Al construirse las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) feministas, abrieron espacio de crecimiento tanto en conocimientos, gestión y una propuesta de «política activa», que además de dar fuerza al feminismo, orienta a las instituciones, afirma la feminista chilena Margarita Pisano en su reflexión ¿Cómo hacer evaluaciones feministas?
Para la también fundadora de la Casa de la Mujer La Morada, Radio Tierra y Movimiento Feminista Autónomo, en Chile, los avances de las ONG feministas han sido constantes y constituyen referentes para «muchas organizaciones, tanto del Estado como de la sociedad civil».
Margarita Pisano, arquitecta considerada crítica de la cultura contemporánea, sostiene que las ONG feministas «han hecho una búsqueda intensa y profunda de la paz, propiciando que los resentimientos se transformen en rebeldía y transiten a espacios de creatividad».
La historia de estas organizaciones está marcada, dice, por la dificultad de encontrar profesionales dispuestas a sumarse a instituciones que por su misma esencia significan costos personales, puesto que en el ámbito profesional es más fácil lograr una carrera «exitosa» en el sistema oficial que desde las ONG.
Por ello, refiere que las ONG feministas conforman equipos multidisciplinarios que han crecido y que actualmente sustentan varios proyectos «que podríamos leer como proyectos en sí mismos; esto esfuerza y poder para el feminismo».
La feminista chilena en su texto ¿Cómo hacer evaluaciones feministas? Exhorta a las ONG feministas para tener en cuenta la importancia política del que llama «entretejido de disciplinas y experiencias» que en su interacción permiten la construcción de una perspectiva global.
La también autora de Deseos de Cambio o… ¿El Cambio de los Deseos?, obra publicada en 1995, y El Triunfo de la Masculinidad, en 2001, indica que en la actualidad las políticas de cooperación internacional dejan en «una debilidad casi extrema a las ONG», pertenecientes a países con problemas «agudos», que «venden una imagen de país con una economía y democracia aparentemente exitosas».
Sin embargo, las organizaciones feministas en su búsqueda de encontrar y definir su rol y sus espacios en la sociedad en relación al poder, están constantemente reubicándose. La independencia y la autonomía «siguen siendo puntos claves por donde pasa su destino».
Y a ellas, al sistema de las ONG se han incorporado los poderes institucionalizados, como los partidos políticos y gobierno, a decir de la también autora de Julia, quiero que seas feliz, publicado en 2004, «produce una gran confusión».
Según Margarita Pisano cunado las ONG intentan llevar a cabo políticas autónomas, comunes y crear poder, «éstas son intervenidas (…) desde una red de poderes que no está esclarecida».
08/GCJ/GG