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La política económica contra la población femenina

Por Rafael Maya

En momentos en que el gobierno federal lanza de nuevo la ofensiva para gravar alimentos y medicinas, legisladoras, economistas y activistas de la sociedad civil coinciden que una eventual reforma fiscal debe tomar en cuenta necesariamente las diferencias socioeconómicas entre hombres y mujeres.

Y es que mientras a la administración de Vicente Fox no le importa la repercusión que pudiera tener en las mexicanas un eventual cobro del IVA en alimentos y medicinas, especialistas advierten que la política económica debe contribuir a mejorar las condiciones de vida de las mujeres y no a afectarlas aún más como pretende el gobierno del «cambio».

Investigadoras de la sociedad civil y asesoras partidistas incluso explican que se requiere de una reforma fiscal «integral» en la que se incluya el llamado enfoque de género en la ley de ingresos, en la planeación del presupuesto de egresos y en el ejercicio del gasto social.

Aseguran que al incorporar en la política económica variables como la diferencia salarial entre los sexos o el trabajo doméstico no remunerado de las mujeres (el cual de incluirse en las cuentas públicas elevaría 12 puntos porcentuales al Producto Interno Bruto, según estimaciones), se fomentarían la productividad, el empleo y la ampliación de los servicios públicos a la población más vulnerable.

PROPUESTAS «REVOLUCIONARIAS»

Para el consultor del Banco Mundial y planificador de políticas públicas Francisco Cos, las economistas feministas han realizado severas críticas a las políticas macroeconómicas neoliberales que lejos de mejorar el nivel de vida de la población, han aumentado la pobreza y la inequidad social entre hombres y mujeres.

Aunque reconoce la poca viabilidad de una reforma fiscal integral con enfoque de género, toda vez que significaría una transformación radical del actual modelo económico, el especialista considera que se debe rechazar el cobro del IVA a medicinas y alimentos toda vez que se afectaría más a las mujeres pobres.

A partir de la premisa de que las políticas macroeconómicas afectan de manera diferenciada a los sexos, Francisco Cos sostiene que las mujeres como administradoras del gasto familiar verían mermada su capacidad de consumo al ser gravados productos tan básicos como los alimenticios y los medicamentos.

Igualmente, Helena Hofbauer, directora ejecutiva del Centro de Análisis e Investigación Fundar –grupo civil especializado en estudios económicos– advierte que de eliminarse la tasa cero del IVA a los alimentos, las mujeres –sobre todo las jefas de familia–verían más afectada su nutrición y por consiguiente su salud.

«¡La mujer en la casa es la última en comer!», manifiesta la especialista y explica que los economistas «no entienden» que los recursos en los hogares se distribuyen inequitativamente, y como resultado las mujeres de familias marginadas son más afectadas.

La presidenta de la Asociación de Economistas Mexicanas, Cristina Ramos, advierte que el IVA en alimentos «le pega» a las amas de casa y a las mujeres trabajadoras que ganan menos que los hombres.

En todo caso, propone, se deberían gravar alimentos enlatados de importación y artículos suntuarios, así como ampliar la base de contribuyentes al tiempo que se implementan medidas para evitar la evasión fiscal.

La doctora en Economía Financiera por la Universidad de La Sorbona de París, aclara que no se le deben cobrar impuestos a las personas que subsisten de la economía informal –muchas de ellas mujeres–, y por el contrario que se establezcan tasas impositivas a actividades «subterráneas» de venta de artículos electrónicos y ropa importada.

ESTÍMULOS FISCALES

Cristina Ramos, quien también es asesora en la Coordinación de Asuntos Internacionales del PRI, se pronuncia porque mediante una reforma legal se otorguen incentivos fiscales a las empresas que contraten a mujeres trabajadoras.

A su vez, resalta la importancia de que el diseño y ejecución del presupuesto de egresos de la Federación contenga un enfoque de género.

Recuerda que en la Cámara de Diputados está pendiente una iniciativa de la pasada Legislatura para que mediante la Ley de Planeación –la cual regula los planes y programas de la Administración Pública Federal– se logre la igualdad de oportunidades para mujeres y hombres.

La ex coordinadora de asesores de la desaparecida Secretaría de Programación y Presupuesto, también considera que los llamados «microchangarros» en los que también participan muchas mujeres tengan incentivos fiscales, o que se les cobren tasas impositivas diferenciadas dependiendo de sus ingresos.

CONTABILIZAR EL TRABAJO DOMÉSTICO

Según cifras del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática de 2001, 95.6 por ciento de las mujeres realizan trabajo doméstico a comparación de 61.3 por ciento de varones que también hacen labores en el hogar.

La integrante de la organización civil Milenio Feminista Laura Frade, advierte que las mujeres aportan a la economía el trabajo doméstico gratuito el cual no es considerado en las cuentas nacionales.

En un estudio elaborado por la campaña Las multilaterales en la mira de las mujeres, Frade resume que una reforma fiscal que incluya la perspectiva de género «debería de tomar todos los hechos económicos como base para su diseño, no sólo los tradicionalmente masculinos».

Añade: «Los aportes brindados por las mujeres, así como las diferencias laborales encontradas en la posición de las mujeres con respecto de los hombres, implicarían un cambio sustancial en la reforma fiscal de nuestro país».

Tanto Cristina Ramos como Francisco Cos coinciden en que el trabajo doméstico se cuantifique como una cuenta «satélite» o paralela, es decir que no entre propiamente a las cuentas del PIB pero que permita que en el diseño de políticas públicas y en el gasto social se contemplen subsidios para la salud, educación, alimentación, entre otros servicios, para las mujeres que no han ingresado al mercado laboral.

¿SUEÑO GUAJIRO?

El también economista y académico del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) Félix Vélez, considera más factible que el enfoque de género sea tomado en cuenta en las políticas públicas que las propuestas ambientalistas.

Aunque observa que habrá resistencias oficiales a medidas fiscales que podrían beneficiar a las mujeres, toda vez que podrían interpretarse como discriminatorias del otro sexo.

Mientras en el Senado ya se debate sobre la posibilidad de una reforma fiscal y la Secretaría de Hacienda propone una tasa general de 10 por ciento del IVA al consumo –incluido alimentos y medicinas–, las fuerzas políticas de oposición afinan sus estrategias.

La diputada perredista Dolores Padierna advierte que su partido rechazará cualquier reforma fiscal que afecte más los bolsillos de la población. Adelanta que su partido presentará en el Congreso propuestas integrales para mejorar el nivel de vida de los grupos más vulnerables, que incluyen reducciones a los costos de la energía eléctrica y el gas de uso doméstico.

Además, señala los beneficios de una política social que beneficie a las madres jefas de familia («como ocurre en el Distrito Federal»). Agrega que las mujeres trabajadoras tienen un nivel de productividad «muy alto» y que si se les estimula fiscalmente y se les dota de mejores empleos y salarios «el país saldría ganando».

2003/RM/MEL

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