Nuevamente el ex presidente Fox es motivo de escándalos en los medios televisivos de Estados Unidos de América. Promocionando un libro que pretende haber escrito, lo cual se pone en duda, ya que a través de los seis años de su mandato quedó demostrada su falta de claridad y lógica.
Enojarse, insultar y casi agredir al entrevistador de la cadena de Tele Mundo en Los Ángeles, California, Rubén González Luengas fue un espectáculo triste, ya que el señor todavía no toma conciencia de que sus actitudes falsas solamente son creíbles en su mundo onírico. Mentir a los demás, hace que la persona acabe creyendo sus propias mentiras y como aparte de todo, todos sus achichincles le han de aplaudir lo que dice, continúa montado en su macho de sentirse comunicador.
Su dependencia psicológica de Estados Unidos no lo deja y cree que si lo aceptan allá, será aceptado aquí, pensando (¿?) que hasta allá no saben realmente de sus fechorías.
No entiende que es imposible que todas las personas crean en sus mentiras y por más publicidad que se haga, sus acciones intolerantes, majaderas, prepotentes, lo muestran como el ser irracional que es. Actitudes viscerales que no son aceptables en una persona que tuvo la representación de un país que en un momento, llegó a ser modelo de los países suramericanos.
Pese a lo que se diga, México tenía un buen prestigio internacional por ser respetuoso de las políticas de los demás países y también porque tuvimos presidentes que fueron auténticos estadistas, brillantes, capaces, cultos. Aún recuerdo la brillante pieza oratoria que desarrolló el licenciado Adolfo López Mateos en el Zócalo de la ciudad, ante la visita que hiciera Charles Degaulle. Los logros en bien del pueblo que se alcanzaron en su gobierno que abarcó de 1958 a 1964. Anteriormente a la presidencia, había sido Secretario del Trabajo y antes Senador por el Estado de México. Era un hombre auténtico.
Con la propuesta de un gobierno del cambio, nunca pensaron sus votantes que sería un cambio hacia atrás, como en la época revolucionaria. A Fox poco le faltó por llegar a caballo a San Lázaro, aunque eso sí, las botas nunca se las quitó.
Francisco Ramírez Acuña, secretario de Gobernación dijo sabiamente que «el que se va se calla.» Sin duda en su pequeñez mental ya se dio cuenta que los ex no tienen voz. Claro que este señor ha dado muestras de incapacidad para manejar su puesto y no sería raro que esta última declaración fuera el motivo por el cual le dieran las gracias, porque ya sabemos que Calderón está para tapar todos los robos y fraudes cometidos por la camarilla de Fox, de la cual él formó parte y su puesto actual se lo debe al parlanchín de las botas.
Analizando los hechos históricos se hace bastante clara la actitud que tuvo el presidente Lázaro Cárdenas, cuando invitó a Plutarco Elías Calles a irse a vivir al extranjero. Era terminar las intromisiones y al mismo tiempo, mostrar que los actos que realizaría iban a ser responsabilidad propia. Eso se llamaba en mi época, tener muy bien puestos los… pantalones.
El presidente actual ni siquiera se responsabiliza en juzgar a los narcotraficantes que supuestamente combate, ya que lo único que hace es mandarlos a que sean juzgados –él siente que nuestra judicatura no tiene la capacidad para hacerlo- a los Estados Unidos.
Esto es lo que tenemos que ver en estos gobiernos del cambio y me pregunto ¿qué opinan las y los lectores?
07/JEOM/GG