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El voto femenino en tres actos, abuela, madre e hija

Por Soledad Jarquín Edgar

Son tres generaciones de una misma familia. Las tres -abuela, madre e hija- tienen por nombre Luz, pero cada cual ha labrado de forma distinta y de acuerdo a los tiempos su propio camino. Son además botón de muestra para explicar lo que ha significado para muchas mujeres 50 años del sufragio femenino.

En vísperas de una nueva jornada electoral, las mujeres de nueva cuenta podrían definir el rumbo político del país. Según datos del Instituto Federal Electoral (IFE), en Oaxaca tanto el padrón como la lista nominal están compuestos por una mayoría femenina con 52.85 y 52.94 por ciento, respectivamente.

«Las tres Luces», son parte de esas estadísticas, pero cada una tiene su historia.

Nacida en el municipio de Santa Catarina Juquila, Oaxaca, y a unos meses de cumplir 85 años, Luz Concepción Mendoza Cuevas, describe que la participación de las mujeres de su época en el medio rural ni siquiera se podría imaginar.

-Ahí nada más nos decían: el presidente municipal va a ser tal… y así era. Los usos y costumbres impedían a las mujeres participar, no había entonces ninguna intención de votar y no sabíamos que podríamos hacerlo.

De esa forma, señala, el tiempo lo ocupó en procurar su casa. Casada a los 14 años y con su primer hijo a los 15, Luz Concepción no tuvo tampoco la oportunidad de ir a la escuela y se dedicó desde entonces al cuidado de sus tres hijas, cuatro hijos y ahora sus 13 nietas, «porque nunca deja uno de cuidar».

Por diversas necesidades la familia se traslada a la ciudad de Oaxaca y el crecimiento de las hijas e hijos le significó nuevos caminos, aunque siempre dentro de un esquema tradicional de la familia. Vinieron las posibilidades de ejercer su derecho ciudadano, mismo que alcanzó gracias a la insistencia de sus hijas e hijos mayores, quienes le hablaron de la importancia de votar.

Fue hace como 25 años cuando voté por primera vez –cuenta Luz Concepción, sentada en la mesa de su comedor-, tenía 50 años de edad, entonces comprendí que era importante votar, me sentí importante, salí muy contenta, no pensé antes en lo trascendente que era todo eso, desde entonces no dejo de ir cada vez que hay elecciones.

A veces –sigue Luz Concepción, quien acaba de servir el desayuno- hago repelar a mis hijas o a mis nietas, porque dicen hay que votar por fulano y yo digo: yo voto por quién yo quiera, ustedes no me van a decir por quién tengo que votar, eso es cosa mía.

LA POLÍTICA NO ERA COSA DE MUJERES

Al igual que su madre, María de la Luz Vásquez Mendoza, tiene su historia ciudadana pegada al cuerpo, pero a diferencia de Luz Concepción tuvo la oportunidad de participar con menos retraso, pues a los 26 años emitió por primera vez un sufragio, aun cuando todavía era soltera.

María de la Luz, quien apresura sus pasos para llegar al trabajo, explica que inicialmente obtuvo la credencial para votar porque necesitaba cobrar sus cheques, entonces ya no le aceptaban la licencia para conducir, sin embargo, al contar con ese documento no desaprovechó y desde entonces participa de manera entusiasta en los procesos electorales.

Ella es contadora pública, actualmente tiene 55 años y está satisfecha de sus logros personales, cuenta que inicialmente veía quienes eran los candidatos, cómo vivían y quién era su familia, no hacía mucho caso de lo que decían o proponían, porque pensaba que nadie lo iba a hacer o a cumplir, al final siempre ganaba el PRI.

De las mujeres que han participado en política recuerda sólo a una que otra, como Idolina Moguel (senadora entre 1988-91), y considera que es urgente que se respeten los espacios establecidos en la ley para lograr la participación efectiva de las mujeres: nadie respeta el 30 por ciento y se sigue pensando que somos las eternas suplentes, así jamás llegan.

Por otro lado, agrega, hay que reconocer que en Oaxaca no todas las mujeres se avientan, son las mismas de siempre, en el PAN recuerdo que las mujeres fueron las mismas de siempre durante 20 años. En el PRI por 20 años vi al mismo hombre ser diputado local y luego federal y viceversa.

También hay que reconocer que los partidos no apoyan a las mujeres. No es como a los hombres. En los partidos los hombres tienen un ingreso económico, se les paga, a las mujeres que las siga manteniendo el marido, pero eso sí hay que hacer tequios, trabajo voluntario y eso para muchas es perder el tiempo.

María de la Luz recapitula. Explica que cuando era más joven las mujeres no pensaban en política, porque las mujeres teníamos que ayudar en la casa, a cuidar a nuestros cinco, seis o siete hermanos, participar en la «talacha política era un lujo».

Y agrega que para los padres ir al partido –al que fuera- era simplemente mal visto y recibíamos por ello recomendaciones como «te pueden usar», eso no te deja nada, dedícate a tu casa, ayuda a tu mamá en las tardes o vete a trabajar pero de política, de partidos ni hablar era perder el tiempo y uno no estaba para eso.

María de la Luz, quien además es madre de dos hijas, ambas profesionistas, considera que es tiempo que las mujeres se organicen y que «dejemos de grillarnos», mientras que los partidos deben mirar hacia las mujeres y formar nuevos liderazgos, principalmente entre las más jóvenes, porque el país necesita nuevos liderazgos.

LAS MUJERES AVANZAN, PERO TODAVÍA FALTA

A diferencia de su abuela y de su madre, Luz Mariela Perea Vásquez, a sus 23 ya tiene una elección federal, una para conformar el Congreso local y una municipal en su haber. Los tiempos de Mariela son distintos, ya no sólo gana el PRI, ahora hay muchos partidos gobernando.

Vestida de pantalón de mezclilla y playera, la joven abogada, desayuna junto con su madre y su abuela, a quien visitan con motivo de la entrevista con Cimacnoticias para ir luego a toda prisa a trabajar y a seguir con sus preparativos personales.

Este verano -dice con la sonrisa en los labios- inicia una maestría en Derecho Laboral por la Universidad de Barcelona, España. Por el momento no piensa en casarse, ahora quiere estudiar, viajar un poco y hacer todo lo que le gusta.

Para Luz Mariela el derecho al voto es natural, cuando cumplió 18 años obtuvo su credencial de elector sin mayor problema y explica que participar en las elecciones es un deber y una obligación que todas las mujeres debemos ejercer, porque obtener el sufragio femenino costó mucho a las mexicanas.

Reconoce además que persiste la discriminación, pues muchas mujeres de Oaxaca no pueden cumplir con este derecho constitucional, por los usos y costumbres, las tradiciones o lo que sea… En cambio, cuando votamos estamos en condiciones de exigir y cuando elegimos lo tenemos que hacer pensando en los cambios legislativos que requiere el país.

Aunque milita en un partido político, dice que durante estas campañas políticas ha tenido oportunidad de escuchar a algunos de las y los otros candidatos, para conocer sus propuestas y poder tomar su decisión, aunque dice que está en la mejor opción.

La entrevistada agrega que aunque hay apertura y una mayor participación de mujeres no sólo como electoras sino para ser elegidas, aún queda mucho por hacer y para ello coincide con María de la Luz, su madre, en la necesidad de actuar en positivo entre nosotras y procurar que más mujeres participen.

– En esta misma mesa oí infinidad de veces hablar de política, toda la familia tiene cultura cívica, lo hemos ido heredando, votar se ha convertido en un deber ciudadano real, lo que no sucede en todos lados, no toda la población joven tienen información, ahora mismo no tienen idea de quienes son las y los candidatos.

Sostiene que uno de los problemas fundamentales entre las y los jóvenes es que la política se presenta como algo que da flojera, se prejuicia y se piensa que es algo que otros, generalmente hombres, tienen que hacer por el resto de la población, todo eso tiene que ser diferente y depende de los propios partidos políticos.

Hoy las mujeres participamos, somos mayoría en el padrón y la lista nominal, el siguiente paso sería lograr que haya más candidatas y muchas nos estamos preparando.

Las tres Luces participarán este 6 de julio en el proceso electoral, tendrán la oportunidad de elegir entre 11 candidatos de igual número de partidos políticos a la diputación federal por la VIII circunscripción, en el que casualmente sólo tres son mujeres candidatas, el resto son varones.

2003/SJ/MEL

       
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