ejercicio pleno de las personas con discapacidad, ¿cuáles serían?
–VG: Que todas las personas con discapacidad tengamos plena capacidad jurídica, porque quienes no la tienen son muertos civiles, no pueden decidir sobre ninguna cuestión que tiene que ver con su vida. El acceso al empleo, educación y accesibilidad, es un medio para llegar a todo, física y comunicacional. Y digo cuatro porque soy rebelde.
 
–LLH: ¿Lo fundamental para las mujeres?
–VG: La violencia que tenemos que enfrentar en todos los aspectos. A mí me pasa que tengo que llevar a mis nenes a la guardia de un hospital y tiemblo porque no sé con qué me voy a enfrentar, porque me han dicho cada barbaridad desde los servicios de salud, es desgastante.
 
“Porque, a la situación de tener un hijo con alguna situación médica, se suma toda la carga del prejuicio del otro; es muy fuerte, sobre todo en los centros de salud es terrible”.
 
–LLH: ¿Qué tendrían que hacer los hospitales para las mujeres con discapacidad?
–VG: En principio, adecuar los espacios porque los consultorios suelen ser muy pequeños y una mujer en silla de ruedas no puede entrar; y después, capacitar al personal; en el caso de la maternidad tiene que haber apoyos.
 
“En el caso de las mujeres con discapacidad intelectual y psicosocial, ellas necesitan a una persona que baje a lenguaje sencillo y que le pueda explicar las distintas situaciones, los distintos escenarios que tiene, para que ella decida, porque la decisión la tiene que tomar la persona”.
 
–LLH: ¿Cómo llegaste a la televisión nacional?
–VG: La verdad que es un espacio que hoy (el pasado 26 de enero) cumple seis años y que yo encaro con mucha responsabilidad y mucho compromiso, porque no hay otro espacio de ese tipo en un noticiario.
 
“Yo estaba buscando trabajo hace mucho tiempo y la verdad que en los medios encontré muchos prejuicios. Una periodista me contactó con la gente de jefatura de gabinete de ministro (asesora del jefe de gabinete, Azul Romero).
 
“Fui a una entrevista y me preguntaron dónde me gustaría trabajar, y yo no lo pensé: directamente dije en la televisión pública. Fui al  canal y no sabían dónde ubicarme, primero iba a ir a la web por mis conocimientos de informática, y en un momento tuve una entrevista con el gerente (Raúl de la Torre) y la subgerenta del canal, y el gerente dijo: ‘Esta joven tiene que tener una columna’, y yo no lo podía creer.
 
“Hice mi primera prueba de cámara el 24 de diciembre y me dijeron ‘vas a salir en vivo’, tampoco lo podía creer. No me intimidan las cámaras, pregunto si estoy mirando para el lado correcto y ya.
 
“A veces la gente piensa que como hago la columna de discapacidad hablo de deportes específicos o cosas así como más liviano, pero no ven que estoy haciendo política”.
 
Twitter: @lagunes28
 
*Periodista y feminista, directora general de CIMAC.
 
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