Cuarenta y cinco años después de la Declaración universal de los derechos humanos la comunidad internacional la cominidad internacional reconoce que también «los derechos humanos de la mujer y de la niña son parte inalienable, integrante e indivisible de los derechos humanos universales».
Este enfoque integral es uno de los mayores logros del movimiento de mujeres durante la Segunda Conferencia Mundial de Derechos Humanos, organizada por la ONU y en la que participaron 171 gobiernos.
Entre los principales acuerdos de la Conferencia de Viena destacan la recomendación de la asamblea general para considerar la violencia contra las mujeres como una violación a los derechos humanos, y el haber nombrado a un alto comisionado para los derechos humanos, lo mismo que a un relator especial sobre violencia contra la mujer.
De esta forma la Conferencia de Viena señala que toda persona, sin importar sexo, color, raza, edad o estado civil, tiene derecho a disfrutar de los derechos y las libertades fundamentales en los planos nacional e internacional.
Asimismo, señala que el Estado tiene la responsabilidad primordial y el deber de proteger, promover y hacer efectivos todos los derechos humanos; entre otras cosas, adoptando las medidas legislativas y administrativas necesarias para crear las condiciones sociales, económicas y políticas que permitan asegurar que toda persona pueda, en la práctica, disfrutar de ellas.
Es indudable que nacional e internacionalmente ha habido avances en el respeto a los derechos de las mujeres; no obstante, también deben reconocerse los retrocesos del Estado en cuanto al cumplimiento de sus obligaciones.
De ahí la necesidad de trabajar en la reformulación de una legislación penal, civil y administrativa a fin de prevenir, erradicar y sancionar las violaciones a las libertades fundamentales de las mujeres.
De manera paralela es importante desarrollar programas educativos y de difusión sobre la existencia y el alcance de los derechos humanos, pues únicamente por medio del conocimiento podremos avanzar hacia la eliminación de la violencia y discriminación contra la mujer.
Adicionalmente estos programas deben considerar a la población masculina, pues como señala la doctora Nafis Sadik, directora ejecutiva del Fondo de Población de la Naciones Unidas, «Ningún cambio fundamental en favor de la mujer será posible si no se produce un cambio masivo en las actitudes masculinas.»
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