Las mujeres indígenas son violentadas en sus comunidades por sus esposos familiares; en sus lugares de trabajo y por las instituciones de salud, refirieron hoy mujeres integrantes de la Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas.
Reunidas en un hotel de la ciudad de México con motivo de los preparativos para el Cuarto Encuentro Continental de Mujeres Indígenas que se realizará en Perú en marzo de 2004, mujeres líderes de sus comunidades puntualizaron que la forma más común de violencia es la intrafamiliar, las violaciones sexuales y la discriminación en los servicios de salud.
En vísperas de la conmemoración del Día Internacional de la No Violencia Hacia las Mujeres, a celebrarse el próximo martes, y provenientes de lugares como la sierra de Zongolica en Veracruz; de Cuanajo, en Michoacán, o de estados como Querétaro, Guerrero y Oaxaca, las mujeres coincidieron en que el alcoholismo es un detonante de la violencia intrafamiliar.
Cuando los esposos «toman» llegan a la casa y golpean a sus mujeres.No se les permite estudiar ni trabajar y en algunas comunidades llegan a ser madres desde los 13 años.
En Michoacán, por ejemplo, refiere Marilú Téllez, las mujeres de las comunidades indígenas que trabajan con madera y solventes no tienen protección de ningún tipo, lo que provoca embarazos de alto riesgo.
Y en Oaxaca, refiere Daisy Santiago Avendaño, quien con apenas 16 años ya es líder de su comunidad, las mujeres son discriminadas en los servicios de salud; muchas mujeres han muerto de enfermedades que pudieron ser atendidas.
«Solo hay un centro de salud, pero ahí no se atiende a las mujeres; los doctores son pasantes, en algunos casos no son recibidas en los hospitales y tienen que recorrer tramos de una hora y media o a veces hasta seis horas para ser atendidas», dice.
Esta es la peor forma de violencia contra las mujeres de su comunidad, dice Daisy, quien añade que otra forma de violencia es la discriminación por la lengua. Muchas mujeres no hablan español, sino chinanteco, y no saben leer ni escribir, lo que propicia que aumente la discriminación en los servicios de salud.
Angelina Domínguez Santiago, de Querétaro, denunció que en su comunidad se han dado casos de violaciones sexuales contra mujeres; ellas callan, por temor no denuncian a sus agresores y cuando lo hacen las autoridades desechan los cargos y las insultan; cuando tienen a sus hijos son mal vistas por los demás miembros de la comunidad.
Las mujeres líderes de sus comunidades denunciaron que además son violentadas por el mismo gobierno, que condiciona los programas como Oportunidades o los de vivienda, además de que las comunidades más alejadas de las cabeceras municipales no son tomadas en cuenta.
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