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Ellas siempre al frente

Por Sara Lovera

En el penal de Santiaguito todavía están presas siete mujeres por los acontecimientos violentos de Atenco de mayo pasado; Paulina Palma, una de las extranjeras expulsadas del país por esos hechos, no ha recobrado su visa para volver a México y otras dirigentes siguen escondidas.

La toma de radiodifusoras por un grupo de mujeres en Oaxaca hace unos días, ha significado que pese sobre ellas una demanda por «ataques a las vías generales de comunicación».

Aquí en la ciudad de México, en la Plaza de la Constitución, cientos, miles de mujeres participan en la protesta civil a la que llamó la coalición Por el bien de todos (así de todos se llama).

El primero de septiembre fue la legisladora y defensora de los derechos humanos, Rosario Ibarra de Piedra, quien extendió la bandera nacional y encabezó la toma de la tribuna que impidió que el presidente Vicente Fox rindiera su sexto y último informe de gobierno.

En la tribuna, antes, las diputadas Martha González del PRI y Marina Arvizu del partido Alternativa, denostaron la política de Vicente Fox. En las curules sus correligionarios, como se sabe mayoría varones, se frotaban las manos. Al menos Martha había dicho su precio a Vicente Fox.

Todos los días en el Zócalo capitalino, desde hace 39 días, es Jesusa Rodríguez quien participa animando a los integrantes de la protesta, todos los días. Promueve los elencos artísticos. Imagina mil maneras de promover la protesta cultural. Todos los días hasta por 8 o 9 horas.

A lo largo de la mega protesta, las mujeres son muchísimas. Están en los campamentos, aseguran la alimentación, procuran que esté limpio, atienden a niños y niñas, ayudan a los ancianos, reparten volantes, confeccionan toda clase de afiches y artículos promocionales, son encargadas de la venta y distribución de videos sobre AMLO, siempre están en la primera fila de las vallas.

Las mujeres, de todas las edades y en todas las circunstancias del país, como diría AMLO, de la Independencia en 1810 a la protesta civil en 2006, están.

Trenzadas a la vida pública y política. No las arrendra ni el sol ni la lluvia. Se dan tiempo para todo. Ellas encabezaron el camino al Congreso y se enfrentaron con militares y policías, librando los retenes, siempre adelante del grupo de los hombres.

Y en su vida cotidiana muchas de estas mujeres. Las de Atenco, las de Oaxaca, las legisladoras, las militantes de grupos de interés, las periodistas tempraneras en las conferencias de prensa que inventaron los dirigentes a las 7 de la mañana, están.

Sin embargo, sus asuntos. Sus demandas. Sus agendas son siempre pospuestas por los dirigentes políticos. Se ocultan en las páginas de los diarios. Se ponen al final de los presupuestos, se las llama grupo, sector. Si algo reciben, es como parte de los programas sociales de emergencia.

No se las considera ciudadanas plenas, ni libres, ni iguales. La discriminación se expresa en múltiples facetas. Su muerte por aborto, por parto, por homicidio artero, por desnutrición. Su marginación y exclusión, son irrelevantes para quienes en México hacen política, alteran la vida pública, organizan la violencia social e institucional.

Pero se les necesita. Las llaman y las ponen a trabajar por el bien de México. Pero en la realidad se les margina. En los discursos no las nombran.

Habría que reflexionar. No podemos crear una Patria Nueva, esa de la que habla la Coalición por el bien de todos, o la justicia que ofreció Vicente Fox. Ni se puede pensar en los procesos de transformación, sin considerar la desigualdad, la opresión y la exclusión de las mujeres.

No se pude ofrecer un país de justicia y no impunidad, mientras se violente la vida diaria de millones de mujeres mexicanas. No se pude hablar de cambios si se consiente el ocultamiento de más de la mitad de la población.

No se podrá hacer ninguna reforma del Estado si se defiende a la familia tradicional y autoritaria. Si se cree que es natural que las mujeres no tengan libertad ni capacidades propias e impulsadas por quienes, siempre casi exclusivamente hombres, están en la pelea, parece, que de sus intereses de género.

En unas horas, quizá cuando esto circule, el TEPJF, habrá cerificado el fraude. Habrá nombrado un presidente espurio e ilegítimo. Un presidente conservador, que está contra la píldora del día siguiente y cree que las mujeres sólo son madres. No importa que diga, el tiempo pasa, los hechos dicen, las circunstancias revelan la verdad para las mujeres.

Y en unas semanas el pueblo (así se llama en colectivo a toda la gente) seguirá en movimiento. Pero si no se discuten las condiciones de las mujeres, si no se defiende su agenda y su programa. Otra vez habremos sido únicamente utilizadas, por unos y por otros.
06/SL/LR/CV

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