A juzgar por el número de diputadas y senadoras electas y a pesar de no se logró igualar o superar el umbral del 30 por ciento, el impacto de la cuota de género logró justificar de nuevo su utilidad como instrumento para revertir la subrepresentación de la mujer, toda vez que permitió que un 22.8 por ciento de curules en la Cámara de Diputados le correspondieran a mujeres y un 17.18 por ciento al Senado.
En números absolutos la LX Legislatura contará con 114 congresistas, es decir, apenas dos diputadas menos que en la legislatura precedente, por lo que en números relativos se mantiene prácticamente igual (alrededor del 23 por ciento).
El partido político que logró colocar al mayor número de mujeres en la próxima legislatura fue el Partido Aacción Nacional (PAN) con un total de 48 diputadas electas, 50 por ciento por el principio de Mayoría Relativa (MR) y 50 por ciento de representación plurinominal (RP).
A pesar de que la Coalición por el Bien de Todos no se distinguió por postular los porcentajes más altos de mujeres en este proceso electoral, el PRD ganó curules para 27 diputadas, de las cuales 15 fueron electas por el principio de MR y 12 de RP; el PRI logró colocar un total de 17 mujeres, 10 de MR y 7 de RP.
Si bien en alianza con su homólogo el PRI, el PVEM conquistó un número mayor de diputadas por el principio de RP (9 en total).
Convergencia y el PANAL ganaron cuatro curules para mujeres respectivamente por este principio, sin que lograran ganar ninguna por el de MR; el PASC logró cinco diputaciones de RP de las cuales dos fueron para mujeres.
Por lo que atañe al Senado, los resultados otorgan siete escaños para mujeres en los casos del PAN y del PRD, cinco para el PRI y tres para el PVEM, sumando un total de 22 congresistas que representan el 17.18 por ciento del total de senadores, en todos los casos nos referimos a candidatas por ambos principios.
Lo anterior confirma la hipótesis de que si bien la cuota no asegura resultados, sí favorece la inclusión o permanencia de un umbral mínimo de mujeres en las asambleas legislativas, sobre todo si éstas son postuladas por partidos con mayor competitividad electoral, fenómeno que ya ha sido estudiado en comicios precedentes coincidiendo también con la tendencia observada en el ámbito internacional.
Si bien es cierto que dicho umbral se mantiene por debajo del porcentaje o cuota que se exige a los partidos en el COFIPE -y atendiendo a los obstáculos que éstos interpusieron a las candidaturas femeninas en la pasada elección presidencial-, los resultados obtenidos constituyen la evidencia empírica a favor de la efectividad de la cuota aunque ésta sea relativa.
La tarea ahora es dar seguimiento a las iniciativas y acciones afirmativas de las comisiones de equidad y género de ambas cámaras para constatar si la permanencia de una masa crítica marca una diferencia sustantiva, ya que una cosa es incluir un número mayor de mujeres y otra muy distinta representar los intereses de aquellas a quienes -real o simbólicamente- representan.
El reto no es menor, considerando el ambiente político actual, en donde también se pone a prueba la tolerancia y el diálogo necesarios para garantizar el establecimiento de consensos y la gobernabilidad.
06/PP/LR/CV