Representantes de organizaciones de mujeres que trabajan en el campo de la salud lamentaron el empobrecimiento del sector ya que desprotege a la población y favorece el proceso de privatización, lo mismo que el avance de conservadurismo que afecta la salud de las mujeres.
En el primer día de trabajo del seminario Reformas del sector salud y perspectiva de género, Mercedes Ballesté, colaboradora de Salud Integral para la Mujer (SIPAM), criticó el sistema del seguro popular que, bajo el engañoso discurso de protección a la salud, le está abriendo las puertas al capital privado.
En tanto Hilda Reyes, de la organización no gubernamental Afluente, expuso que el seguro popular, impulsado en esta administración, carece de claridad en cuanto a la salud de la población femenina.
Más aún, aseguró que la salud de las mujeres está perdiendo terreno en este sexenio; de la misma manera que la Dirección General de Salud Reproductiva (DGSR), dependiente de la Secretaria de Salud, se debilita por pérdida de recursos económicos.
Pero Reyes fue más allá al criticar a la titular de la DGSR, Lourdes Quintanilla, ya que en un principio fue una esperanza –dijo– y ahora constituye una amenaza.
Incluso hizo ver que se ha perdido la nomenclatura del mes de la salud reproductiuva para ahora plantear el mes de la salud de la mujer, en tanto el Programa de Salud de la Mujer de SSA se ha visto desdibujado ante el protagonismo político.
Reyes insistió en el tema de la salud reproductiva pues dijo que si al principiar la gestión de Julio Frenk al frente de la Secretaria de Salud se percibía cierta apertura, hoy prevalecen posturas conservadoras que hacen retroceder los avances del movimiento de mujeres.
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