La epidemia provocada por el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) y el Virus de inmunodeficiencia humana (VIH) ha alcanzado a miles de mujeres que se ven cada día más afectadas: hoy suman 17 mil 500 mexicanas que no sólo sufren las consecuencias en su salud, sino que además permanecen invisibles para el sector público.
La carente educación en sexualidad y los casi nulos recursos públicos reservados a la prevención del VIH/Sida son los principales obstáculos para disminuir la vulnerabilidad de la mujer ante esta enfermedad, de acuerdo con el director general de Centro Nacional para la Prevención y Control de l VIH-Sida (Censida), Jorge Saavedra.
Las mujeres son la población de mayor vulnerabilidad ante esta epidemia, ya que de las 96 mil 513 personas infectadas hasta junio de 2005, el 16.5 por ciento eran mujeres, de acuerdo con datos dados a conocer en octubre de 2005, durante la Mesa de Medios y Género organizada por Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC) y la Federación Friedrich Ebert, donde se habló sobre Sida y las políticas de prevención y atención para las mujeres.
A pesar de las cifras, no existen programas ni proyectos dirigidos específicamente a la población femenina pues «su impacto sería mínimo», según las autoridades. Y el Censida no distribuía condones femeninos que facilitaran la autonomía de las mujeres, por considerarlos muy caros.
Por otro lado, en el Primer Encuentro de Mujeres Positivas, auspiciado por la Comunidad Internacional de Mujeres Viviendo con VIH/Sida (ICW), que se llevó a cabo en mayo de este año, Hilda Esquivel, representante en México de dicha organización, señaló que existe una falta de recursos para atender la problemática específica de las mujeres con VIH.
Así lo señala la nota «Indiferencia para mujeres con VIH/Sida en planes de gobierno», escrito por Miriam Ruíz y publicado en mayo de este año por Cimacnoticias.
Esquivel también advirtió que la invisibilidad que sufren las mujeres infectadas no sólo está presente en los planes de gobiernos, sino también de las organizaciones civiles que trabajan sobre el tema.
A decir de la representante de ICW en México, desde el inicio de la pandemia se buscó atender en primera instancia a las poblaciones consideradas de alto riesgo: hombres que tienen sexo con hombres (HCH), quienes representan el grupo con mayor número de casos, y trabajadoras sexuales, dejando de lado a las mujeres heterosexuales y monógamas, un grupo que crece a gran velocidad.
Y aunque las amas de casa, por su parte, son quienes en mayor medida fueron contagiadas por sus parejas sentimentales, para el titular de la Secretaría de Salud, Julio Frenk Mora, esta población pasó desapercibida.
Por otra parte, la ex gobernadora de Tlaxcala, Beatriz Paredes Rangel, señaló en junio de este año, al reunirse con distintas organizaciones civiles, que existe la falta de políticas públicas y de Estado con relación a la prevención y apoyo a personas con la enfermedad.
Mientras que Javier Martínez, de la Red Nacional de Personas con VIH, enfatizó que son la negligencia médica y la discriminación los principales obstáculos que enfrentan las mujeres infectadas con el VIH/Sida.
Y advirtió que en la población femenina la enfermedad se acelera, especialmente en amas de casa, por lo que subrayó que existe la necesidad de crear campañas sobre educación sexual dirigidas a las mujeres, ya que se estima, que el 87 por ciento de las mujeres con esta enfermedad fueron infectadas por sus parejas sentimentales.
06/HVR/GG