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Mujeres: luchar hasta que el presente sea mejor

Por Leticia Puente Beresford*

Si nuestras muertas hablaran, podrían decirnos que hay avance: la lucha de las mujeres da frutos. Nos dirían «continúen en esta lucha». Nos repetirían «una mujer no se agacha, ni da un paso atrás en la lucha, ni pa’ coger impulso».

¿Pero dónde están las «enaguas», dónde las historias de triunfo? Generalmente hablamos de los males, de los achaques, de las desaventuras, de todo aquello que es dañino y nocivo para la salud y eso también puede frenarnos, para continuar en la lucha.

Sin embargo aquí estamos, seguimos de pie trabajando por los derechos humanos de las mujeres. No podemos olvidar la historia, las malas historias, hasta que la vida sea mejor. Ese es el motor que nos mueve, porque el abuso y la violencia no terminan.

Hace no menos de 20 años la vi llegar… Estuvo en la reunión de mujeres. Se fue, regresó a su comunidad. Tres años más tarde, me dieron la fatal noticia: el marido la mató.

Cuando regresó de aquella reunión de mujeres, el marido ya la esperaba con machete en mano. Los vecinos del ejido, tierra comunal, se pusieron en contra de la mujer que quería «saber más de otras mujeres». Le dijeron al marido que le andaba «poniendo el cuerno». ¡Qué reunión de mujeres, ni qué nada, te ves con otro!’, le reclamaba el marido.

Y bajo ese argumento, le quitó la vida a la mujer. Las y los vecinos nada dijeron. Y el reporte de defunción: ‘muerte natural’.

Desde entonces, cargo conmigo la muerte de la mujer de cabello trenzado. Aquí la traigo atada a mi espalda. Va por ella, por mí, por nosotras, por la lucha.

Una mujer de 70 años rememoró: «Pero, mujer, si en los tiempos de la mamá de mi mamá bien lo decían: pa’ evitar malos tratos y golpes, lo único que tienes que hacer tan pronto y llegue tu marido borracho, es echarte un puño de tachuelas o clavos a la boca. Para que no le provoques».

«Así –continuó la mujer– si te dice algo que te moleste y te de ‘muina’ y ansia de contestar, sentirás el piquete, te dolerá, te aguantarás y no le contestarás. Y así, la fiesta seguirá en paz».

Qué ganas de que esos tiempos ya estén atrás, solo en el pasado, solo en el recuerdo. Por ello, por ellas, por nosotras, seguimos luchando.

EL 8 DE MARZO

A un siglo del inicio de la revuelta de las primeras mujeres, la lucha de la hoy llamada igualdad genérica continúa en su afán de garantizarle a las mujeres, a más de la mitad de la población mundial, sus derechos.

Derechos de igualdad, de equidad laboral, de participación política, al derecho al voto y, por supuesto, su real derecho natural a la interrupción del embarazo.
La agencia de noticias AP destacó que uno de los principales acontecimientos de este año fue el IV Encuentro de Mujeres por un Mundo Mejor, en Liberia, promovido por la presidenta Ellen Johnson Sirleaf que se centra en el futuro de las mujeres en el mundo.
Entre las cerca de 400 personalidades estuvieron la secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton y la canciller alemana Angela Merkel.

El Encuentro fue un momento importante para Liberia, que todavía está recuperándose de una guerra civil (1989-2003) y que por primera vez desde fines de los años 70 es la anfitriona de un acto de tal magnitud.

Antes de este Encuentro de Liberia hay toda una historia de reuniones a favor de las mujeres. Se recuerda que el Día Internacional de las Mujeres, concebido en 1910, fue reconocido por las Naciones Unidas en 1977. En realidad, el origen de la celebración de los derechos de las mujeres en un día preciso es norteamericano, pero como muchas de estas fechas simbólicas, es objeto de varias reivindicaciones.

En este país, el ya desaparecido Partido Socialista de Estados Unidos celebró un Día Nacional de la Mujer el 28 de febrero de 1909.

Un año después, durante una Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, realizada en Copenhague, se planteó la idea de un día internacional para festejar al género femenino.

El 19 de marzo de 1911, se celebró por primera vez en Austria, Dinamarca, Alemania y Suiza: más de un millón de mujeres y de hombres salieron a las calles.

Una gran manifestación de mujeres en la ciudad de San Petersburgo (Rusia) el 8 de marzo (23 de febrero en el calendario ruso) de 1917, para protestar por el precio del pan y dar la bienvenida a los soldados que regresaban a sus hogares del frente de la Primera Guerra Mundial, ayudó al estallido de la Revolución Rusa y a fijar esa fecha en la historia.

Actualmente, la tradición del 8 de marzo sigue siendo fuerte en los países comunistas. En China, por ejemplo, las mujeres que trabajan tienen medio día libre.

En otras naciones, este día cobró mayor vigor gracias a los movimientos feministas de los años 70, cuando las mujeres aprovecharon el simbolismo de esa fecha para reforzar sus exigencias de iguales derechos políticos y sociales.

En 1977, el 8 de marzo fue declarado oficialmente por la Asamblea General de la ONU como el Día de las Naciones Unidas para los Derechos de las Mujeres y la Paz Internacional.

En 1995, durante una Conferencia de la ONU en Pekín, representantes de 189 países acordaron que las desigualdades de género afectaban al bienestar de la población mundial, tanto a hombres como a mujeres.

Así, vamos por más… la lucha continúa.

* Periodista y feminista. Corresponsal de Cimacnoticias en Nueva York.

09/LPB/GG

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