Se llama Adriana Jiménez, es Súper Adela. Tiene un gran corazón para defender a la nación y esta hecha de petróleo y chapopote.
Con vistosas plumas negras su cabello es semejante a los hilos de petróleo que se yerguen en los pozos petroleros del Golfo de México; con botines, mayas negras y un bluzón de colores, Adriana renueva la idea que históricamente tenemos de las «adelitas», las compañeras activas de la gesta de la Revolución Mexicana, por una imagen modernizada de activista siglo XXI.
Sus labios están completamente rojos y lleva unas gafas negras gigantes. Se diría que es un personaje naif de estampa popular.
Es el ingenio lo que la hizo surgir, la tradición contestataria y festiva. Nadie podría confundir a esta joven del siglo XXI con una oscura intriga.
De la noche a la mañana Súper Adela irrumpió entre las vallas humanas de las mujeres que la semana anterior estuvieron rodeando las instalaciones del Senado, formando parte de lo que Fabio Barbosa, el economista que más sabe de petróleo, me declaró la semana pasada: sólo la movilización popular puede detener la intención neoliberal de entregar lo que nos queda al imperio.
Y cómo unas ráfagas humanas, las mujeres donde se fue a colocar Súper Adela, habían tendido una alfombra histórica en las calles del centro de la Ciudad de México.
Ataviadas con gorras beisboleras verdes, naranjas, moradas, blancas, rojas, amarillas, enarbolaron los nombres de sus brigadas: Leona Vicario, Margarita Maza de Juárez, la Coronela Alaníz, Benita Galeana, la República Femenina, Amalia Solórzano de Cárdenas, Juana de Asbaje, Hermila Galindo, Nahui Ollin, Juana Gallo, Petroleras y Enaguas Profundas.
Mientras las brigadas femeninas se hacían protagonistas de la defensa del petróleo, la riqueza nacional, en una sesión irregular, rompiendo todos los pactos y los acuerdos, apoyados por sus pares del Senado, en sesión express 280 diputados del PAN, PRI y el Partido Verde Ecologista aprobaron el jueves 17 varios cambios a la Ley de Adquisiciones que permitirán a Pemex firmar contratos y hacer licitaciones bajo las leyes de otros países, destaca la edición 1642 de Proceso.
El diputado José Alfonso Suárez del Real y la senadora Yeidckol Polevnsky, ambos del PRD, aseguraron todo esto y dijeron que el propósito de esa precipitada sesión, realizada por las y los diputados en una sede alterna y en medio de la clausura del Senado, es «darle la vuelta a la Constitución».
La maniobra busca aprobar una agenda legislativa paralela y complementaria, dice Proceso, al paquete de reformas energéticas presentadas por el presidente de facto, Felipe Calderón.
La senadora Polevnsky, afirmó que se trata de un «albazo» y la acción «violenta la voluntad del Senado», ya que tanto ella como el priista Eloy Cantú, presidente de la Comisión de Fomento Industrial, habían solicitado que se legislara «en conferencia», es decir entre senadores y diputados.
Y aunque las llamadas «adelitas», estuvieron de día y de noche protestando, cantando, pintándose la cara con frases alusivas a la nación, para parar» el proyecto que dice Fabio Barbosa tiene prisa, más de la inimaginable, ya hubo, dice Polevnsky, simplemente «traición».
Pero eso no ha sido todo. La crisis sube su tono. El petróleo está en la mayor de las disputas sociales y políticas de los últimos tiempos. No se sabe hasta donde se llegará.
Por lo pronto, estas mujeres que han traído al escenario público su genealogía femenina, porque Hermila Galindo es la constructora del primer congreso feminista de 1916 y Nahi Ollin representa la libertad sexual, como Amalia Solórzano de Cárdenas quien llamó a las mujeres a defender el petróleo propio en 1938, esa genealogía es también un recordatorio elemental de que las mujeres no están inertes.
Y cómo todo parece indicar se habrá ganado un primer tramo, porque formalmente se acepta el debate, aunque esté preñado de dificultades y contradicciones, las mujeres que han tomado las calles una y otra vez, ahora anunciaron que como aquellas adelitas, irán de casa en casa explicando a la población del Distrito Federal, de qué se trata la reforma, cómo y por qué no ha de ser votada, cuando y cómo deberá operar de otra manera la llamada modernización de Pemex.
Lo cierto sin embargo es que esa reforma a la Ley de Adquisiciones forma parte de un paquete de 15 leyes y reglamentos que deben cambiarse para permitir la inversión privada en áreas clave de Pemex, como refinación, transporte y almacenamiento.
Todo esto sucede cuando estamos a punto de cumplir un año de la despenalización del aborto en el Distrito Federal, de cara a un proceso de la Suprema Corte de Justicia que pretende nulificar ese derecho.
Como dice Eduardo Galeano en su último libro, Espejos (SigloXXI-2008), refiriendo la historia de una esclava llamada Tituba: «En América del Sur había sido cazada, allá en la infancia, y había sido vendida, una vez y otra y otra, y de dueño en dueño había ido a parar a la villa de Salem, en América del Norte….»
* Periodista y feminista mexicana, fue reportera en los periódicos El Día, unomásuno, La Jornada y directora del suplemento Doble Jornada, directora fundadora de Comunicación e Información de la Mujer AC (CIMAC).
08/SL/CV