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Violencia contra las mujeres, asignatura pendiente en el mundo

Por Redaccion

La noticia llega desde cualquier país. En una jornada varias mujeres mueren a manos de sus parejas o ex parejas. En ocasiones el hecho sucede en el propio hogar, otras veces son atropelladas, apuñaladas o quemadas vivas en la vía pública, dice la Agencia Informativa Latinoamericana, Prensa Latina.

Entre 2000 y 2007, más de 500 españolas perdieron la vida a causa de la violencia conyugal; otro tanto pasó en Finlandia y Suecia, naciones donde los hombres son menos machistas pero hay un excesivo consumo de sustancias tóxicas, aseguran expertos. En ningún momento el sistema judicial pudo protegerlas.

Como ellas hay miles en Europa, pero los especialistas calculan la denuncia de solo un pequeño número de casos. Esta cifra se reduce aún más en el colectivo de inmigrantes, quienes unen a su condición de víctimas la de indocumentadas, lo cual les impide solicitar una ayuda que podría salvarles la vida.

En América Latina el fenómeno tiene alcances insospechados. Los mitos y los prejuicios sociales, los obstáculos que se presentan en la administración de justicia contra quienes deciden denunciar, entre otros tantos factores, impiden acercarnos a la realidad.

MUTILACIÓN GENITAL FEMENINA

Una de las aristas que comienza a abordarse con fuerza es la de conseguir sustanciales reducciones en la práctica de la mutilación genital femenina, costumbre ancestral muy extendida y que puede causar graves efectos en la salud de la mujer, e incluso la muerte.

Se calcula que entre 100 y 140 millones de muchachas y niñas en todo el mundo han sido víctimas de esta práctica y tres millones de menores se enfrentan cada año a la posibilidad de sufrirla; la gran mayoría vive en el África Subsahariana, pero también en países del Medio Oriente.

En los últimos años, el número de casos se incrementó en Australia, Nueva Zelanda, Canadá y Estados Unidos, resultado de la migración desde países donde la mutilación genital es una tradición.

La ablación genital incluye una variedad de procedimientos. En el 80 por ciento de los casos consiste en la escisión del clítoris y los labios menores; su forma extrema, la infibulación, implica la extirpación de casi todos los genitales externos.

Dado su carácter privado, es imposible calcular cuántas son las víctimas mortales, pero se sabe que muchas jóvenes mueren desangradas o a causa de una infección en las semanas posteriores al hecho.

Las que sobreviven padecen en adelante dolorosas menstruaciones, enfermedades inflamatorias pélvicas, formación de abscesos y quistes, infecciones urinarias y una pérdida casi total de sensibilidad.

Algunas pueden quedar infértiles; una consecuencia devastadora para quienes creen que su valor se define, en gran medida, en términos de la capacidad para engendrar hijos.

Expertos del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) aseguran que la mutilación genital podría ser eliminada con medidas adecuadas por parte de los gobiernos, los líderes locales y las organizaciones no gubernamentales.

Por su parte, Asha-Rose Migiro, vicesecretaria general de Naciones Unidas, recientemente afirmó que la mutilación puede desaparecer en una generación si hay consenso para ejercer una presión sostenida, pero para ello se necesitan más recursos y una mayor cooperación.

TERRORISMO DOMÉSTICO

La victimización femenina en el hogar permanece oculta, invisibilizada tras la cortina de la vida privada, de la intimidad familiar, bajo el supuesto de no admitir la intromisión de ajenos.

Sin lugar a dudas, el carácter sexista de la sociedad y de la «inferioridad» del mal llamado sexo débil, fomentado en todas las culturas y muy difícil de desarraigar, se encuentra en la base de la explicación causal de este problema.

Aunque quienes padecen del terrorismo doméstico son mayoritariamente mujeres, las y los niños y las y los ancianos, por su vulnerabilidad, son objeto también de agresiones.

Ante la magnitud del asunto, en todo el mundo se llevan a cabo campañas de sensibilización para acabar con la violencia doméstica, una de las grandes asignaturas pendientes de nuestra sociedad.

El reto es enorme y mayor aún el compromiso de todos los profesionales de las ciencias sociales y jurídicas, de la salud y actores implicados en este problema por el gran número de mujeres que involucra, así como de quienes sufren otras formas de violencia en la cotidianidad sin encontrar vías efectivas para salir de la situación de maltrato, finaliza la Agencia Informativa Latinoamericana, Prensa Latina.

08/GG/CV

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