Esto ya lo había anunciado Hillary Rodham Clinton, durante su despedida en el Senado: el ‘equal pay’, el salario justo, igualitario; lo mismo el hombre, lo mismo la mujer. Un gran triunfo de género.
Aunque en la campaña de Obama ya se habían perfilado algunas ideas del presidente que simpatizaban con las mujeres, un aspecto notable es que su contrincante republicano John McCain, respondía políticamente exhibiendo a mujeres poderosas, empresarias y triunfadoras.
El punto es que las mujeres, en particular las de enfrente, lograron justicia no sólo personal, sino para las demás, algo que cuando se planteó parecía un derecho lejano, distante y, por qué no decirlo, hasta una locura.
Una locura porque, cuando una mujer levanta la voz ante la injusticia y se queja ante la Ley por los agravios que padece o por sus temores, enseguida al catalogan como «loca», en particular en países en vías de desarrollo donde prevalecen las ideas machistas, esas que tanto daño han causado en deterioro social, político y económico de estas naciones.
Estados Unidos está de fiesta y todas sus mujeres. Es un ejemplo a seguir en todo el mundo. Salario igual, sin discriminación. Lo mismo ganará un hombre que una mujer por el desempeño de la misma función.
Mi corazón está jubiloso, pero ahora hay que vigilar el cumplimiento de la ley que ese firma en la actual administración y que públicamente es reconocida como Lilly’s Big Day.
Al respecto, Gail Collins editorialista del New York Times, escribe: Lilly’s Big Day es en honor a ella, pues gracias a su activismo, las mujeres accedimos a las instancias de justicia. Se le hizo justicia, a ella y a todas las mujeres que viven en los Estados Unidos.
Esta es realmente la segunda gran firma de Obama, a unos días de haber tomado el poder como presidente, en lo que se refiere a los derechos de las mujeres. Hoy es el día de Lilly Ledbetter Fair Pay Act. Y bromea: «Ustedes, posiblemente no esperan que se haga, legislativamente hablando, un arreglo al salario de la Secretaria del Interior.
Collins dice también que otras mujeres también salen a la vista con esta nueva ley. Ellas son: Eulalie Cooper, azafata, y Patricia Lorance, trabajadora de una fábrica. Lorance le dijo vía telefónica a Collins: hoy estoy muy orgullosa de mí, porque nunca fui una persona tonta, creo en eso de ponernos de pie y pelear por nuestros derechos.
El espíritu inspirador de Lilly Ledbetter, de acuerdo con Collins, fue su hermana Lorena Weeks of Wadley, Ga Weeks, hoy de 80 años de edad, quien trabajó en dos lugares para mantener a sus hermanos cuando quedaron huérfanos y luego tuvo muchos problemas económicos con la enfermedad de su esposo, pues no contaban con lo necesario para mandarlos a los niños al colegio.
En el lugar donde trabajaba vivió todo un caso de discriminación.
Este es un buen día para las mujeres trabajadoras, que fueron a la Corte a demandar sus derechos y el apoyo de los abogados que pelearon con ellas a pesar de los bajos salarios.
Ambas no son conocidas. Hicieron sus movimientos, se levantaron y se pusieron en acción para luego regresar su vida cotidiana. Pero todas constituyen una hermandad especial, todas mujeres, todas trabajadoras.
Ledbetter fue a la toma de posesión presidencial. Pero no sólo eso, bailó con el presidente. Lorena Weeks, por su parte, le dijo a Collins: «Felicítamela de mi parte».
Así, se hace historia. Obama hace historia al lado de las mujeres. Hoy, Estados Unidos está de fiesta. La justicia tarda, pero cuando llega, ¡cómo se saborea!
*Periodista y feminista, corresponsal de Cimacnoticias en Nueva York, EU.
09/LAG/GG