En algunas ocasiones, para que una mujer ocupe el titular de un periódico tiene que haber realizado algo extraordinario o, en la mayoría de las veces, ser victima de un terrible atentado. Sin embargo, Victoria Kent Siano ocupó los titulares de España en 1930 al ser nombrada abogada defensora de uno de los rebeldes de la que se conoce como rebelión de Jaca.
Kent fue la primera mujer abogada en comparecer ante el Tribunal Supremo de Guerra y Marina en el mundo.
A pesar de ser una mujer que luchó de manera constante para poder estudiar la profesión de abogada y, con ello, participar del sistema legal, se opuso a que las mujeres españolas accedieran al derecho a votar y ser votadas.
El argumento que esgrimió Victoria Kent es que al carecer las mujeres de la mínima preparación social y política para votar responsablemente y, por influencia de la iglesia, emitirían un voto conservador, en detrimento de los partidos de izquierda; hecho que no garantizaba el apoyo a una república liberal y democrática.
Victoria Kent nació en Málaga en 1898 y allí vivió hasta 1917, año en que se fue a Madrid, donde cursó el bachillerato en el Instituto Cisneros hasta 1920. Después ingresó a la Facultad de Derecho como alumna no oficial, carrera que terminó en 1924.
Desde su llegada a Madrid se alojó en la Residencia Femenina de Estudiantes, que dirigía María de Maeztu, y paga sus estudios dando clases particulares y en el Instituto-Escuela, también bajo la dirección de Maeztu.
Enrolada en el Partido Radical-Socialista, fue designada para formar parte de la candidatura republicana a las Cortes por Madrid, resultando elegida diputada de las Cortes Constituyentes de 1931, junto con Clara Campoamor.
Sus intervenciones en el Parlamento son escasas y, en especial, se le recuerda por sus discursos en contra del voto femenino.
Tampoco fue muy intensa su labor en la Academia de Jurisprudencia y Legislación, donde ingresó recién proclamada la República. En forma paralela, llevó a cabo lo que ella misma calificó como «la tarea más importante de mi vida»: la Dirección General de Prisiones, la cual dirige desde 1931 hasta 1934.
Siguiendo a su predecesora en el cargo, Concepción Arenal, se dedicó a la reforma de las cárceles españolas, con el convencimiento de que las sociedades están obligadas a recuperar al delincuente como miembro activo y como ciudadano.
Por estar en malas condiciones cerró 114 centros, construyó la cárcel de mujeres de las Ventas y estableció permisos para los presos, medida que levantó una gran polémica.
En 1936 volvió al Parlamento como diputada del Frente Popular. Durante los años de la guerra se hizo cargo de la creación de refugios para niños y de las guarderías infantiles. Al estallar la Guerra Civil marchó al frente del Guadarrama, donde estuvo encargada de suministrar vestidos y alimentos al ejército republicano.
Victoria Kent siguió al gobierno en su éxodo tanto en Valencia como en Barcelona, y la comisionaron para dirigir el asentamiento de los niños de familias republicanas del norte a Francia, con el cargo de Primer Secretario de Embajada.
Al terminar la guerra (en 1949) y con cuatro años de exilio en Francia, Victoria Kent viaja a México, donde funda la Escuela de Capacitación para el Personal de Prisiones, donde trabaja hasta que en 1950 se incorpora a las Naciones Unidas en la sección de Defensa Social, cargo que abandona dos años después.
En 1954 funda la revista Ibérica, con la finalidad de ofrecer a los exilados españoles las noticias que sucedían en España.
Muere el 26 de septiembre de 1987 en Nueva York. Su legado consiste en hacer de las prisiones un lugar que humanice y no denigre a las personas.
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