La reciente decisión de un juez argentino que obliga a la Heladería Freddo a contratar solamente mujeres para compensar su pasada discriminación hacia ellas puso sobre la mesa el estado actual de los llamados Programas de Acción Afirmativa (PAA) a nivel mundial.
Aunque los demandantes en el caso Freddo se inspiraron en las normas internacionales de los PAA, la decisión por parte de los jueces Claudio Kiper y Jorge Giardulli de la Sala H de la Cámara Nacional en lo Civil no tiene precedentes.
La Fundación Mujeres en Igualdad, con el apoyo jurídico de la Facultad de Derecho de la Universidad de Palermo, consiguió un amparo colectivo contra la empresa Freddo S.A. el año pasado por prácticas discriminatorias contra las mujeres en la selección de personal.
El Diario Judicial de Argentina reporta que en varios avisos la heladería solicitaba sólo hombres. Entre los requisitos para empleados de atención al cliente, repartidores, y «caminantes» se mencionaba el sexo masculino.
Sólo en el caso de los vendedores por teléfono se encontraban avisos dirigidos a ambos sexos. El resultado de estas prácticas discriminatorias fue que en diciembre de 1999 se encontraban sólo 35 mujeres entre los 681 empleados de la empresa. Peor aún, de los 638 empleados que ingresaron a la heladería en 1988 sólo 18 eran mujeres.
LAS QUERIAMOS PROTEGER: FREDDO
Como defensa, la empresa Freddo sostuvo que no intentaba discriminar a las mujeres, sino protegerlas bajo el argumento de las características del trabajo. Los empleados debían limpiar los locales, cargar baldes de 10 kilogramos de helado y trabajar hasta tarde.
Según Mujeres Hoy, medio especializado en la difusión de problemas femeninos, este argumento fue descalificado por los jueces como «prejuicios sobre el sexo débil» que limitaban el derecho de las mujeres a elegir su trabajo y, por lo tanto, limitaban su ejercicio de la libertad.
Para corregir esta situación, los jueces ordenaron que la empresa contratara sólo mujeres hasta que el número de empleadas se iguale con el número de hombres.
La Fundación Mujeres en Igualdad informó que la corte argentina basó su decisión en las normas internacionales de Programas de Acción Afirmativa.
La imposición de un sistema inflexible de cuotas, como en el caso argentino, ha causado polémica en otros países. En Europa y Estados Unidos los PAA han sido limitados a campañas de sensibilización de la opinión pública y el establecimiento de metas.
En el contexto estadounidense, los PAA sirven para corregir una discriminación probada a través del establecimiento de metas y campañas de concientización tanto de la opinión pública como de los mismos grupos afectados.
Estos programas históricamente se han enfocado en la discriminación racial y no en la discriminación de género por una supuesta dificultad para probar la segunda.
A pesar de esta reticencia en llevar casos de discriminación sexual a las cortes estadounidenses, sí han existido casos de Acción Afirmativa respeto a las mujeres.
En 1987 la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos intervino en el caso Jonson contra la Agencia de Transportación del Condado de Santa Clara, California, por su política de promociones basadas en el sexo. Las cuotas de género fueron rechazadas.
POCOS AVANCES EN EUROPA
La Unión Europea se ha negado a aceptar en varias ocasiones el uso de cuotas como una forma de contrarrestar la discriminación por razones de sexo.
En el caso Kalanke de 1995 la Corte de Justicia en Luxemburgo decidió que dar prioridad a una mujer para acceder a puestos laborales exista un candidato hombre igualmente capacitado no fue aceptable bajo la Segunda Directiva de Igualdad de Trato de la Comunidad Europea.
Este duro golpe para los PAA fue suavizado por las decisiones en los casos Marschall (1997) y Badeck (2000). En el primero la corte decidió que es aceptable dar prioridad a las mujeres aún cuando exista un hombre con la misma capacitación siempre y cuando la preferencia no sea automática ni sin condiciones.
Hay que tomar en cuenta las circunstancias individuales tanto de las candidatas como de los candidatos para un puesto. En el segundo caso los jueces reiteraron que la Acción Afirmativa es compatible con la ley europea si 1) no da una prioridad automática y sin condiciones a las mujeres y 2) toma en cuenta las condiciones específicas de los candidatos.
Un ejemplo de los PAA que fueron juzgados inaceptables en la Unión Europea por ser automáticos y no tomar en cuenta las circunstancias de los candidatos es el caso Abrahamsson (2000).
En este caso el gobierno sueco tomó medidas extremas para aumentar la presencia de las mujeres en la esfera académica; daba preferencia a las mujeres candidatas aún cuando existieran hombres más calificados y las mujeres solamente eran suficientemente calificadas.
CC/MEL
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