Para evitar futuros malestares físicos y psicológicos, es indispensable la reparación del daño emocional para las víctimas del operativo policíaco que se llevó a cabo en el pasado 20 de junio en la discoteca New’s Divine y que dejó un saldo de 12 personas fallecidas, 9 de ellas jóvenes.
Así lo explicó a Cimacnoticias Edith Zúñiga Vega, directora académica de Tech Palewi, organización que atiende, con apoyo del Gobierno del Distrito Federal (GDF), a 71 adolescentes y jóvenes, así como a sus familias, afectadas por la tragedia del Divine, pues su especialidad es el manejo de duelos, violencia, intervención en crisis y manejo de estrés.
«La reparación del daño en lo emocional es indispensable porque puedo sanar un cuerpo, puedo recuperar mi celular, regresar a la escuela, pero a veces los corazones quedan tan lastimados que cuando no se procuran procesos de sanación, son corazones rotos que pueden continuar así», señaló Zúñiga.
Estamos en contacto presencial y telefónico con las familias de las 9 personas fallecidas y de las y los sobrevivientes, explica la especialista, quien está a cargo del taller de padres de sobrevivientes, el cual se imparte en una sola sesión de 4 horas a mamás y papás interesados.
«Ante un acontecimiento negativo, muchas veces tratamos de ponerlo en el rincón y olvidarlo, intentamos reparar materialmente las situaciones y cerrar ese capítulo», refirió Zúñiga Vega. Pero «cuando no resolvemos situaciones tan catastróficas como ésta, que nos impactan de forma importante emocionalmente, tarde o temprano nos enfermamos a nivel físico, emocional y social, pues se agudizan, se hacen crónicas».
Algunas y algunos jóvenes, detalla a Cimacnoticias Guadalupe A. Majul, coordinadora del Programa de intervención en crisis que lleva a cabo Tech Palewi, no pueden estar en lugares cerrados con mucha gente, como una chica que se tuvo que salir del Metro porque había mucha gente, no lo soportó».
Asimismo, Majul explicó que después de una situación como la del Divine, «si no se atienden, pueden presentar cuadros fóbicos, estrés, angustia, culpa, depresión, aislamiento. Y las madres y padres que perdieron a su hija o hijo enfrentan un duelo muy peculiar».
Majul, también subdirectora de la Clínica de Atención Integral de Tech Palewi, refirió la particularidad de este duelo: «Las mamás y los papás no están preparados para enterrar a sus hijas o hijos, se supone que éstos los enterraría, ni siquiera existe una palabra para nombrar a los padres que pierden a las y los hijos».
Por su parte, Edith Zúñiga señaló que «no es una muerte sencilla de procesar, está asociada a situaciones de injusticia, fue sorpresiva, inesperada, impensable. Además, de todas las muertes que podemos tener, la de una hija o hijo es la que te puede marcar toda tu vida».
Zúñiga Vega subrayó que al dolor de la pérdida se suma el coraje por «la parte política, el maltrato que sufrieron sus hijas e hijos por parte de las autoridades hace que esta pérdida sea mucho más complicada en la elaboración del duelo».
A esta situación, indicó la directora Académica de Tech Palewi, «hay que agregarle que sus hijas e hijos estaban en edad adolescente. Los padres también sienten culpa, por las circunstancias del fallecimiento, creen que pudieron evitarlo de no dejarlos salir ese día».
Las y los deudos reciben atención individual y, de acuerdo con el método de Tech Palewi, posteriormente recibirán atención grupal, si están preparados.
El acompañamiento de la organización a las familias durará al menos un año, «para pasar con ellos los cumpleaños de los hijos, que ya no están, el día de la madre, del padre, Navidad, el aniversario luctuoso», indicó Ana Gladys Vargas, directora de Vinculación y Desarrollo de dicha organización.
«Aunque todos necesitan la ayuda, cada quien vive de diferente forma el duelo, desde el enojo, la profunda tristeza y el aislamiento, desconfianza, y los particulares padecimientos de los papás», refirió.
De igual forma, Vargas mencionó a Cimacnoticias que si bien apoyan al GDF para dar apoyo emocional a las víctimas «estamos al margen del Gobierno, lo que nos cuentan es confidencial».
TRES GRUPOS, TRES DAÑOS
Para empezar a elaborar el duelo de las familias, las cuales integran el grupo de mayor riesgo, el programa de intervención estima 12 sesiones «para ayudarles a saber qué van a hacer con el dolor, rabia, angustia, desesperanza, vacío». Después la terapia es colectiva, «ésta favorece más rápido la elaboración que el individual, porque no sólo escucho mi dolor, sino el de los otros y me veo espejeada», señaló Ana Gladys Vargas.
El segundo grupo son las y los adolescentes y jóvenes que sufrieron daño físico y emocional «severo». Como el caso de una joven que entró en estado de coma desde el día del operativo policíaco y no ha despertado. «La atención para ellos es individual los vamos a ver en el hospital, en su casa, las veces que sean necesarias», informó.
El tercero son las y los jóvenes sobrevivientes, quienes, de acuerdo con Ana Gladys Vargas, han sido «objeto de asedio generado por procesos resistenciales y angustia». La terapia para elaborar la experiencia con ellas y ellos es grupal.
Dentro de este grupo hay uno particular, el de jóvenes que no sólo vivieron la experiencia colectiva, sino que además sufrieron la muerte de su mejor amiga o amigo. Recibirán un tratamiento individual, dice Vargas, pues «muchos se culpan por no haber podido ayudar, dicen: no me di cuenta en que momento se bajó, hasta que salí la vi».
Y por último las madres y padres de sobrevivientes, quienes reciben un taller de 4 horas para que externen la «catarsis de la culpa que tienen de por qué los dejaron salir de casa ese día, la rabia, temor y dolor. El sólo hecho de pensar que su hija o hijo pudo morir, es una experiencia pavorosa», manifestó Vargas.
Las especialistas, encargadas de la atención a las víctimas del Divine, concluyeron que el programa de intervención en crisis pretende, además de superar el suceso, que mejoren la comunicación y las relaciones familiares, «para que puedan a salir robustecidos de una experiencia tan dolorosa».
08/GCJ/GG/CV