La otra promesa que le dio en triunfo al Frente de Daniel Ortega, en las pasadas elecciones presidenciales de noviembre, fue la de llenar las necesidades económicas de los más pobres y de empleo para los jóvenes.
Cualquier Mesías moderno sabe que, aunque no sólo de pan vive el hombre, el pan jala votos, sobre todo cuando se trata del segundo país más pobre de América Latina y El Caribe, dice Radio Internacional Feminista (RIF).
Pero el pan y el empleo riñen con otra de las extensiones del pacto entre Ortega y el ex presidente Arnoldo Alemán, acuerdo que exoneró a ambos de actos punibles: el del apoyo al neoliberalismo y a la atracción de la inversión extranjera a Nicaragua en el marco de un Tratado de Libre Comercio (TLC) que ese país ya firmó con Estados Unidos. Esta política contó con el aval del Frente de Daniel cuando estaba en el Congreso, por cierto.
Y es que los ex comandantes de la Revolución que actualmente están en el Frente de Daniel son, ellos mismos, nuevos ricos. Es la nueva clase empresarial que se convirtió en tal con la famosa «piñata», usurpando personalmente los bienes del Partido cuando perdieron el gobierno en los años 90 y juraron proteger los bienes de la posible confiscación de la derecha, poniéndolos a sus nombres.
La periodista Azucena Castillo, de la radio universitaria y productora en La Primerísima, explicó a RIF cómo este proceso permitió que la familia Ortega Murillo pasara a ser propietaria de 8 emisoras de radio y al menos 3 de televisión en Nicaragua. «Así, con sus hijos que las dirigen, marcan la agenda informativa juntos con los grupos religiosos y económicos que también son propietarios de medios.»
Nunca devolvieron al país los bienes, o siquiera al mismo Frente. ¿A raíz de qué van a dejar de pertenecer a la clase de los nuevos ricos? Difícilmente van a repartir sus fortunas ni su «know how» de cómo hacer plata, menos ahora estando en el poder.
EL CUENTO MESIÁNICO
Pero alguna gente, y no poca, creyó el cuento mesiánico. El Frente de Daniel obtuvo una mayoría de votos, alcanzando el 37,99 por ciento de los votos en una elección que contó con la participación del casi el 90 por ciento del electorado.
Arnaldo Zenteno, de las Comunidades Eclesiales de Base (CEB), escribe en el Internet el día después de las elecciones que, como sandinista, él celebra el triunfo. Declara que está feliz porque no quedó la derecha. Punto seguido atribuye el triunfo a muchos factores, destacando entre ellos que «Mucha gente ya está muy cansada del fracaso de los gobiernos liberales-neoliberales que han gobernado 16 años y que han acentuado la concentración de la riqueza y la extrema pobreza del pueblo.»
Y probablemente es cierto. Una mujer del mercado Roberto Huembes en Managua me dijo días antes de las elecciones que al menos cuando estaba el Frente, hace más de 16 años, «teníamos un poco de medicina y alfabetización, pero ahora ni eso, tal vez volvamos a ver alguito de eso. Lo único que nos queda es la fe. Esa no lo podemos perder.»
A fin de cuentas, dicen analistas políticos que el voto sandinista, que no vino de los «duros» del Partido, procedió de la gran cantidad de jóvenes desempleados y de la clase más pobre, que ya no tiene nada más que perder.
Claro que tanto Arnaldo, la mujer del mercado y tantas otras personas que cifraron las esperanzas en el pasado revolucionario del Frente de Daniel o en las esperanzas de un posible viraje, todavía tienen algo que perder. En este período verán si la fe ciega en un pasado y la apuesta al mal menor en la actualidad, sobreviven.
El día antes de las elecciones, Guadalupe Salinas ya había vaticinado en RIF algunas de las lógicas que podrán explicar el comportamiento electoral de quienes sentían que ya no tenían nada que perder o que respondieron a la fe ciega.
«Las cifras de votos para el Frente van a evidenciar cuánto todavía existe de «pragmatismo resignado», como le llama Andrés Pérez Baltodano. Es gente que está todavía atrapada por lo que pudo haber sido y no fue, que quieren dar una última oportunidad, como las mujeres victimas de violencia que insisten en que él era tan bueno, que siguen esperando el retorno del agresor a ese estado, aunque se exprese por unos minutos una vez por año.»
Salinas añade que hay gente que sigue atrapada en la lógica de la agresión porque se les olvida que la mayoría de la gente que hizo la Revolución Sandinista, ya no está en el Frente de Daniel. «Hoy el mundo es otro, Daniel no va a poder llenar las expectativas que ha creado en el electorado.
Bien pronto la gente que votó por él se va a dar cuenta de lo que no han comprendido todavía y vendrá una catarsis. Las que hemos trabajado apoyando víctimas de violencia sabemos por dónde se rompen esos amarres y lo que sucede. Aquí estamos viendo un síndrome similar, en la gente honesta.»
El mismo Arnaldo ya duda si el Frente de Daniel cumplirá cuando sostiene que la principal preocupación es si el Frente va a cumplir con todo lo prometido, de lo contrario ? dice – habría una tremenda frustración del pueblo que votó por el Frente, y especialmente de la juventud.»
ATADURAS NEOLIBERALES
Otra preocupación que señala es «si las ataduras internacionales, por ejemplo con el FMI, le permitirán al Frente actuar con suficiente libertad, por ejemplo en contra de la privatización de la energía eléctrica y para destinar unas partidas justas y necesarias para la salud y educación.»Igual incertidumbre siente ante la implementación del TLC-CAFTA que como señala, «que tanto afecta a los campesinos pequeños y medianos productores.»
Y su última y más importante preocupación es si el Frente va a modificar asuntos cruciales que le han sido criticados, mencionando «el pacto con Alemán, la corrupción de algunos dirigentes, los mega salarios de sus diputados y todo lo que huela a desmedido enriquecimiento de sus dirigentes, en la purificación, despartidización de la Justicia.»
El poeta nicaragüense, Ernesto Cardenal, ex Ministro de Cultura de la Revolución Sandinista lo tiene más claro: «el FSLN de Daniel Ortega no es el sandinismo, sino su traición.»
Hay en Nicaragua otras fuentes de claridad y liderazgo sandinista que están en lucha por restituir el proyecto traicionado, pero desde otros liderazgos, otros modelos de participación y de nación.
Las feministas que participamos en el Observatorio Internacional de Mujeres a las Elecciones encontramos una de sus expresiones en el Movimiento Autónomo de Mujeres (MAM).
Al respecto, dice una de las participante del Observatorio, la periodista guatemalteca, Ana Cofiño: «El paso que dieron las feministas, de aliarse coyunturalmente con el Movimiento de Renovación Sandinista, es parte de esa cultura política que busca formar parte, que ya no se conforma con ver desde fuera cómo otros ejercen el poder, sino que se asume con poder para ejercerlo.»
*Directora de Radio Internacional Feminista
07/MST/GG