La Organización Mundial Contra la Tortura (OMCT) y la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) expresaron preocupación por el ataque a la sede de la Asociación Madres de Plaza de Mayo y por las amenazas contra Hebe Bonafini, su hija Alejandra y contra Carlos Petroni, ex dirigente del Partido Social de los Trabajadores (PST), querellante y víctima de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina).
Estos ataques, ocurridos durante este mes, señalan la OMCT y la FIDH, se inscriben en el contexto de un reciente incremento de las intimidaciones hacía las personas que luchan contra la impunidad, en particular que buscan justicia por los crímenes cometidos durante la dictadura (1973-1983), que estableció un terrorismo de Estado y dejó un saldo de 30 mil personas asesinadas o desaparecidas.
Apenas el pasado 7 de mayo, ambas organizaciones habían ya alertado sobre el incremento de las amenazas contra activistas, a través de un boletín emitido para denunciar que el 29 de abril Juan Evarista Puthod, ex detenido y desaparecido y ahora testigo de cargo de varias causas contra funcionarios del régimen militar, había sido secuestrado y amenazado.
ATAQUE A MADRES DE PLAZA DE MAYO
El pasado 11 de mayo en la madrugada, la sede de la Asociación Madres de Plaza de Mayo y de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo fue atacada por, al parecer, tres desconocidos que se llevaron el pañuelo blanco que todos los jueves la señora Hebe Bonafini ata a su cabeza como gesto de reunión vital con las y los 30 mil hijos y como expresión de la reivindicación de sus luchas, lo cual tiene un valor altamente simbólico.
Revolvieron oficinas, el despacho de Hebe de Bonafini y, según ella misma dio a conocer, los destrozos no incluyeron robo: «Apenas algunos pesos que tenía en la oficina, un bolsito donde tengo el pañuelo con el que voy los jueves a la Plaza, una libreta con direcciones», señaló la activista a la Agencia lavaca.
Se teme, señala el comunicado de la OMCT y la FIDH, que el allanamiento esté relacionado con la difusión, unos días antes, de un editorial en el que la señora Bonafini reclamó a la Armada que brinde datos para agilizar la investigación por la masacre de Trelew, ocurrida 22 de agosto de 1972, en la Base Aeronaval Almirante Zar y donde murieron militantes de izquierda que pretendieron huir de su prisión.
«ESTAMOS VOLVIENDO»
Estos ataques se suman a las amenazas de muerte proferidas por desconocidos el 2 de mayo en la madrugada, en contra de Hebe de Bonafini y de su hija Alejandra.
Fue en La Plata, relata lavaca, a las cuatro y media de la madrugada del 2 de mayo. Tocaron el timbre y preguntaron por Alejandra. La hija de Hebe escuchó la siguiente frase: «Estamos volviendo». Los individuos recitaron una serie de insultos y gritaron además que «la primera que vamos a reventar es a tu vieja y después a vos».
Alejandra se quedó sentada en el piso de su casa. No llamó a su madre, que vive a la vuelta, por una sencilla e inteligente razón: Hebe de Bonafini podría haber salido a buscarla, y los tipos seguían ahí afuera.
Alejandra esperó el amanecer y después dio la noticia a Hebe, que cuenta: «Lloramos, nos daba tristeza porque una piensa que por fin se está un poco más tranquila. Con estos tipos nunca te podés quedar tranquila». Y dijo a su hija: la vida tiene que seguir, no paró la vida ni cuando se llevaron a tus hermanos, ni cuando murió tu padre, ni tu tío; la vida siguió, y ahora tiene que seguir. Si tenés que hacer algo esta tarde salí».
Le quisieron poner custodia pero Hebe la rechazó, por eternas desconfianzas. «Mejor que no me cuiden, dice la Presidenta de Madres. Una vez hace unos años me pusieron custodia, (el guardia) no se iba, cargué un balde con agua y le dije que se lo iba a tirar. No se iba, obedecía órdenes, entonces le tiré el baldazo de agua. Antes que tener a esos tipos, me cuido sola. El comisario me dijo: ‘Le pongo custodia de civil’. Y yo le contesté que peor todavía, ahí nadie sabe ni quiénes son».
Yo creo que esto está claro, señala Hebe en un comunicado emitido luego del asalto a la sede de Madres: A mi hija le dijeron ‘estamos volviendo y las vamos a liquidar a tu madre y a vos’. Y esto es lo que está ocurriendo porque, entraron a la Casa de las Madres, a Prensa Madres y al lugar de la Universidad. Rompieron todo, abrieron los cajones, violaron las cerraduras, rompieron las puertas, revolvieron todo y no se llevaron nada».
La presidenta de la Asociación agregó que ni siquiera se llevaron cheques para pagar al personal de la radio, que dejaron tirados en el piso. «Estos tipos están activos. Yo digo que nos ofrecen de todo, nos ofrecen seguridad, nos ofrecen custodia, pero la mejor manera de cuidarnos es que los ministros, los secretarios, la policía investiguen y descubran quienes han sido capaces de hacer esto, si no, no sirve».
La OMCT y la FIDH recuerdan que Alejandra Bonafini ya había sido víctima de actos de hostigamiento anteriormente como en 2002, cuando fue golpeada, amenazada y quemada con cigarrillos.
CASO PETRONI
La OMCT y la FIDH se encuentran también preocupadas por las amenazas telefónicas y vía correo electrónico recibidas a principios de mayo por Carlos Petroni, ex dirigente del PST (Partido Social de los Trabajadores), querellante y víctima de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina).
El primer día del pasado mes de abril, su hija fue víctima de actos de intimidación cuando un camión chocó y arrastró su auto por más de cien metros. Y el 2 de mayo, su hijo fue perseguido por un automóvil al regresar de su escuela.
Estos actos de intimidación, consideran las organizaciones defensoras de los derechos humanos, han ocurrido tras las declaraciones realizadas por Petroni el 31 de marzo de 2008, en el Tribunal de Mar del Plata, en las cuales vinculó al camionero Hugo Moyano con los miembros de una banda de ultraderecha que actuó en sintonía con la Triple A en Mar del Plata, en los años 70.
La Triple A, grupo paramilitar creado para sembrar el terror y silenciar a la oposición de izquierda en Argentina, integrado por policías, miembros de organizaciones de ultraderecha y matones surgidos de los sindicatos, habría asesinado entre mil 500 y 2 mil personas.
La OMCT y la FIDH llaman nuevamente las autoridades federales y locales a tomar medidas urgentes para garantizar la seguridad y la integridad personal de los testigos que participan en los juicios en contra de los responsables de crímenes cometidos durante la dictadura, así como a investigar los hechos arriba denunciados y que sus autores sean juzgados y sancionados conforme a lo previsto por la ley y a los estándares internacionales y regionales en materia de derechos humanos.
Urgen también a que se depure la policía, el ejército y todas las instituciones oficiales en las cuales se encuentran personas que participaron en los crímenes cometidos durante la dictadura y que hoy en día articulan las amenazas y los secuestros en contra de las personas que luchan contra la impunidad.
COMO UNA ROCA
— ¿Qué hay que hacer frente al miedo?, preguntó la Agencia lavaca a la señora Bonafini.
— Aprendimos de ellos, de nuestros hijos e hijas, a no tenerles miedo. Cuántas amenazas, cuántos golpes a nuestras familias, cuántas veces entraron en nuestras casas, cuántas veces pintaron la ciudad difamándonos. Todas las mentiras del mundo para destruirnos, el secuestro de nuestras compañeras para destrozar al movimiento. Pero todo eso no alcanzó. Nuestra fuerza, nuestras ganas de luchar, y el compromiso con nuestros hijos e hijas, nos hizo duras como una roca.
08/GG/CV