Hoy en México se confirma que los políticos y políticas católicas en el poder, que están gobernando municipios, estados y espacios a nivel federal, son perniciosos para el respeto de los derechos humanos de las mujeres, porque su forma de pensar y sus conceptos personales impactan y trascienden a las acciones de las políticas gubernamentales, deteniendo y obstaculizando el adelanto de las mujeres.
Así lo puntualizó la ex legisladora Angélica de la Peña en la mesa de trabajo «Violencia y familias», realizada en el Seminario Familias en el siglo XXI: Realidades diversas y políticas públicas que concluye hoy y se lleva a cabo en El Colegio de México (El Colmex).
El seminario fue convocado por El Colmex; Católicas por el Derecho a Decidir; Iniciativa Ciudadana y Desarrollo Social (Incide); la Red Democracia y Sexualidad; el Programa Universitario de Estudios de Género y el Instituto de Investigaciones Sociales, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y Population Council.
Este Seminario, al que acudió una gran cantidad de público, en su mayoría mujeres, reunió a expertas y expertos, quienes desde un punto de vista histórico, académico y de investigación, de forma integral expusieron en las distintas mesas de análisis las problemáticas a las que se enfrentan las diversas familias que hay dentro de nuestra sociedad.
VIDA LIBRE DE VIOLENCIA
La maestra Angélica de la Peña, creadora junto con la doctora Marcela Lagarde y de los Ríos de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAVLV), recordó que el próximo 2 de febrero se cumplen dos años de que entró en vigor dicha norma.
Advirtió que el escaso avance en el reconocimiento de los derechos fundamentales de las mujeres y las niñas es preocupante. La opresión, la discriminación, la explotación y la exclusión social de las mujeres y las niñas siguen acompañadas de la falta de políticas gubernamentales estructurales y de desarrollo humano.
La violencia contra las mujeres se padece en el ámbito privado y público, afirmó De la Peña, por lo cual «tenemos que visibilizar que en toda la cotidianidad de las mujeres, es decir, desde que nace hasta que crece, en todas las esfera de su vida, padece esta violencia. Debemos también considerar que el origen de la violencia de género es el resultado de una estructura desigual y discriminatoria entre las mujeres y los hombres, advirtió.
Recordó también De la Peña que la exposición de motivos de la Ley General explica muy bien que la situación de opresión y desigualdad de las mujeres es el resultado del sistema patriarcal heredado de generación en generación y perpetuado por las instituciones, de tal forma que la aplicación de esta Ley debe considerar todas las causas que afectan, detienen, contraponen, obstruyen, limitan, deterioran, menoscaban o anulan el ejercicio pleno de los derechos de las mujeres y las niñas.
En este contexto, las instituciones gubernamentales y las instituciones no formales repercuten en la vida de las mujeres, como lo han hecho con sus madres, abuelas y bisabuelas, lo que significa que han sido excluidas del reconocimiento y respeto de su dignidad humana, aseguró.
Hoy, informó la ex legisladora, se han aprobado Leyes de Acceso en la mayoría de las entidades federativas, pero faltan aún estados como Oaxaca, uno de los primeros en presentar iniciativas para la Ley, así como el estado de Guanajuato.
Guanajuato, aseguró de la Peña, no cuenta con la Ley debido a su Gobernador, quien públicamente ha manifestado que «en su estado» no se aprueba porque atenta contra los valores de la familia, confirma que la visiónconservadora y tradicionalista de algunos gobernantes sigue perpetuando las condiciones para la discriminación de las mujeres y la violencia.
ACCIONES ESQUIZOFRÉNICAS
Sin embargo, dijo De la Peña, aun cuando México, un Estado laico, cuenta con marcos jurídicos internacionales que los gobernantes están obligados a respetar, piensan que las mujeres somos la causa de la violencia porque nos atrevemos a efectuar alguna acción contraria a la que le ha determinado la creencia católica conservadora.
Son acciones esquizofrénicas del Gobierno federal, dijo De la Peña, ya que por un lado impulsa campañas en contra de la violencia contra las mujeres y por otro lado expresa, por voz de su titular federal, un discurso misógino, donde se compromete con un modelo de familia que pretende mantener a las mujeres donde no se ven, donde están «calladas y respetuosas, sumisas y abnegadas» a la determinación androcéntrica del varón, lo cual «es un horror».
¿Cómo enfrentar estos obstaculizadores que promueven reuniones como la realizada la semana pasada en la Ciudad de México, donde tendenciosamente se atribuyó a las mujeres la responsabilidad de la violencia del ámbito familiar y la disfuncionalidad y desunión de la familia, donde se las acusó de incitar su propia violación por realizar actividades que se contraponen a su «naturaleza» y su función en la perpetuación de la especie?, preguntó De la Peña.
Lo primero, propuso la ex legisladora, es legitimar la información veráz, científica y objetiva, la información que brote de elementos de análisis y conocimiento. Además, educar y formar de tal manera que se respeten los derechos humanos. Por tanto será necesario conocer las leyes, el derecho internacional que México ha firmado y ratificado, y las normas nacionales que armonizan las internacionales, así como las leyes locales que se han refrendado. También, tejer redes entre las organizaciones de la sociedad civil y progresistas para que las leyes se respeten y no sólo se queden en el discurso.
09/STP/GG