Que la PGR haya promovido una acción de inconstitucionalidad en contra de las reformas aprobadas por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal en materia de despenalización del aborto no causa sorpresa, ya que el procurador es tácitamente el «abogado» de la Presidencia de la República y siendo este gobierno federal de derecha que va «echo la mocha» hacia la extrema derecha, es lógico que en sus argumentaciones la PGR esgrima que una norma no puede permitir la privación de la vida del producto.
Pero el comportamiento del doctor Soberanes en su calidad de Ombudsman es realmente preocupante por el vacío que provoca la falta de defensoría de nuestros derechos humanos a nivel nacional.
No bien salimos de una controversia lastimosa respecto de sus recomendaciones o posiciones, cuando ya enfrentamos otra de sus visiones que denotan en su personalidad un gran conservadurismo y misoginia, en contraposición de lo que debiese caracterizar a quién está al frente de la defensa de los derechos humanos de las personas, y muy particularmente de las mujeres.
La pregunta inherente, que muchas mujeres nos hacemos desde el viernes pasado, es ¿a quién defiende el doctor Soberanes en su calidad de presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos? ¿A las mujeres que por sus circunstancias económicas se ven orilladas a abortar en condiciones insalubres que ponen en peligro su salud y sus vidas? No.
¿A las mujeres que después de dirimir consigo mismas su propia situación frente a un embarazo no deseado, que desde que se interrumpe su menstruación vive horas y días de una gran angustia, ya sea porque fue violada, incluso hasta por su pareja, o que le falló el método de anticoncepción, o no le dio tiempo a utilizarlo, o pensó que a lo mejor estaba en los días en que podía tener relaciones sin peligro de embarazo, o por muchas causas más, entre las que se encuentra también la falta de educación sexual, pero que finalmente amanece un día sabiendo que está embarazada pero no preparada para llevar a último término este proceso, por muchas razones que en esos momentos son las más importantes para cada una de ellas, y que con leyes a su favor o no, ellas van a recurrir a un aborto?
Esas mujeres que hoy constituyen las cifras de un problema grave de salud pública no son las personas a las defiende el Ombudsman nacional.
Al contrario, el Ombudsman de la nación se puso al lado de quienes, según Luigi Ferrajoli, -referente de estudio indispensable de quienes militan en el campo de los derechos humanos- están inscritos en el plano de la filosofía moral y no en la filosofía del derecho, dos cuestiones contrapuestas.
Ferrajoli dice que «en la separación axiológica entre el derecho y moral, puede identificarse con un postulado del liberalismo, según ellas, el derecho y el Estado no encarnan valores morales ni tienen el cometido de afirmar, sostener o reforzar la (o una determinada) moral o cultura, sino sólo el de tutelar a los ciudadanos. Por eso, el Estado no debe inmiscuirse en la vida moral de las personas, defendiendo o prohibiendo estilos morales de vida, creencias ideológicas y religiosas, opciones o actitudes culturales».
Enfatiza y lo transcribo textual: «…el principal argumento de las posiciones antiabortistas es que el aborto es un homicidio, al ser el feto una persona. …esta tesis como también su negación es sólo en apariencia una aserción, habitualmente tiene apoyo en la observación, cada vez más precisa y documentada de la vitalidad del embrión como forma de vida inicial de la persona, pero la tesis de la vitalidad del embrión, empíricamente verdadera, no equivale ni permite deducir la de que el embrión es una persona, podemos saber exactamente todo sobre las características empíricas del embrión en las diversas fases de la gestación. Pero esto ni impide, que, por ejemplo deducir la prohibición del aborto de la tesis de que la vida precede al nacimiento sea un non sequitur, es decir, una implicación indebida en cuando viciada de la falacia naturalista. En efecto, una deducción similar supone subrepticiamente, la tesis moral de la calidad de «persona» del feto, que no es una aserción , sino una prescripción; no un juicio de hecho sino un juicio de valor, como tal ni verdadero ni falso, sino confiado a la valoración moral y a la libertad de conciencia de cada uno. … entonces, siempre que se comparta el principio laico y liberal de la separación entre derecho y moral, la cuestión de si el feto (como el embrión) es o no una persona, no es una cuestión científica o de hecho, sino una cuestión moral que admite soluciones diversas y opinables y no puede ser resuelta por el derecho privilegiando una tesis moral…»
Hoy lo que ha situado al Ombudsman de la Nación en contra de los derechos humanos de las mujeres, es su opinión eminentemente moral y no jurídica; la observancia de que la Asamblea Legislativa no puede legislar en un tema que es del orden federal, es solo una argucia que disfraza su verdadero carácter que no le hace idóneo para el encargo.
Esperamos lo que decida la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ojalá sus integrantes antepongan sus creencias filosóficas morales a las que tienen derecho, pero que deben dejar a un lado para el análisis, entre otros, de los preceptos constitucionales derivados del Artículo 4 constitucional sobre el derecho a decidir el número de hijas e hijos y el espaciamiento entre ellos.
Esperamos que sobre todo escuchen a los científicos y a las instituciones que han abogado por reconocer los derechos sexuales y los derechos reproductivos de las mujeres. La vida y la libertad de las mujeres se los agradecerán.
Por lo pronto hay que aseverar con insistencia: a) nadie ha planteado que el aborto sea un método de planificación familiar; b) y la prueba es el informe del Secretario de Salud del Distrito Federal: ni la entidad se ha convertido en un paraíso «para el aborto», ni tampoco ningún profesional del sector salud ha objetado su conciencia; c) por otro lado, hay que privilegiar la educación sexual a niñas y niños desde el preescolar, hay una minuta del Senado esperando dictamen en la Cámara de Diputados; d) y, finalmente las mujeres que han decidido a abortar, lo harán con ley a su favor o no.
En ellas debió haber pensado quien abusa de su encargo para servir a los intereses conservadores de quienes están al frente del gobierno federal.
07/AP/GG