Inicio Sexualidad Femenina

Sexualidad Femenina

Por Guadalupe Cruz Jaimes

A pesar de que las mujeres representan casi la mitad de la población infectada por VIH, en el mundo y el 58 por ciento en el África sub-sahariana, cuentan con opciones restringidas para prevenir enfermedades de transmisión sexual.

Los factores económicos, sociales y culturales relacionados con la falta de poder de las mujeres sobre sí mismas y en su contexto obstaculizan las estrategias actuales para prevenir enfermedades de transmisión sexual, como el uso del condón, la abstinencia, menos compañeros sexuales y monogamia, entre otros.

El preservativo femenino es el único método de sexo seguro controlado por las mujeres, pero a diferencia del masculino es más costoso y menos común en los puntos de venta.

A dichos inconvenientes se agrega la falta de negociación en la pareja para la utilización del preservativo, pues es recurrente que el varón se niegue al convenio utilizando excusas como la disminución del placer durante el coito.

Además la sexualidad femenina se ve limitada por ideas perjudiciales que desvalorizan a la mujer y afectan su salud sexual.

A las mujeres desde la infancia se les inculca la vergüenza por su propio cuerpo. Esta actitud dificulta a las niñas y adolescentes cuestionar a sus padres sobre la aparición de los cambios en sus cuerpos en la pubertad o sobre el acto sexual.

Así como esta, existen otras ideas perjudiciales para la salud sexual femenina, como que las mujeres no pueden estar contentas sin la compañía de un hombre o que sienten menor deseo.

En muchas comunidades el cuerpo de la mujer se considera como propiedad del hombre. El padre, el compañero o el esposo sostienen la idea de que la mujer es un objeto del cual pueden disponer. Cuando en realidad el cuerpo de una mujer le pertenece sólo a ella. Las mujeres son las únicas poseedoras del derecho a decidir cómo, cuándo y con quién compartir su sexualidad.

La idea del empoderamiento del otro sobre su cuerpo daña la salud sexual femenina, porque desde la infancia aprenden que otras personas son las encargadas de la toma de decisiones importantes en su vida.

Sin importar cuáles sean sus deseos, se siente obligada a cumplir con las expectativas de los otros que han decidido sobre el ejercicio de su sexualidad.

La virginidad es un ejemplo de la sujeción ideológica bajo la cual se rigen muchas mujeres, las cuales consideran que su valor radica en el himen; pensamiento inculcado por su entorno.

A medida que las mujeres luchan por ganarse el derecho a cambiar los papeles establecidos sexualmente, pueden ganar un mayor control sobre las cosas que determinan su salud sexual.

Para una buena salud sexual una mujer necesita poder expresar su sexualidad de forma placentera, escoger a su pareja, negociar cuándo y cómo tener relaciones sexuales, decidir si desea embarazarse, tener acceso a la planificación familiar, evitar infecciones de transmisión sexual y llevar una vida libre de violencia sexual.
06/GCJ/GG

Este Web utiliza cookies propias y de terceros para ofrecerle una mejor experiencia y servicio. Al navegar o utilizar nuestros servicios el usuario acepta el uso que hacemos de las cookies. Sin embargo, el usuario tiene la opción de impedir la generación de cookies y la eliminación de las mismas mediante la selección de la correspondiente opción en su Navegador. En caso de bloquear el uso de cookies en su navegador es posible que algunos servicios o funcionalidades de la página Web no estén disponibles. Acepto Leer más