Inicio Belem y Liliana, víctimas de la guerra de Calderón

Belem y Liliana, víctimas de la guerra de Calderón

Por Magdalena Guzmán Rosas/corresponsal

El atentado contra la multitud que celebraba el pasado 15 de septiembre el 198 aniversario de la Independencia nacional en el centro histórico de esta ciudad estará por siempre presente en la vida de Belem Zavala Rodríguez y de Carmen Liliana Rico Urbina, internadas en el área de cuidados médicos intensivos en el Hospital Civil de Morelia.

Desde aquel día, en que manos anónimas lanzaron una granada de fragmentación contra la gente, su vida dio un giro de 360 grados, no sólo en su ánimo, sino en sus cuerpos, que fueron mutilados en medio de una guerra comandada por Felipe Calderón en contra del «crimen organizado», donde ellas no participan, de la que quizá poco saben, pero de la que son víctimas.

Sin embargo, Belén Zavala, de 54 años de edad, y Carmen Liliana de 20, hacen esfuerzos para ganar su propia batalla contra la adversidad y contra los daños en su cuerpo. Para Carmen, esta lucha es más difícil, porque hasta anoche aún se encontraba en terapia intensiva y de acuerdo al diagnóstico de los médicos, existe un latente riesgo de que pueda perder la segunda pierna.

BELÉM Y SU MISIÓN DE APOYO A LAS MUJERES

Belem Zavala, es hija, hermana, esposa y madre, pero además es una mujer que siempre ha ido de la mano con su esposo Rubén Orozco en la responsabilidad compartida de sacar adelante una familia en la siembra, cosecha y venta de elotes.

Doña Bele, como se le conoce en el fraccionamiento Jardines del Quinceo de esta ciudad, no es sólo una vendedora de elotes, porque siempre ha sido la consejera de cuanta mujer acude con ella para contarle sus penas y más aún cuando se trata de violencia.Para Juanita Moreno, doña Bele es una amiga que no mereció ser víctima de una desgracia.

Madre de una hija de 35 años y de otra de 13 años, Doña Bele parece de momentos estar resignada a continuar su vida aún con una pierna, «…aquí sigo vivita y hay que echarle ganas, hay una familia por delante por la que tengo que estar bien», dice con insistencia.

Ella sabe, y bien, que sus aliadas, sus clientas oran por ella y también esperan su regreso con su puesto de elotes, porque tiene una misión, «seguir diciéndole a las mujeres que no se dejen».

CARMEN CREYÓ EN SU PATRIA

El caso de Carmen Liliana Rico es por sí mismo el más crudo. Su estado de salud es delicado y los médicos luchan por salvarle la segunda pierna, que también fue severamente dañada en la explosión de las granadas de fragmentación.

Sus padres, Carmen Uribe y Antonio Rico rechazan el descanso y se mantienen pendientes afuera del área de terapia intensiva, donde su hija lucha por la vida. A su corta edad, dicen su madre y su padre, había muchos sueños, pero además esperanza, «ella creyó en su patria y por eso pidió estar en la ceremonia, pero nunca se imaginó que las manos criminales escogerían ese sitio para cometer sus crueldades», comenta la madre.

Son la madre y el padre de la joven quienes que no cesan de imaginar lo que tendrá que enfrentar su hija en un mundo abatido por la lucha de poder, así lleve a muchas vidas humanas de por medio.

08/MGR/GG

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