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Hannah Arendt

Por Erika Cervantes

Nació mujer, quiso estudiar y sobre todo dedicarse a la filosofía: algo impensable en la Europa de principios del siglo XX.

Hannah Arendt se enfrentó a esos obstáculos, pero además a la política antisemita de Alemania que le impidió, siendo ya doctora en filosofía a sus 22 años, enseñar por el hecho de ser judía.

Muchos años abrían de pasar antes de ser reconocida en su natal Alemania. Pero el extraordinario desarrollo profesional que logró fuera del país, que ella llamaba su hogar, fue la base sobre la construyó años más tarde su más grande obra: Los orígenes del totalitarismo.

Este libro, que trata sobre los orígenes del comunismo y del fascismo y su conexión con el antisemitismo, causó gran polémica, pues implicaba la comparación de dos modelos aparentemente antagónicos.

Hannah demostró, desde el campo de las ideas, que la libertad anunciada por ambos sistemas políticos, comunismo y fascismo, solo llevan a los pueblos a la sujeción ideológica y provocan la exclusión de personas de otras razas y clases económicas.

Hannah nació en Linden, Hanover, Alemania, el 14 de octubre de 1906. Y creció en Königsberg y Berlín. Estudió filosofía con Martin Heidegger en la Universidad de Marburgo.

Su tesis doctoral sobre el concepto de amor en el pensamiento de San Agustín, bajo la dirección del filósofo y psiquiatra existencialista Karl Jaspers, obtuvo muchos elogios. La tesis fue publicada en 1929, pero dada su condición judía fue inhabilitada para el ejercicio de la enseñanza en universidades alemanas en 1933.

Esto la llevó a migrar a Francia y más tarde a trasladarse a Estados Unidos, cuando el avance del nazismo durante la Segunda Guerra Mundial alcanzó el territorio franco en 1940.

Con esta partida, sus esfuerzos para ayudar a otras personas que huían del racismo quedaron inconclusos.

En Estados Unidos, Hannah se integró activamente a la comunidad judía-alemana en Nueva York y contribuyó en el semanario Aufbau con su reflexión sobre el totalitarismo.

Luego de la Segunda Guerra Mundial, Hannah retomó contacto con Heidegger y testificó a su favor en el proceso de desnazificación de Alemania. En 1951 se naturalizó estadounidense.

Hannah Arendt murió el 4 de diciembre de 1975 en Nueva York, Estados Unidos.

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