En Honduras, más del 13 por ciento de la población, es decir, 1.5 millones de personas, no tienen acceso a agua potable y apenas el 10 por ciento de las que cuentan con el servicio tienen acceso al líquido de forma continua.
Esto lo afirmó Esteban Castro, maestro de la Universidad Newcastle, en el foro Cambios Políticos en Latinoamérica, ¿Nuevas Políticas del Agua?, realizado en la Ciudad de México del 25 al 28 de noviembre.
En Honduras, afirmó Castro, la escasez de agua y la aplicación de políticas de conservación del recurso continúan siendo un reto. Otro de los grandes desafíos del país es lograr que se regulen las tarifas acordes al consumo y al sector que lo recibe.
«Los niveles de abastecimiento varían. Por ejemplo, en la capital, el 50 por ciento de la población no tiene el servicio de agua potable a través de las redes domiciliarias. Las causas van desde la falta de financiamiento hasta la carencia de infraestructura para poder ofrecer el servicio a cada unidad familiar».
El especialista señaló que, de acuerdo a estudios recientes, en la ciudad capital se requiere de la construcción de dos nuevas represas, cuya edificación no se ha iniciado.
Por otra parte, señala Castro, la mayoría de los proyectos de agua y redes de alcantarillado son ejecutados con apoyo de los organismos internacionales. «Sólo para lograr extender el servicio a cada uno de los hogares de Tegucigalpa, con una población de más de un millón de personas, de acuerdo a las autoridades del Servicio Nacional de Acueductos y Alcantarrillados (SANAA), se necesitan más de 365 millones de dólares (Unos 6 mil 935 millones de lempiras)».
CONTAMINACIÓN DE RÍOS
El maestro de la Universidad Newcastle se refirió también a la contaminación que cada año sufren los acuíferos. En el caso de Honduras, como producto de los fenómenos naturales en los últimos años, se han incrementado los niveles de contaminación en ríos y quebradas, en donde hasta hace unas décadas se apreciaban las aguas cristalinas.
Sin embargo, la exposición de Castro llevó a las y los asistentes a reconocer que es posible purificar y recuperar las aguas que aún están presentes en las vertientes naturales. «Es una tarea difícil pero no imposible, pues de forma técnica se puede lograr», manifestó Castro.
«Lo que se necesita es que haya voluntad política y que los pobladores estén conscientes de lo que representa la protección de los recursos, en este caso el agua», dijo el docente.
PAÍSES POBRES, SIN APOYO
Ingrid Spiller, representante de la fundación Heinrich Böll para México, América Latina y El Caribe, apuntó que, en el marco de la crisis financiera mundial, uno de los peligros más cercanos es el riesgo que corren los países pobres de quedarse sin apoyo para proyectos de agua y saneamiento. «Esto sólo es un planteamiento que nos hacemos desde nuestra perspectiva, que esperamos no se concrete», dijo Spiller.
La cantidad de agua que se consume por habitante del planeta, señaló la experta, ha aumentado en las últimas décadas. En la obtención de la rodaja de pan que una persona de clase media saborea por la mañana, se necesitan 568 litros de agua incluyendo todo el proceso, desde la preparación de los ingredientes hasta la elaboración del producto final.
Esta misma persona, al final del día, ha consumido en el ejercicio de las actividades cotidianas miles de litros de agua. Sin embargo, es un hecho que la proporción de agua que se consume en la actualidad dentro de algunos años no será igual. La causa principal es la falta de planes de sustentabilidad del vital líquido.
«A nosotros nos preocupa la crisis financiera que se vive a nivel internacional, debido a que las familias con menores ingresos son los que en la actualidad pagan los precios mas altos por el agua para el consumo», finalizó Spiller.
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