El descenso poblacional en el estado de Tlaxcala, lo mismo que en todo el país, está asociado a diversos factores, entre otros al aumento del nivel de escolaridad de las mujeres, al incremento de su participación en el mercado de trabajo o en el amplio acceso de la población femenina a los métodos de planificación familiar.
Hasta la década de 1970, Tlaxcala se caracteriza por tener una estructura económica dominada por actividades del sector primario, a partir de la década siguiente su dinámica económica se transforma sustancialmente; así, para 1990 la población económicamente activa (PEA) se ubica en los sectores de servicios y de la manufactura.
Al respecto, la Encuesta Nacional de Empleo 2000, a cargo del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) y la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), informa que en el caso de las mujeres la participación más alta ocurre en el sector manufactura y se ubica en los estados de Chihuahua, Tlaxcala y Baja California.
Por otro lado, la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (Enadid-INEGI 97), asegura que de 1992 a 1996 la tasa global de fecundidad de este estado se ubicó en 3.4 hijos por mujer: cuatro décimas más que en todo el país.
Asimismo, entre 1992 y 1997 el promedio de hijos nacidos vivos entre las mujeres de 15 a 49 años de edad descendió de 2.48 a 2.23 por cada mujer, en tanto que en todo el país el promedio descendió de 2.26 a 2.07; lo que significa que en el estado la disminución ha sido ligeramente mayor que en el resto del país.
TRABAJO Y FECUNDIDAD
En general, las diferencias en la fecundidad dependen de las condiciones de desarrollo socioeconómico del país; pero más particularmente, de las condiciones de vida de los familias.
Esas diferencias se observan con mayor claridad si examinamos la marginalidad de las localidades donde viven las familias; en este sentido Tlaxcala, junto con Quintara Roo, Sinaloa, Durango, Morelos y Querétaro son las seis entidades federativas con grado de marginación medio y donde viven alrededor de 8.8 millones de personas.
De ello trata El cambio demográfico en Tlaxcala, investigación de Bertolo Sánchez Muñoz, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias sobre el Desarrollo Regional, de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, donde explica que la participación económica de las mujeres dio como resultado lo siguiente:
Según una encuesta levantada en 20 localidades del estado en el año 2000, del total (921) de mujeres, el 27.3 por ciento son trabajadoras, ocho por ciento estudian y el mayor porcentaje (72 por ciento) está en el hogar; es decir, la mayor parte de las tlaxcaltecas no participa en el mercado de trabajo.
Además, las mujeres que no estudian son las que en promedio tienen el número más alto de hijos (4.37); al contrario, se encuentran las que tienen preparatoria y profesional (2.06 y 2.05 respectivamente).
REGULACIÓN DE LA FECUNDIDAD
Según las cifras de la Enadid del 97, en Tlaxcala se ha incrementado el número de mujeres que utilizan métodos anticonceptivos: en 1992 el 53.2 por ciento de las mujeres de 15 a 49 años no eran usuarias de métodos anticonceptivos, en tanto para la fecha de la encuesta esa cifra se redujo a 41.1 por ciento.
De manera contraria, el estudio de Sánchez Muñoz da cuenta que el porcentaje de mujeres nunca usuarias es superior; según su opinión, 51.9 por ciento han sido alguna vez usuarias de métodos anticonceptivos y el 48.1 por ciento nunca lo ha sido.
Por su parte Conapo, en su publicación La situación demográfica de México, asegura que el nivel educativo de las mujeres se ha asociado a la participación de la población femenina en la actividad económica; ya que en la medida en que aumenta la educación formal, aumenta la posibilidad de ser contratada en el mercado de trabajo.
De igual modo la inserción de las mujeres al mercado de trabajo tiende a incidir en el tamaño de la familia, en virtud de que un número alto de hijos suele ser incompatible con las responsabilidades y exigencias del trabajo asalariado.
Un dato significativo que arroja la investigación de Conapo es que las mujeres tienden a posponer el nacimiento del primer hijo, pues para 1974 la edad media en la que tenían a su primer hijo en todo el país era de 19.8 años; pero para 1999 ya había ascendido a 23.6 años.
Según el análisis El cambio demográfico en Tlaxcala, del citado Sánchez Muñoz, para el año 2000, marca una edad promedio al momento de tener su primer hijo nacido vivo de 21.35 años; es decir, en la entidad las mujeres tienen su primer hijo nacido vivo 2.25 años antes, comparada con la situación nacional.
Para concluir, el mismo estudio da cuenta que de la mayoría de las mujeres con hijos nacidos vivos, 62.8 por ciento viven en localidades de muy baja marginación, 23.2 por ciento en comunidades de baja marginación, 11.4 por ciento en localidades de marginación media, y 1.5 y 1.1 por ciento en comunidades de alta y muy alta marginación respectivamente.
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