Un nuevo ciclo de vida siempre anima. Este primero de enero, aunque comenzó con luna llena, inmensa y maravillosa, parece retarnos a todas las mujeres y a todos los hombres de México. Nos reta a una sola actitud: resistencia.
Lo digo porque en Oaxaca, aunque la noche vieja y el comienzo de 2007 aparecieron a nuestros ojos con calma chicha, en realidad la ciudad está sitiada por policías, militares y paramilitares. Los familiares que hacen guardia en los penales han sido hostigados.
En Oventic se recibió al nuevo año en medio de la convicción de que la única forma de vida entre los humanos puede ser la libertad, la dignidad y la justicia. De otro modo, la batalla por conseguir eso debe continuar y ahora desde la resistencia a un régimen represor e insensible.
Y no es cuento. Hay que callar, dice el secretario de Gobernación, callar y no reaccionar frente a cómo se puebla el país de militares. Lo contrario es, dijo, «hacerle el juego a los narcos». Y eso me recordó cuando una amiga hace años me dijo que no hiciera investigación sobre un grupo de mujeres violadas por los policías pagados para perseguir el narco, porque les haría yo el juego a los delincuentes.
Y eso me recuerda que descubrir ante la opinión pública el abuso sexual de las llamadas jóvenes del sur (en el Distrito Federal) fue lo correcto, como es ahora correcto difundir cómo se ha maltratado y humillado a las mujeres apresadas en Oaxaca desde el 25 de noviembre.
Como indica el informe difundido ayer por la Comisión Internacional Civil de Observación de los Derechos Humanos, se han violado las garantías a muchas personas, se usaron toques eléctricos y vejaciones. Y a las mujeres, que adoran su cabello largo, cuyas trenzas con frecuencia son tan largas que llegan a las corvas, a ellas les cortaron cruelmente sus cabellos.
Nadie puede iniciar con luna llena un año promisorio cuando al mismo tiempo que se apresa a quien está descontento o descontenta, se aumenta el precio del gas doméstico, como regalo de reyes. Y quién podría echar palomas al aire, al comienzo de 2007, cuando se asoma una guerra civil en Irak y se aplaude la ejecución de Sadam, como única medida para cobrar los crímenes de un mounstro. ¿Sólo cegando la vida? Me pregunto.
Parece que el llamado del Comandante David en Oventic es cierto: resistir, es decir mantener nuestros anhelos, nuestras demandas, nuestras denuncias, mantener lo ganado, estar unidos y unidas en eso, en la lucha por la dignidad, la libertad y la justicia, frente a un gobierno cuya debilidad manifiesta le hace sacar armas, discursos sin sentido, aumentos de precio a los productos básicos y se muestra insensible.
Resistir para las mujeres significa no dar un paso atrás. Reiterar y reiterarse a sí mismas que ninguna promesa, ayuda económica y buen rostro de algún funcionario o funcionaria garantizan nada.
Ahí esta el reporte de fin o de principio de año, para quien dude, para quien quiera leer: En Quintana Roo, un abuso sexual diario en 2006; es decir 365, la mayoría niñas. El caso denunciado por Lidia Cacho sólo ha recibido indiferencia de los funcionarios, desprecio y miedo político, por eso los panistas protegen a los involucrados, porque son priistas socios del nuevo régimen. Y esta cifra de Quintana Roo es sólo una muestra de lo que sucede. Y el hostigamiento a los familiares de quienes están presas en Miahuatlán, Oaxaca, también es muestra de la represión que se asoma.
En fin, mientras haya presos y presas en Cuicatlán, Cosolapa, Tlacolula, Miahuatlán, las cárceles de Coahuila o Nuevo León con mujeres indígenas, ninguna luna puede anunciar un buen año. En cambio, será bueno si hacemos resistencia activa, si no hacemos caso de callar y si no nos invade una actitud evasiva de la realidad.
¡¡¡Feliz año¡¡¡
* Periodista y feminista mexicana, directora fundadora de Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC), propuesta al Premio Nobel Mil Mueres por la Paz en 2005.
07/SL/GG