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Ciudadanía no confía mucho en partidos y sindicatos

Por Cecilia Lavalle*

¿A qué partido político le dejaría una relación pormenorizada de sus propiedades y estado financiero para que, en caso de que usted faltara, su familia no quedara desamparada? ¿A qué diputado o senador le pediría que cuidara de sus hijas e hijos? ¿A qué sindicato le solicitaría que cuidara de su coche y de su casa?

Confianza es el elemento clave para responder a estas preguntas. Porque nadie dejaría en manos de otra persona sus posesiones más valiosas o el cuidado de sus seres más queridos sin que medie la confianza.

Confiar, dice el diccionario de la Real Academia Española, es depositar en alguien, sin más seguridad que la buena fe y la opinión que de él se tiene, la hacienda, el secreto o cualquier otra cosa.

Si hasta aquí estamos de acuerdo, le cuento que estamos en un lío.

En la semana que recién terminó, Consulta Mitofsky publicó la encuesta nacional Confianza en las Instituciones, un ejercicio que inició en abril de 2004 y que con ésta cumple la décimo quinta entrega.

La pregunta que realiza a la gente es: si tuviera que calificar a las instituciones del 0 al 10, como en la escuela, donde 10 es mucha confianza y 0 es nada de confianza, ¿qué calificación le daría usted a…?

Y qué le cuento. La peor calificación la obtuvieron los partidos políticos; le siguieron diputados, sindicatos y senadores. Es decir, la mayoría de la ciudadanía no dejaría ni su casa, ni su coche, ni los datos de sus estados financieros, ni a sus hijas e hijos a cargo de ninguno de estos sectores.

Por eso le digo que estamos en un lío. Porque, a querer o no, están a cargo del país.

Qué tan mal estará el asunto, que la Encuesta de este segundo semestre del año indica que partidos, Poder Legislativo y sindicatos están por debajo del nivel de confianza que se le otorga a la policía. Oiga, ¡eso ya es decir!

Los partidos políticos presentan su peor calificación desde marzo de 2006 (5.2). De hecho, en noviembre de ese año obtuvieron notas altas (8.4) incluso por encima del Ejército. Pero en menos de un año dilapidaron la confianza otorgada, porque todos los grupos poblacionales les ubican en el último lugar. Así es la confianza. Es poderosa, pero frágil como un cristal.

Sindicatos, diputadas y diputados empatan en el penúltimo lugar (5.5). Y por segunda vez desde mayo de 2006 las y los senadores reprueban con 5.6 de calificación.

La policía obtuvo 5.7, su calificación más baja desde mayo del año pasado, fecha a partir de la cual mantuvo calificaciones de 6 o ligeramente superiores.

En el otro extremo se ubican las Universidades y el Ejército que empatan en primer lugar (8), seguidas por la Iglesia (7.8), que por cuarta ocasión baja al tercer lugar.

Las universidades han mantenido sus niveles de confianza. De las 9 ocasiones en que se ha medido su confiabilidad, en las 9 ha ocupado el primer lugar, y sólo una vez lo compartió con la Iglesia.

El Ejército, en cambio, es la primera vez que ocupa el primer lugar de las 9 veces en que se le ha medido al mismo tiempo que las Universidades y la Iglesia. Por lo general se disputa el segundo o tercer lugar con la Iglesia.

Considerados en la escala de Confianza media-alta se encuentran los medios de comunicación, el Instituto Federal Electoral (IFE), el sector empresarial, periodistas, bancos, el presidente Felipe Calderón y la Suprema Corte de Justicia, con calificaciones que van del 6.6 otorgada a la Corte, al 7.4 que obtuvieron los medios.

Así que, si nos preguntamos por qué no funciona nuestra democracia, tendríamos que mirar que dos de las patas de esa mesa están en el suelo. La ciudadanía no confía ni en los partidos políticos ni en sus representantes en el Congreso.

Peor aún, en el otro extremo están instituciones nada democráticas: el Ejército y la Iglesia. El primero más apoyado por hombres que por mujeres, y la segunda más apoyada por mujeres.

Y ya que entramos en el terreno de las preocupaciones, habría que hacer notar que si consideramos el 7 como la calificación mínima aprobatoria, reprueban otros pilares: los poderes Ejecutivo y Judicial que, aunque han subido sus niveles de confianza, en general se mantienen por debajo del 7 desde 2004.

Y el IFE pasa de panzazo, y aún no recupera la confiabilidad que tenía en marzo y mayo de 2006, meses en los que obtuvo 7.8 puntos de confianza. ¿Verdad que estamos en un lío?

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* Periodista y feminista en Quintana Roo, integrante de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género.

07/CL/GG/CV

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