El embarazo adolescente ocurre a mujeres en la adolescencia hasta los 19 años de edad.
Un fenómeno que mundialmente se acepta va en aumento, principalmente en edades más precoces, señala la Revista chilena de ginecología y obstetricia, debido a que cada vez con más frecuencia la proporción de adolescentes sexualmente activas es mayor, fundamentalmente «por el inicio precoz de la actividad sexual».
El embarazo adolescente podría disminuir, apunta el Grupo de Información en Reproducción Asistida (GIRE), si hubiera educación sexual, servicios de salud sexual y reproductiva, y oportunidades vitales para las y los adolescentes.
Ya que, por lo general, las y los adolescentes carecen de información objetiva acerca de los medios que existen para protegerse de los embarazos no deseados, las infecciones de transmisión sexual y el VIH/SIDA. Esto debido a que en la escuela y en los servicios de salud, no siempre se les da información respecto a la sexualidad, obteniéndola de las y los amigos, expone.
Para GIRE, la educación sexual en México es aún insuficiente.
Los 10 millones de jóvenes que asisten a la escuela secundaria aprenden un poco acerca de la anatomía y fisiología de la reproducción y tal vez algo acerca de las enfermedades de transmisión sexual, pero no hay programas que atiendan las principales dudas e inquietudes de los jóvenes respecto de su sexualidad y la forma de ejercerla sin riesgos».
De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en su estudio Fecundidad en la adolescencia. Causas, riesgos y opciones, citado por GIRE, la experiencia en otros países ha mostrado que, para lograr una buena cobertura, los servicios públicos y privados para adolescentes deben tener tres condiciones: bajo costo, ser confidenciales y respetar el consentimiento informado, y estar disponibles inmediatamente.
Para GIRE, las causas del embarazo adolescente están determinadas básicamente por factores socioculturales y por elementos psicológicos.
Con relación a México, pone como ejemplo a la población rural y marginal urbana donde el embarazo temprano es más frecuente, ya que «la maternidad forma parte del destino social de la vida de las mujeres y en muchas ocasiones es la única forma de valoración social de que disponen».
Agrega que a diferencia de estos grupos, en las zonas urbanas la mayor parte de las adolescentes tiene expectativas de educación o empleo que se contradicen con un embarazo a esa edad.
El embarazo precoz, concluye, es más bien producto de la falta de información, falla en los métodos anticonceptivos y difícil acceso a servicios de anticoncepción.
07/CV